«Durante la primera mitad de mi vida no entendía nada. Crecí rodeado de estantes llenos de libros, sin comprender por qué mi abuelo, un profesor universitario, era pobre de solemnidad, ni por qué la gente de mi edad esni faba pegamento y de mayor quería ser gángster.» Éste es uno de los fragmentos más reproducidos […]
«Durante la primera mitad de mi vida no entendía nada. Crecí rodeado de estantes llenos de libros, sin comprender por qué mi abuelo, un profesor universitario, era pobre de solemnidad, ni por qué la gente de mi edad esni faba pegamento y de mayor quería ser gángster.» Éste es uno de los fragmentos más reproducidos estos días por la prensa alemana de Exodus (Berlín, Matthes & Seitz), la primera novela de Piotr Silaev (Moscú, 1985), recientemente traducida al alemán.
Exodus es uno de los últimos libros en aparecer en Alemania sobre las experiencias de la primera generación post-soviética, sin recuerdos de la URSS. En el caso de Silaev, sobre la izquierda autónoma de Moscú a finales del siglo XX y comienzos del XXI, a la que el autor perteneció. A pesar de ser bastante desconocida fuera de Rusia (e incluso en Rusia misma), la extrema izquierda extraparlamentaria no comunista (desde el anarcosindicalismo hasta el antifascismo de inspiración autónoma) se reavivó durante la perestroika de Gorbachov, pero las pocas posibilidades de crecimiento hicieron que su presencia se redujese rápidamente a las grandes ciudades, y en éstas, a la subcultura punk y la militancia antifascista. Muchos de ellos decidieron continuar si militancia desde los sindicatos o en iniciativas ecologistas.
Silaev vivió como protagonista los enfrentamientos entre asfascistas y militantes de la extrema derecha -el libro no ahorra detalles en las escenas de violencia-, normalmente en las últimas estaciones de la Elektrichka (equivalente a los trenes de cercanías), los conciertos de hardcore en los sótanos de los suburbios o las estrafalarias manifestaciones del Primero de mayo en la capital rusa, donde a la cola de la marcha se mezclaban desde los nacional-bolcheviques seguidores del escritor Eduard Limónov y nacionalistas ultraortodoxos hasta cosacos, grupúsculos estalinistas y anarcosindicalistas. A pesar de que la novela no es propiamente autobiográfica, los paralelismos son evidentes, y, según el propio Silaev en declaraciones a Kulturportal Russland , muchas de las informaciones son incluso reales. Como contrapunto de la historia, el hilo narrativo se ve interrumpido por la biografría de tres personajes -el músico de blues Blind Willie Nelson, el cantante de punk rock GG Allin y el terrorista neoludita Theodore Kaczynski (más conocido como ‘Unabomber’)-, un recurso que sirve para iluminar algunos de los aspectos más dramáticos, pero también (tragi)cómicos de la vida de los militantes que acompañaron al autor a lo largo de aquellos años. Para los lectores no-rusos hay al final del libro un apartado de notas del mismo autor explicando algunos de los episodios de la narración. Sobre las manifestaciones del Primero de mayo, por ejemplo, escribe Silaev: queríamos participar en la vida política, ni que fuera un poco, asistiendo a marchas o manifestaciones. Pero por desgracia, en Rusia no había a comienzos de siglo ningún movimiento de izquierda para los jóvenes. […] La izquierda se reducía a viejos estalinistas a los que les faltaba un tornillo o a freaks con ideas incomprensibles.»
Piort Silaev escribió Exodus en Grecia a finales del 2008. La novela se publicó por vez primera en la revista literaria rusa Znamya con el seudónimo de DJ Stalingrad, y, más tarde, en la editorial Moskvá en edición de bolsillo. Después de participar en una protesta contra la construcción e la autopista Moscú-San Petersburgo en la zona próxima al bosque de Khimki (óblast de Moscú) que terminó con la intención de entrar por la fuerza en el ayuntamiento del municipio, las autoridades rusas emitieron una orden de detención contra Silaev, que huyó a través de Bielorrusia a Finlandia, donde fue reconocido como refugiado político. En el exilio, Silaev escribió diversos artículos de política para el portal OpenSpace.ru con el seudónimo de Petya Kosovo, algunos de los cuales generaron cierta polémica («nosotros podemos hacer lo que vosotros [los europeos] ya no estáis en posición de realizar», escribió en uno). En un viaje a España meses después fue detenido por la Policía Nacional, obedeciendo a una orden emitida por la Interpol a petición de Rusia. Silaev pasó ocho días en una prisión de alta seguridad mientras las autoridades españolas consideraban su extradición, que finalmente fue rechazada. Silaev hubo de presentarse todas las semanas en un tribunal de Sevilla como prueba de que no había abandonado el país hasta que, a principios de 2013, su caso fue archivado y pudo regresar a Finlandia. La organización FairTrials trata ahora de que se borre su nombre de la lista de la Interpol.
Exodus no es únicamente interesante como documento de época, sino por la sinceridad con la que el protagonista confiesa, por ejemplo, apaciguar sus frustraciones y su desorientación personal con actos de violencia contra militantes de la extrema derecha, los cuales se convierten, en última instancia, en la verdadera razón de ser del movimiento, uno de los aspectos precisamente más criticados del autonomismo alemán. «No teníamos nada, ningún objetivo ni principio», escribe Silaev en Exodus , «pero del legado de cien años de movimiento comunista nos quedaba todavía el anhelo.»
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