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Encuentro de Solidaridad con la Revolución Bolivariana

Desde Venezuela, crónica de una gente sencilla

Fuentes: Rebelión

Durante tres días de mesas redondas y conferencias, intelectuales, trabajadores, estudiantes y ciudadanos conmemoran un año de la reinstauración de la democracia en Venezuela tras el intento de golpe de Estado. En una cualquiera de las conferencias, cientos de gentes sencillas llenan la sala. Por primera vez, los humildes, los desheredados han podido acceder a […]

Durante tres días de mesas redondas y conferencias, intelectuales, trabajadores, estudiantes y ciudadanos conmemoran un año de la reinstauración de la democracia en Venezuela tras el intento de golpe de Estado. En una cualquiera de las conferencias, cientos de gentes sencillas llenan la sala. Por primera vez, los humildes, los desheredados han podido acceder a lugares como el Teatro Teresa Carreño, sitio hasta hoy vetado para ellos y de uso exclusivo de los oligarcas.

Gente sencilla, que me pide un bolígrafo para escribir el nombre del ponente y me pregunta donde debe pulsar para que salga la mina. Gente que se quita los zapatos durante las charlas porque su estado habitual es ir descalzo. Son actos y conferencias donde no se oyen teléfonos móviles y los asistentes constantemente aplauden, silvan cuando oyen el nombre de algún golpista, gritan, levantan la voz. En una palabra, que participan y se sienten actores y protagonistas.

Desde el año 1992, en El Salvador, no recuerdo a un pueblo con esta euforia por haber recuperado su protagonismo y su compromiso. Hay intervenciones de diez minutos que necesitan media hora debido a los aplausos.

Son personas que te paran por la calle para transmitirte su ilusión, su pasión. Una anciana nos enseña una copia de la Constitución y me dice: «Mira, mi hijo, hasta ahora nadie aquí se preocupó de darnos formación, explicarnos las leyes… Hoy, este gobierno nos explica las leyes, nos da copias para que participemos, no nos roba el derecho a ser ciudadanos».

Ciudadanos que están orgullosos de su país y de su revolución. «Y a usted, ¿qué le parece el proceso?», es la pregunta que más me han hecho en la calle. Y lo dicen orgullosos de ese «proceso». ¿Alguien se imagina a los españoles preguntando orgullosamente a los extranjeros qué les parece nuestra monarquía parlamentaria?

Tras el intento de golpe de Estado, lo venezolanos saben quienes son sus enemigos: grandes empresarios, gerentes y sindicalistas corruptos, pero sobretodo los medios de comunicación.

En el estrado, la periodista comunitaria Blanca Eekout denuncia con vehemencia y pasión la mentira contada a Venezuela y al mundo por los medios durante el golpe de Estado. Los medios acusaron a Chávez de la responsabilidad en la muerte de los manifestantes del 11 de abril y encarcelaron a varios militantes chavistas. Ayer fui a un acto de homenaje a los muertos en Puente Llaguno. Era un acto chavista, porque prácticamente todos los muertos eran chavistas. Me lo dice el representante de la Asociación de Víctimas (Asovic), mientras me da un folleto con la foto y trayectoria de cada uno de los muertos. Blanca Eekout lo expresa indignada: «Pusimos los muertos y los presos».

Con este Encuentro de Solidaridad con la Revolución Bolivariana, la revolución de Venezuela ha roto las fronteras. Ha dejado de ser exclusiva de los venezolanos, la han compartido con todos nosotros. Mantenerla y reforzarla ha dejado de ser responsabilidad exclusiva de los venezolanos para ser una misión de todos los hombres y mujeres del mundo que apostamos por otro mundo con justicia y dignidad para todos los ciudadanos. Un mundo enfrentado a los imperios que invaden, los medios que engañan y los poderosos que roban. Aquí, ahora, en este Encuentro, está ahora el pueblo venezolano, con sus envejecidos bolsos, con sus artesanales pancartas, en una palabra, con su voz. La voz recuperada, la voz del pueblo.