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Los inmigrantes: el correo basura de la globalización

«Devuélvase al remitente»

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Los nombres que el Servicio Nacional de Inmigración y Control de Aduanas de USA (ICE) coloca a sus operativos lo dice todo sobre la lógica tras la actual política de inmigración de ese país.

Entre las denominaciones más sugestivas está la de la actual Operación «Devuélvase al Remitente,» una de los mayores operativos de este tipo en la historia de USA. El programa, supuestamente destinado a los «extranjeros fugitivos,» ha resultado en la redada indiscriminada de más de 13.000 inmigrantes indocumentados en ciudades de todo USA. El cínico apelativo dado a esta operación aún más cínica implica un remitente, un destinatario – y un objeto. El objeto, o mejor dicho, los objetos, son los trabajadores inmigrantes y sus familias.

La Operación Devuélvase al Remitente es una política instrumentalista que ignora la humanidad de los trabajadores inmigrantes. Se niega a reconocer que los inmigrantes tienen esperanzas y sueños, que tienen una necesidad legítima de comer, pensar y actuar. Niega los vínculos familiares y las relaciones afectivas. También ignora el papel central que los trabajadores indocumentados juegan en la economía de USA y los factores que los llevaron al país en primer lugar.

En breve, la Operación Devuélvase al Remitente se basa en la premisa de que millones de trabajadores indocumentados que se encuentran actualmente en USA son poco más que correo basura de la globalización.

¿Quién es el remitente?

Una gran proporción de las detenciones en la Operación Devuélvase al Remitente han sido mexicanos, lo que es lógico ya que la mayoría de los inmigrantes indocumentados son de esa nacionalidad. Según el experto en inmigración Raúl Delgado Wise de la Universidad de Zacatecas, México es actualmente el campeón mundial en la exportación de su propia gente, con 11 millones de mexicanos que residen actualmente en USA. La fuga migratoria de la población mexicana se ve en las estadísticas demográficas, en las que 800 localidades registran ahora un crecimiento negativo.

La razón para esta masiva emigración es evidente. México no produce suficientes puestos decentes de trabajo para su gente – y USA contrata. Entre 2000 y 2005, México perdió 900.000 puestos de trabajo rurales y 700.000 en la industria. El presidente Felipe Calderón tuvo un mal comienzo en su intento de invertir esta tendencia. Las estadísticas gubernamentales para los primeros dos meses de su gobierno mostraron una pérdida de 178.370 puestos de trabajo en el sector formal. El futuro no parece más promisorio. Un reciente estudio empresarial del Banco de México proyectó 615.000 nuevos puestos de trabajo para este año, lo que representa una baja de 300.000 en comparación con el año pasado y está muy por debajo del más de un millón que se estima son necesarios para absorber la cantidad de mexicanos que entran al mercado laboral cada año.

El creciente desempleo y la masiva fuga laboral son los resultados de la manera desequilibrada como México se ha integrado a la economía global. Raúl Delgado Wise lo dice brutalmente: «La estrategia que México ha seguido en el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) y la indiscriminada liberalización del comercio detonaron un explosivo crecimiento en la emigración.»

El Frente Nacional Campesino estima que dos millones de agricultores han sido desplazados desde el NAFTA, en muchos casos en relación con el aumento de las importaciones de USA. En 1994, el primer año del acuerdo, USA exportó 4.590 millones de dólares de productos agrícolas a México, según el Departamento de Agricultura. En 2006, la cifra había aumentado a 9.850 millones de dólares – un incremento de un 114%. Las exportaciones de USA de maíz, el cultivo base de México y la mayor fuente de empleo rural, se duplicó por si sola a más de 2.500 millones de dólares en 2006.

La actual situación ha sido creada por esta combinación de desempleo en México, la inmensa brecha entre los salarios en USA y México, y la demanda de mano de obra barata en USA para poder competir en los mercados globales. En otras palabras, el mercado internacional de la mano de obra escribe las direcciones y franquea los sobres.

El gobierno mexicano no decidió explícitamente el envío esas misivas humanas a USA. A pesar del lugar central que las remesas han tomado en la economía con el pasar de los años, ninguna política nacional se orientó a exportar ciudadanos capaces al exterior. En realidad, se suponía que NAFTA solucionaría los problemas de emigración y disminuiría la presión para buscar trabajo en USA.

Sin embargo, la economía mexicana se ha beneficiado del predicamento. Guillermo Ortiz, jefe del Banco central de México informó recientemente que las remesas en 2006 aumentaron al monto más elevado de todos los tiempos de 23.540 millones de dólares – un 20% por sobre el año anterior.

Como segunda fuente de ingresos externos después de los del petróleo, las remesas han sido un factor importante en la reducción de la pobreza extrema en el campo. Mientras el Banco Mundial, entre otros, cita al NAFTA y a los programas de ayuda a la pobreza del gobierno mexicano en relación con el logro de ese objetivo, un informe de 2005 del Banco de México pone las cosas en su lugar: las familias pobres reciben más ayuda de las remesas que de todos los programas gubernamentales en su conjunto.

Esta contradicción ha llevado a los críticos a culpar al gobierno mexicano de fomentar la emigración por su dependencia económica de los ingresos proveniente de los emigrantes. Pocos políticos mexicanos subrayan explícitamente el papel de las remesas en el contrapeso de los severos desequilibrios en la economía nacional. A pesar de ello, esta dependencia de las remesas sustituye políticas nacionales de desarrollo específicamente orientadas a generar empleo y a estimular la producción rural.

¿Quién es el destinatario?

Según estudios recientes, la mayoría de los emigrantes a USA tiene una oferta de trabajo antes de su llegada, o por lo menos fuertes conexiones a fuentes de empleo. El período promedio entre la llegada y el empleo es muy reducido, usualmente no más de unas pocas semanas. La demanda de mano de obra indocumentada en la economía de USA es estructural. No se trata sólo de unas pocas compañías que tratan de hacerse la vida fácil. No se trata sólo de trabajos que «los trabajadores USamericanos no aceptan.» Inmigrantes trabajan en casi todas las ocupaciones de bajas remuneraciones y se han hecho esenciales para la economía de USA en la era de la competencia global.

La industria cárnica es un buen ejemplo. La excelente denuncia de Eric Schlosser de la industria de la carne en USA cuando pasó a ser global muestra un rápido deterioro en las condiciones laborales en las últimas décadas como resultado de la desindicalización, de la erosión de los salarios y las prestaciones, y los crecientes riesgos para la seguridad y la salud. Parte integral de esa caída ha sido el reemplazo de trabajadores USamericanos sindicalizados por inmigrantes.

La lógica de «el culpable es la víctima» acusa a los trabajadores indocumentados de cruzar la frontera y de robar esos puestos de trabajo. Pero el orden de los acontecimientos es evidentemente todo lo contrario. La industria desarrolló estrategias de reducción de costes para romper los sindicatos y buscar la mano de obra más barata y más vulnerable posible. Esto creó la demanda de trabajadores indocumentados.

El ejemplo se hace relevante ya que el ICE acaba de realizar sus redadas más espectaculares (y controvertidas) en las plantas de procesamiento de carne Swift en seis Estados, resultando en el arresto de 1.282 trabajadores. Swift afirma que la acción clausuró temporalmente un 100% de su producción vacuna y un 77% de su producción porcina.

Como ha señalado David Bacon, no es por accidente que esas acciones se hayan realizado contra las plantas de Swift. Cinco de las seis plantas tienen sindicatos. La compañía se ha quejado amargamente de que estaba en negociaciones y en plena cooperación con el gobierno federal cuando tuvieron lugar las redadas. Aparte del empleo tradicional en la agricultura, otra fuente importante del uso de mano de obra inmigrante ha sido el advenimiento de la subcontratación. Esta práctica, bien establecida desde comienzos de los años ochenta, ha contribuido a la desindicalización de la fuerza laboral. Libera convenientemente a los empleadores de la responsabilidad directa por la condición legal y el tratamiento dado a los trabajadores que emplean.

El ICE informa que incluso las fuerzas armadas de USA emplean mano de obra inmigrante ilegal. En septiembre pasado, el ICE arrestó a 122 trabajadores mexicanos y centroamericanos contratados por un subcontratista para construir viviendas militares para la Base Buckley de la Fuerza Aérea en Colorado. El ICE utilizó los arrestos para hacer una vez más el espurio vínculo entre la inmigración y el terrorismo. El comunicado de prensa sobre el operativo señala: «El ICE trabaja de cerca con industrias, como ser los aeropuertos, plantas de energía, refinerías de petróleo, y bases militares, para protegerlas contra el riesgo de ataques terroristas posado por trabajadores no autorizados empleados en áreas seguras de las instalaciones críticas de la infraestructura de nuestra nación.»

A fin de cuentas, estas medidas de fuerza contra trabajadores no lograrán nada en la eliminación de la contrata clandestina. Todo intento de eliminar de modo más sistemático a los trabajadores indocumentados de la fuerza laboral, en lugar de enviar una señal clara a los inmigrantes como afirman sus propugnadores, tendría el efecto aún más desastroso de aterrorizar a comunidades enteras y de crear escasez de mano de obra en sectores vitales de la economía.

Del mismo modo, los programas para trabajadores extranjeros apoyados por el presidente Bush y el gobierno mexicano no solucionan el problema a la raíz del doble mercado laboral. Dividido entre trabajadores legales e ilegales, este mercado aprovecha la condición vulnerable de los trabajadores indocumentados. Bajo estos sistemas, los trabajadores inmigrantes todavía no gozarán de plenos derechos laborales y cívicos y a menudo son objeto de listas negras si ejercen aunque sólo sean sus derechos más limitados – como lo muestra la experiencia con los actuales programas de visas temporales de trabajo que existen en ciertas partes de USA.

Una respuesta más racional

El ICE afirma que la Operación «Devuélvase al Remitente» trata de eliminar a los que han cometido un crimen. Pero nuestros antecedentes muestran que en el caso de la mayoría de los detenidos, el «crimen» es trabajar por bajos salarios en fábricas, plantas de procesamiento de carne, jardines y casas de USA sin los papeles que les son denegados.

En enero pasado, el ICE detuvo a 750 inmigrantes en una serie de redadas de una semana de duración en el área de Los Ángeles. Según sus propias cifras, menos de un 20% pertenecía al grupo que constituía el objetivo: individuos con previas órdenes de deportación. Los informes del ICE muestra que la mayoría de los capturados en redadas en todo el país no tenían antecedentes criminales.

Las organizaciones de derechos de los inmigrantes han señalado que las medidas tomadas resultaron en serias violaciones de los derechos humanos. Familias han sido separadas. Las audiencias son lentas, y a menudo las familias no saben durante largos períodos dónde detienen a sus seres queridos. Un informe del 16 de enero del Inspector General del Departamento de Seguridad Interior sobre las condiciones en cinco centros de detención identificó frecuentes violaciones de los estándares federales, superpoblación, y violaciones sanitarias y de la seguridad.

Todo esto ha provocado una reacción de los grupos favorables a los inmigrantes. Después del informe oficial «de progreso» sobre la Operación Devuélvase al Remitente del 23 de enero, grupos favorables a los inmigrantes denunciaron las redadas, diciendo que los 13.000 arrestos desde mayo de 2006 han llevado a la separación de familias, han costado una indecible fortuna a USA en pérdidas económicas, y no nos acercan en nada a políticas razonables y viables.

En el área de Los Ángeles, las detenciones de enero impulsaron a grupos y comunidades locales a realizar una acción coordinada, con reuniones de estrategia para detener las redadas. También se prepara una movilización nacional para el 1 de mayo de 2007.

Los renacientes esfuerzos son una buena noticia. El movimiento entró en un período de reflexión después de las movilizaciones de mayo de 2006. La fuerza sin precedentes de las manifestaciones en todo el país tuvo un efecto centrífugo sobre los organizadores de la movilización. Ante una reacción contra los inmigrantes, no pudieron ponerse de acuerdo sobre los futuros pasos a seguir.

Lentamente, sin embargo, organizaciones locales, regionales y nacionales están tratando de juntarse y desarrollar nuevas estrategias. Acciones locales para defender los derechos de los inmigrantes, protestar contra las detenciones, y enfrentarse a grupos vigilantes racistas aumentan en todo el país, junto con iniciativas de registro electoral de votantes latinos y un nuevo esfuerzo por reformar las leyes de inmigración.

La ilusión de la seguridad

En una visita México el 16 de febrero, el Secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, declaró con firmeza que no se puede considerar una reforma de la inmigración hasta que «se asegure la frontera.» Al hacerlo, sólo reiteró la fórmula que ha profundizado la crisis en la frontera y ha corroído las relaciones binacionales.

Esta negativa persistente de adoptar una actitud más integrada y realista ha llevado a una calle sin salida política que posa riesgos para las comunidades a ambos lados de la frontera. La creación de nuevas políticas de inmigración que integren racionalmente las realidades de seguridad, económicas, sociales y políticas de la nación representa un inmenso desafío. Pero encarar dicho desafío concentrándose exclusivamente en la seguridad exacerba los problemas en otras áreas y finalmente no solucionará los aspectos relacionados con la seguridad.

El ICE informa que devolvió a 190.000 inmigrantes a los países de origen en 2006. Los masivos gastos, pérdidas económicas, y tragedias humanas no produjeron un progreso evidente en ningún frente. Los trabajadores inmigrantes son fundamentales para la integración económica a través de la frontera. Un sistema político que los ignora – o peor aún, los trata como si fueran correo basura – no es sólo hipócrita, sino que está gravemente aislado de la realidad.

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Laura Carlsen es directora del Programa de las Américas en Ciudad de México, donde trabaja como analista de política exterior para el Centro de Relaciones Internacionales (IRC). El Programa de las Américas del IRC está en línea en http://americas.irc-online.org/. Para contactos escriba a: [email protected]

http://www.counterpunch.org/carlsen03012007.html