Si en años pasados, el llamado robo de cerebro a las naciones en desarrollo se realizaba en forma sutil y sin propaganda, en estos tiempos resulta todo lo contrario y para su consecución se utilizan a los grandes medios de comunicación y las poderosas redes de internet. Uno de los casos más relevantes es el […]
Si en años pasados, el llamado robo de cerebro a las naciones en desarrollo se realizaba en forma sutil y sin propaganda, en estos tiempos resulta todo lo contrario y para su consecución se utilizan a los grandes medios de comunicación y las poderosas redes de internet.
Uno de los casos más relevantes es el de la página Web de la multimillonaria corporación Yahoo. Desde hace meses, en cuanto un internauta abre su correo electrónico, inmediatamente al lado derecho de la pantalla aparece un llamativo y bien diseñado anuncio que indica: Obtenga su Green Card, Estados Unidos otorga 50 000 plazas; usted puede obtenerla.
Entonces, el interesado debe llenar un formulario que se enviará por la misma vía, en forma gratuita y los encargados de procesar los datos escogerán las diversas categorías de profesionales que les hacen falta.
Nunca, como es lógico, entrarán en esta especie de «sorteo» selectivo, obreros, campesinos, empleadas domésticas y otros miles de millones de personas que en primera no tienen acceso tan siquiera a una computadora y que por otra parte no cuentan con el nivel escolar requerido.
Esa es una de las numerosas formas mediante las cuales las naciones desarrolladas roban médicos, ingenieros, físicos, matemáticos y todo tipo de intelectuales que, con enorme trabajo y costo para sus débiles economías han logrado formar los países del llamado Tercer Mundo.
Una reciente publicación del Banco Mundial (BM), editada por el economista Maurice Schiff bajo el nombre de Migración Internacional, Remesas y Fuga de Cerebros, afirma que algunas de las naciones económicamente más vulnerables del mundo son víctimas de esa dañina práctica.
En el estudio se destaca que 8 de cada 10 haitianos y jamaicanos con títulos universitarios viven en el extranjero, así como más del 50 % de los graduados en altos centros de estudios de Centroamérica y el Caribe.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) en otro documento muy similar al del BM indica que además de las dos naciones citadas, otras dos aparecen por encima en ese peyorativo renglón: Guyana con 86 % y Surinam con 90 % de profesionales emigrantes.
Los representantes de India y Tanzania denunciaron en el Foro Económico efectuado en la ciudad Suiza de Davos que cada vez son más profundos los abismos creados entre el Norte industrializado y el Sur empobrecido y en esa dirección el Primer Mundo propone lucrativas remuneraciones a los científicos e investigadores que logran prepararse a fuerza de mucho tesón en las naciones subdesarrolladas.
El ministro indio de Finanzas, Yashwant Sinhya señaló que con enormes sacrificios y muchas veces reduciendo presupuestos de otras esferas, las autoridades de algunos países del Sur invierten fuertes sumas para pulir determinados talentos, los cuales son aprovechados más tarde por otros Estados.
En Africa subsahariana, los trabajadores calificados conforman solo el 4 % de toda la fuerza laboral pero a la par estos conforman el 45 % de las personas que se marchan del país en busca de nuevos horizontes.
Africa con 600 millones de habitantes y solo 600 000 galenos y enfermeras, necesita otro millón de profesionales de la salud para poder alcanzar los objetivos de Desarrollo de la Cumbre del Milenio, metas que ya muchos indican será imposible.
El informe del BM puntualiza que la mayoría de estos profesionales universitarios emigra a Estados Unidos, al igual que a la Unión Europea, Australia y Canadá. De hecho, Canadá y Australia tienen la mayor proporción de inmigrantes educados.
El doctor Fitzhugh Mullan, de la Universidad George Washington señala en un artículo publicado en la revista New England Journal of Medicine que el porcentaje de galenos inmigrantes empleados es de 35 % en Nueva Zelanda, 32 % en el Reino Unido, 26 % en Canadá, 24 % en Estados Unidos, 22 % en Australia y 15 % en Noruega.
Esto significa que solo por concepto de formación de médicos, las naciones menos favorecidas subsidian a las ricas en 500 millones de dólares cada año, según calculan los analistas. La mayoría de los profesionales provienen de países sumamente pobres con graves problemas fito-sanitarios y entre ellos aparecen 12 de América Central, el Caribe y Africa Subsahariana.
La deshonesta práctica permite que los estados industrializados acaparen las patentes de descubrimientos e inventivas en el orbe. Datos de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual indican que en el 2000 se concedieron 824 000 patentes en todo el planeta y el 77 % correspondió a las naciones industrializadas.
Pero lo más relevante es que la mayor parte de esos premios fueron entregados a personas o entidades no residentes y por tanto los descubrimientos, conocimientos científicos y autorización de comercialización quedan en manos del país receptor del emigrante.
El robo, rapiña o saqueo de cerebros afecta únicamente a los menos desfavorecidos de este mundo que al final solo deben conformarse con la migajas de las remesas que les representan el éxodo de emigrantes, las cuales no alcanzan para volver a formar ni una décima parte de los profesionales perdidos y menos aun para sufragar el perjuicio social y económico que el éxodo significa para sus coterráneos.