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Deuda externa: el cáncer de la economía paraguaya

Fuentes: Argenpress

Como a todo el Tercer Mundo, a Paraguay se le hace cada vez más difícil atravesar el túnel que lo alejaría del hambre y la miseria, sobre todo por el creciente peso de los compromisos que en otros tiempos contrajeran gobernantes corruptos.Con una deuda externa que ya alcanza los 2.465 millones de dólares, esta nación […]

Como a todo el Tercer Mundo, a Paraguay se le hace cada vez más difícil atravesar el túnel que lo alejaría del hambre y la miseria, sobre todo por el creciente peso de los compromisos que en otros tiempos contrajeran gobernantes corruptos.

Con una deuda externa que ya alcanza los 2.465 millones de dólares, esta nación sudamericana está obligada a utilizar sus escasos recursos en devolver los préstamos y, como consecuencia, a lamentar la pobreza que ya alcanza a la mitad de sus habitantes.

Consciente de que esos débitos representan el más grave obstáculo para el desarrollo de su pueblo, el presidente Nicanor Duarte consideró el foro internacional que sesionó en los últimos días en la ONU como una plataforma acorde para alzar la voz contra la deuda que los devora.

Y mientras el gobernante pedía en Nueva York una redefinición del pago de dichos adeudos, los campesinos reclamaban desde su tierra la cancelación de esos saldos en pos del desarrollo social y humano.

Por más esfuerzo que se haga -insistieron- ese es uno de los problemas básicos que terminará por poner en crisis definitiva a los países latinoamericanos y, sobre todo, generalizar la miseria.

La deuda del conjunto de los países empobrecidos, así como su pago (amortización del capital más intereses) crece constantemente desde hace casi 20 años, a pesar de que esas naciones han ido cumpliendo con el pago de sus débitos a lo largo de estas dos décadas.

En el caso paraguayo, la deuda externa con los gobiernos, bancos y organismos multilaterales de crédito se triplicó en los últimos 10 años; y la economía nacional, en cambio, entró en una creciente recesión que extendió la pobreza.

En sus estadísticas, el Ministerio de Hacienda indica que de 832 millones de dólares en 1994, la deuda alcanzó los 1.880 millones en el 2003.

Duarte anunció que su país, junto a Argentina y Brasil, iniciará una serie de negociaciones para lograr la reconsideración de la deuda externa en lo que se refiere al vencimiento y a los montos a ser pagados.

El Presidente aseguró que su gobierno dará prioridad el próximo año al gasto social para combatir la pobreza, y advirtió al Primer Mundo que no puede pagarse la abultada deuda a costa del sufrimiento de los más necesitados.

Ante la creciente y galopante miseria que sufren muchos países en vías de desarrollo ‘no se puede honrar un pesado servicio de la deuda externa’, remarcó.

Consecuente con el criterio de que la solución depende de la voluntad política de las economías más ricas, Duarte subrayó la necesidad de ‘sentar las bases de un desarrollo sostenido y equitativo que asegure la capacidad de honrar dichos compromisos, sin arrojar a nuestros pueblos en la miseria sin remedio’.

Apostó entonces por atender primero a los ‘desposeídos antes que cumplir con el pago de la pesada deuda’, y valoró la propuesta de canjear la deuda externa por programas sociales para combatir el hambre y la pobreza en el mundo.

Pero fuera del 59º Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, uno de los representantes del sector más excluido de la sociedad paraguaya, el campesinado, propuso al gobierno la suspensión durante cinco años del pago de esos gigantescos montos.

El problema de la deuda externa y su pago correspondiente representa para nosotros más miseria, más desempleo, más pobreza crítica, más atraso y más dependencia. Es el cáncer de nuestras economías y de todo el ordenamiento social, remarcaron.

Al recordar que el Estado paga anualmente 300 millones de dólares por ese concepto, Antonio Gayoso, dirigente de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas, consideró que ese dinero debía utilizarse en la compra de tierras para los labriegos, la construcción de caminos y escuelas.

Según sus cálculos, si se suspenden las obligaciones ‘en cinco años habría mil 500 millones de dólares, dinero suficiente para comprar tierra para las 300 mil familias que no tienen un lugar donde cultivar para vivir dignamente’.

Para este integrante del multisectorial Frente de Lucha por la Vida y la Soberanía, los organismos financieros internacionales ‘deben reclamar el dinero a la gente que le prestaron’.

‘Si fue al general Andrés Rodríguez (1989-1993), al presidente Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) o al presidente Luis González Macchi (1999-2003), que les pida a ellos y no al pueblo’, apuntó, al tiempo de rememorar la corrupción predominante allí en las últimas décadas.

También en la 47 Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO, realizada en Ginebra entre los días 8 y 11 de Septiembre, Paraguay propuso junto a los demás países de América Latina el canje de la deuda externa de los países en desarrollo por educación.

‘¿Qué hace un país que tiene que elegir entre educar y alimentar a sus hijos o pagar sus deudas? Creemos que el tema se debe considerar y actualmente se está trabajando en propuestas concretas’, expresó la viceministra de Educación, Marta Lafuente.

‘Los países de América Latina, con el apoyo de Africa, hicimos esta propuesta porque consideramos que es justo que se permita romper el círculo de pobreza’, manifestó ante las autoridades educativas de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

‘Hoy Paraguay está como está porque no invirtió en educación. Es pobre porque no invierte en educación y no invierte en educación porque es pobre y tiene que pagar deudas’, recalcó la viceministra.