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El sistema financiero y la criminalidad organizada se refuerzan mutuamente bajo el neoliberalismo de la Constitución europea y de los 65 paraísos fiscales

Dicen perseguir la droga, pero bendicen su dinero

Fuentes: Rebelión

El macabro negocio de la droga es un medio seguro para obtener dinero, pero ¿quién garantiza esa seguridad? Eso es lo que veremos. Se capturan alijos de droga y como mucho al lado aparecen algunos fajos de billetes. A continuación, como parte del ritual, el típico comunicado: «alijo capturado a una mafia de narcotraficantes cuya […]

El macabro negocio de la droga es un medio seguro para obtener dinero, pero ¿quién garantiza esa seguridad? Eso es lo que veremos. Se capturan alijos de droga y como mucho al lado aparecen algunos fajos de billetes. A continuación, como parte del ritual, el típico comunicado: «alijo capturado a una mafia de narcotraficantes cuya actividad estaba camuflada por la importación de melones -por decir algo-, se ha culminado con la captura de 18 miembros de la banda que de haber logrado su objetivo, su valor en el mercado superaría los 10 millones de euros». Así se cierra la operación y todo resuelto.

Sólo se captura una mínima parte de la droga que se trafica, pero nunca se habla, ni de refilón, del dinero que no se incauta ni de qué pasa con él. Se pillan fardos de kilogramos que viajan por tierra, mar y aire mezclados con los millones de toneladas de mercancías que se trasiegan en el mundo, pero no hay modo de enterarse de por dónde andan los 357.000 millones de euros que la acompañan y que es el dinero movido por la droga, según datos de Naciones Unidas. Pero cuando usted va al banco y hace una transferencia de 3.000 euros, le sacan una fotocopia del carné de identidad e informan a la Hacienda Pública con pelos y señales. Con el tráfico millonario del dinero de la droga no sucede ni lo anterior ni lo mismo que con su sueldo de salario mínimo o múltiplo del mismo, que será tamizado hasta el magreo.

¿Y cómo puede ser todo esto? Las cosas nunca son por casualidad, aunque lo parezcan. Los paraísos fiscales para algo están, incluso en nuestra flamante Constitución europea, que los considera implícita y explícitamente, unos como colonias y otros como protectorados o con cualquier otro camuflaje. El magistrado francés Jean de Maillard enumera 65 paraísos fiscales en el mundo, de los que 16 están dentro de Europa, como Andorra, Gibraltar, Mónaco, Vaticano, Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein, Isla de Man y otros tan conocidos como Bahamas, Sheichelles, Caimán, Polinesia Francesa, etcétera. En cualquiera de estos cortijos privados se lava el dinero de la droga, armas, tráfico de influencias y todo lo relacionado con el crimen organizado. Si aún hay alguna duda, aplíquese el artículo 156, parte III, de la Constitución europea: «Quedan prohibidas las restricciones tanto a los movimientos de capitales como a los pagos entre Estados miembros y entre Estados miembros y terceros países», como en el Título I, acerca de los objetivos de la Unión y las libertades fundamentales del artículo 4: «La Unión garantizará en su interior la libre circulación de personas, servicios, mercancías y capitales». De este modo, además, queda claro que el que haya votado «no» será antieuropeo, pero ¿qué será el que haya votado «si»?

El magistrado Maillard insiste en que el sistema financiero y la criminalidad organizada se refuerzan mutuamente, yo diría que son lo mismo, ya que la globalización, cuyo dogma es el neoliberalismo, desprecia y relega toda actividad social suprimiendo de hecho los derechos fundamentales para subordinarlos al interés del principio constitucional de la libre circulación de capitales, con deslocalización incluida.

Precisamente los países y sus políticos, quienes más están por la no legalización de la droga son los que controlan a los países productores, como EE UU en Afganistán, Colombia o la Birmania de Dick Cheney, etc, y los europeos que tienen en sus manos el control de los paraísos fiscales y su estatuto de impunidad, guarida cómplice de la corrupción y criminalidad.

Los 357.000 millones de narcoeuros al año equivalen al 15,5 por ciento de las exportaciones agrícolas mundiales o al 13,7 por ciento de las exportaciones del sector químico. Es mucho dinero el que está en juego y en manos precisamente de los que pueden resolverlo, pero saben que no hay dinero sin droga y parece que lo que les importa, sin duda, es el dinero y no las calamidades sociales y humanas que acarrea. Así, el «no» a la droga quiere decir «si» a su dinero.