Hoy, 1 de mayo de 2018, es el tercer Día del Trabajador con Mauricio Macri como presidente de la Argentina. Durante su presidencia, iniciada en diciembre de 2015, las trabajadoras y trabajadores argentinos han sufrido un fuerte deterioro en sus condiciones laborales. Esta situación se puede constatar en la pérdida de poder adquisitivo que sufrió […]
Hoy, 1 de mayo de 2018, es el tercer Día del Trabajador con Mauricio Macri como presidente de la Argentina. Durante su presidencia, iniciada en diciembre de 2015, las trabajadoras y trabajadores argentinos han sufrido un fuerte deterioro en sus condiciones laborales. Esta situación se puede constatar en la pérdida de poder adquisitivo que sufrió el salario, el aumento de la informalidad laboral, el cambio de composición en el empleo hacia tareas de menor calidad y la pérdida de derechos laborales.
Lo sucedido en la primera mitad del mandato macrista amenaza con profundizarse en 2018. Mientras los aumentos salariales están perdiendo con la inflación, asoma en el horizonte el proyecto de reforma laboral para flexibilizar el mercado de trabajo.
Pérdida de poder adquisitivo
Desde que asumió Macri los precios subieron por encima de los salarios, dando lugar a una pérdida de poder adquisitivo. Al analizar la evolución del poder de compra de los trabajadores registrados -de los que se cuenta con datos más fiables- se observa una caída en 2016 (-6,5%) que no fue compensada por la leve recuperación de 2017 (+2,4%). En el acumulado, la baja de salario real es de -4,2%.
En 2018 la pérdida se profundizaría, a juzgar por la evolución de los precios y los resultados de las negociaciones salariales en curso. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en diciembre de 2017 la inflación se ubicó en 24,8% y, según el relevamiento de opinión del Banco Central, para diciembre de 2018 se ubicaría en 20,3%. A pesar de este escenario inflacionario, los funcionarios del gobierno nacional han planteado que los salarios deben aumentar en el año, como máximo, un 15%. En tanto, otros componentes de la inflación -como las tarifas de los servicios públicos y el tipo de cambio- se han incrementado un 35% y un 20% sólo en los últimos cinco meses. El gobierno ha elegido al salario como la variable clave para desacelerar la inflación.
Actualmente, diversos sectores han cerrado acuerdos salariales en línea con la propuesta del gobierno del 15% (comercio, construcción y transportistas, son algunos de ellos) y otros se encuentran en proceso de negociación (bancarios, metalúrgicos y docentes, etcétera)[1]. De cumplirse esta pauta salarial y el aumento de precios proyectado en el relevamiento de expectativas del Banco Central, el salario real caería un 4,5% en 2018 y acumularía en tres años una baja 8,5%[2].
Gráfico 1. Salario, Inflación y Salario Real (variaciones anuales)
Fuente: elaboración propia en base a RIPTE (ANSES), IPC-CABA, INDEC y BCRA.
*Para 2018 se presenta el objetivo de paritaria del gobierno y la proyección de inflación relevada por el Banco Central.
Por su parte, el salario mínimo se encuentra experimentando una caída aún mayor. Entre noviembre de 2015 y diciembre de 2017 pasó de $5.588 (588 dólares) a $8.860 (466 dólares). En términos reales esto significó una caída de 10,6%, sólo en dos años. Este indicador es muy relevante ya que los salarios de los trabajadores no registrados tienden a moverse en línea con el salario mínimo.
Cambio en la composición del empleo
Uno de los datos más relevantes del periodo es el cambio en la composición del empleo privado registrado. Los datos del Ministerio de Trabajo y Empleo dan cuenta de una pérdida de puestos de trabajo en los sectores productores de bienes y un incremento en el sector servicios. En términos de la calidad del empleo, esta modificación no es inocua.
Los sectores que perdieron empleo ofrecen, en promedio, mayores remuneraciones que los que crecieron. Algunos números grafican esta situación claramente. Desde noviembre 2015 se perdieron 47,8 mil puestos de trabajo en bienes y se ganaron 68,4 mil en servicios. La remuneración de los primeros es de $28.895 mientras que la de los segundos es de $24.927 (salario promedio de 2017).
Al descomponer por sectores se observa que la mayor pérdida tuvo lugar en la industria (-68,6 mil puestos de trabajo), que fue golpeada fundamentalmente por las políticas de apertura comercial. En cambio, la mayor suba tuvo lugar en comercio (+26,9 mil puestos de trabajo). La remuneración promedio de los trabajadores industriales en 2017 fue de $31.277 y la de los de comercio $23.505, un 33% menos. De hecho, parte del crecimiento del empleo en comercio estuvo dado porque los empleadores registraron nuevos trabajadores en esa rama sin necesariamente pertenecer a ella, a fines de ingresar a un convenio colectivo más laxo y pagar menores remuneraciones.
Según los datos oficiales, el empleo privado registrado creció en todo el periodo analizado (+20,6 mil puestos de trabajo). Sin embargo, es preciso analizar la evolución del sector de la construcción para dar cuenta de la fragilidad de esta situación. Éste acumula desde el inicio de la gestión macrista 18,9 mil puestos de trabajo nuevos, prácticamente lo mismo que todo el empleo creado. Esta evolución estuvo marcada por una profunda volatilidad. Entre noviembre de 2015 y junio de 2016 el sector había perdido 42,4 mil empleos mientras que desde esa fecha a febrero 2018 creó 61,2. La principal causa detrás de estos vaivenes es la poca estabilidad temporal de los contratos del sector[3] y el rol del gasto del Estado en la obra pública. En 2016 este último sufrió un fuerte ajuste y en 2017, año electoral, un impulso. Para 2018 se espera una desaceleración de los gastos de capital que puede impactar en el empleo.
A su vez, la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo da cuenta que entre el tercer trimestre de 2015 y el mismo periodo del 2017 cayeron los contratos por tiempo indeterminado (-0,8%) mientras crecieron aquellos por tiempo determinado (16,5%).
Cuadro 1. Variación del empleo privado registrado y remuneración por sector
Fuente: elaboración propia en base al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
*Variación desestacionalizada entre noviembre 2015 y febrero 2018
**Remuneración promedio de 2017
Aumento de la informalidad
Además del cambio de composición del empleo privado registrado hacia tareas de menor remuneración, también se registró un aumento en la proporción de trabajadores informales. Según la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el INDEC la informalidad laboral sufrió un incremento de 1,2 puntos porcentuales entre 2015 y 2017. Actualmente, el 33,9% de los trabajadores no cuentan con derechos laborales. La alta tasa de informalidad se ha convertido en un problema estructural de la economía argentina durante las últimas décadas y con Macri se ha profundizado.
A diferencia de los trabajadores formales, los informales no cuentan con los derechos dispuestos por la Constitución, como aportes jubilatorios, obra social, salario anual complementario, vacaciones pagas, límite horario a la jornada laboral, entre otros.
Gráfico 2. Tasa de asalariados sin descuento jubilatorio (informalidad laboral)
Fuente: INDEC-EPH
La reforma laboral
A futuro, el gobierno apunta a reformar fuertemente la legislación laboral bajo el argumento de que la normativa vigente se encuentra obsoleta y desalienta la llegada de inversiones. En este sentido, se están impulsando drásticos cambios que aparentan ser sumamente agresivos para los derechos de los trabajadores. Como ya analizamos en otras publicaciones[4] esta reforma consiste en:
– Reducir las indemnizaciones por despido: la indemnización se calculará sobre el monto básico de la remuneración y no ya sobre el ingreso normal del trabajador (que generalmente excede al básico). A su vez, se propone la creación de un fondo para indemnizaciones que se financiaría por empleadores y empleados.
– Flexibilizar la jornada laboral: ésta podría extenderse de 8 a 10 horas sin pago de horas extra. La contraprestación sería una compensación horaria en otro momento, a decidir por el empleador.
– Eliminar la responsabilidad solidaria: ante problemas en una actividad tercerizada, el trabajador sólo podría iniciar juicio a la empresa que lo contrató y no a la empresa principal para la que efectivamente realiza la tarea.
– Regularizar nuevas formas de contratación: esto implica validar formas que antes eran consideradas como fraude laboral por no incluir los derechos laborales dispuestos en la Constitución.
Cabe destacar que, bajo el argumento de atraer inversiones, el gobierno ha realizado diversas medidas como la apertura comercial y financiera, y la reforma fiscal (entre otras rebajas impositivas) sin que ello haya implicado un crecimiento de las inversiones locales ni extranjeras[5]. Asimismo, a juzgar por la historia argentina reciente, este tipo de medidas no han tenido buenos resultados. Durante la década de los ´90 se aplicaron diversas medidas de flexibilización laboral a fin de crear empleo, pero en ese entonces el desempleo pasó de 6,5% en 1991 a 17,4% en 2001 (datos: INDEC).
Conclusiones
Desde diciembre de 2015 hasta la fecha las condiciones laborales en Argentina se han deteriorado y continuarían haciéndolo. El salario real profundizará su caída de acuerdo a los resultados de las negociaciones salariales y las proyecciones de inflación. La composición del empleo seguirá deteriorándose en la medida que las políticas económicas no apoyen a los sectores con trabajo de mayor calidad. La informalidad continuará aumentando a menos que el gobierno no intensifique controles. De hecho, probablemente, con la reforma laboral se legalicen formas de contratación precarias.
Los trabajadores parecen haberse convertido en una variable de ajuste. En el ideario del gobierno la reducción salarial y la flexibilización de las condiciones de trabajo contribuirán a atraer inversiones extranjeras. Pero ¿hasta qué punto habría que deteriorar las condiciones de trabajo para que esto suceda? Y, en ese caso ¿a quién beneficiarían esas inversiones?
Notas:
[1] Para un desarrollo de este punto ver: https://www.celag.org/reducir-el-salario-real-un-objetivo-central-del-gobierno-de-macri/
[2] Otras estimaciones contemplan un aumento salarial superior a la meta como resultado de las negociaciones y, por tanto, una inflación superior. Tal es el caso del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP) que proyecta una caída del salario real de 4,1% a partir de una paritaria promedio del 18%.
[3] Por ejemplo, tienen un régimen especial de indemnización que abarata los despidos.
[4] http://www.celag.org/tres-reformas-definen-programa-economico-macri/
[5] Las mismas se ubican en niveles similares a 2015.
Pablo Wahren, investigador CELAG.
Fuente: http://www.celag.org/deterioro-de-derechos-y-condiciones-laborales-en-la-era-macri/