Como anunciábamos la pasada semana, con la mediación del gobierno noruego, se desarrolla en Barbados una nueva instancia de diálogo entre el Gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro y representantes de lo que se ha dado en llamar «las oposiciones venezolanas», con la facilitación del gobierno noruego.
El pasado 11 de julio, tanto la ministra de Relaciones Exteriores noruega, Ine Eriksen Søreide, como el jefe de la delegación del Gobierno Bolivariano, el vicepresidente de Comunicación y Cultura, Jorge Rodríguez, señalaban que culminaba con éxito una nueva jornada del diálogo que inició el mes de mayo en Oslo y que tuvo dos instancias en esa ciudad y una tercera -como ya señalábamos- en Barbados.
Ya eso eran buenas noticias. Sin embargo, había más. La cancillería noruega apuntaba: «Informamos que los representantes de los principales actores políticos de Venezuela continúan la negociación iniciada en Oslo. Como parte de este proceso, se ha instalado una mesa que trabajará de manera continua y expedita, con el fin de llegar a una solución acordada y en el marco de las posibilidades que ofrece la Constitución. Está previsto que las partes realicen consultas para poder avanzar en la negociación. Subrayamos la importancia de que las partes tomen la máxima precaución en sus comentarios y declaraciones respecto al proceso».
El presidente Nicolás Maduro manifestó su satisfacción por el diálogo que se desarrolla en Barbados y destacó que se había decidido darle un carácter permanente a esta mesa de diálogo y que estaban en debate seis puntos que permitirían encontrar acuerdos que contribuyeran a resolver en paz la crisis venezolana y garantizar el bienestar y prosperidad del pueblo.
Aunque no se ha informado nada más respecto de los puntos en debate, esta misma semana nuevamente las delegaciones del Gobierno y la oposición viajaron a la isla de Barbados.
En un video difundido a través de Twitter desde la isla caribeña, Jorge Rodríguez señaló: «Mantenemos, sostenemos el norte, lo que ha sido el planteamiento fundamental del presidente Nicolás Maduro, un diálogo permanente para la paz, para la convivencia pacífica y la resolución constitucional y democrática de las controversias políticas y sociales».
«Ya no más el expediente de violencia, ya no más recurrir al uso de salidas extraconstitucionales», reafirmó Rodríguez, al tiempo que agradeció a la primer ministra barbadense Mia Mottley por su generosa hospitalidad para acoger estos diálogos de paz.
Sin embargo, no todo son rosas en este proceso. Mientras en Oslo y Barbados se buscan los acuerdos entre el Gobierno y las oposiciones, Juan Guaidó pretende nuevamente incorporar la amenaza belicista al resucitar la participación venezolana nada menos que en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un engendro olvidado de la Guerra Fría aprobado en 1948 que prevé que en caso de agresión contra cualquier país de las Américas por parte de una enemigo externo (por supuesto que se preveía que fueran las hordas soviéticas), el resto de los Estados se obligaba a darle su asistencia militar.
La única vez en que el TIAR efectivamente se intentó poner en práctica fue durante la guerra de las Malvinas, donde el agresor no era soviético sino británico, y en ese conflicto tanto Chile como Estados Unidos se pusieron del lado de Inglaterra.
Sin embargo, intentar poner sobre la mesa del diálogo una amenaza de conflicto armado, no hace sino mostrar cuál es el talante democrático del diputado suplente Juan Guaidó, devenido en autoproclamado presidente encargado que no manda ni en su casa.
Guaidó, además, ha quedado sumamente castigado no solamente por la fallida y casi solitaria intentona golpista del pasado 30 de abril, sino también por el hurto descarado que hicieran sus designados de los recursos teóricamente destinados a sufragar los gastos de algunos militares desertores que se encuentran en Colombia, a los que se les prometiera fama y gloria y que -en cambio- están viviendo en la casi indigencia.
No solamente Guaidó bombardea el diálogo. Los asesores de Seguridad Nacional y para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, John Bolton y Elliot Abrams respectivamente, han atacado profusamente esta mesa de diálogo propiciada por Noruega y acusan a ese gobierno escandinavo de pretender «comprar tiempo para el dictador Maduro».
Esto mismo mientras obsesivamente dirigen mensajes a los militares venezolanos de alto rango para intentar que den un golpe de estado contra Nicolás Maduro aprovechando la temporada de ascensos y pases a retiro que se produjo en esta última semana.
Incluso el presidente norteamericano Donald Trump, de acuerdo al periódico Los Angeles Times, habría desviado más de 40 millones de dólares que tenía previsto destinar a los países del «Triángulo Norte» centroamericano para mitigar las duras condiciones de vida de la población que motivan la migración hacia Estados Unidos, para en cambio entregarlo a la oposición venezolana para «pagar los salarios de Guaidó y sus oficiales y empleados», según la fuente (ver la nota completa en
https://www.latimes.com/politics/story/2019-07-16/usaid-diverting-humanitarian-aid-to-political-opposition-in-venezuela ).
En cambio, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajarova, señaló que «apoyan totalmente la intención del Gobierno y de la oposición de este Estado para continuar negociaciones directas con los fines de normalización de la situación interna del país».
«Las evaluaciones que están llegando sobre la siguiente ronda del dialogo que se realiza con la mediación de Noruega en la isla de Barbados pueden servir de motivo para un optimismo moderado. Obviamente, no es un proceso rápido, tiene su propia dinámica. Esperamos que las partes se abstendrán de expresiones de sus reclamaciones políticas y tenemos mucha esperanza, o probablemente, les desearemos concentrarse en la discusión constructiva en la mesa de negociaciones de las opciones de regreso de Venezuela a la vía del desarrollo estable», agregó Zajarova.
La portavoz de la cancillería rusa, aprovechó la declaración para acusar que «casi a diario somos testigos de las violaciones escandalosas del derecho internacional en relación a Venezuela, incluyendo sanciones, injerencia directa en sus asuntos internos, agresión abierta. Es importante seguir el principio capital de la ética medicinal: «no hagas daño». Esta regla también corresponde a cualquier otra iniciativa internacional destinada a ayudar al pueblo venezolano. Sus autores deben tomar en consideración si sus esfuerzos adicionales no harían daño al ya existente Formato de Noruega».
Zajarova acusó también a quienes buscan dividir para vencer y que en base a ese principio «utilizan llamados a los militares venezolanos de perjurar, igualmente esto explica el endurecimiento de las sanciones unilaterales que perjudican a la parte más sensible de la población, intentos de inventar algún tipo de intercambio de los medicamentos para niños enfermos de cáncer contra unas cesiones políticas del Gobierno legítimo de Venezuela» (puede ver la declaración completa en
http://www.mid.ru/ru/press service/video ).
Por lo pronto, ya ni siquiera el Grupo de Lima se atreve a boicotear el diálogo y solamente Trump y sus perros de la guerra y su fiel bufón Luis Almagro se atreven a reivindicar las aventuras belicistas.
Todo el resto del mundo tiene sus ojos y esperanzas puestos en Barbados.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.