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¿Diez millones para qué?

Fuentes: Rebelión

No vale la pena hacer pronósticos sobre los diez millones de votos del próximo tres de diciembre. Lo seguro es que el Presidente Chávez vuelve a ganar las elecciones con o sin oposición en el panorama electoral. La otra obviedad es que los grupos que lo adversan afirmarán en todas las industrias mediáticas del país […]

No vale la pena hacer pronósticos sobre los diez millones de votos del próximo tres de diciembre. Lo seguro es que el Presidente Chávez vuelve a ganar las elecciones con o sin oposición en el panorama electoral. La otra obviedad es que los grupos que lo adversan afirmarán en todas las industrias mediáticas del país y fronteras afuera, que hubo fraude y como siempre no podrán demostrarlo.

El tema del fraude electoral es y será permanente mientras este pueblo esté en el ¿poder?, bueno por lo menos, mientras la dirigencia seudorevolucionaria que dice representarlo mantenga aunque sea con pinzas, el control formal del Estado.

Certezas más o menos, el triunfo chavista es incuestionable. La tarea no son los diez millones de votos, sino la toma de conciencia en ese ejercicio democrático que significa la elección presidencial próxima.

Entonces para qué los diez millones. Para darle respaldo a una propuesta de país que se aleja definitivamente del libre mercado como forma de una estructura societal excluyente e inequitativa.

Diez millones para demostrar y demostrarnos que tenemos claridad política sobre el acontecer nacional. Diez millones para enrumbarnos definitivamente hacia el socialismo como transición hacia una democracia directa donde el pueblo pueda por fin asumir la conducción de sus futuros posibles.

Diez millones para acabar con viejas instituciones que siguen siendo reductos de prácticas mezquinas. Para aniquilar espacios de poder que hoy se encuentran en los bolsillos de personajes con discurso revolucionario pero con accionar de derecha.

Diez millones para terminar por fin con la burocracia como sistema y no como forma de administrar públicamente los recursos de la Nación. Diez millones para elevar como un estandarte la necesidad irreductible de que el Estado cumpla sus promesas.

Diez millones de votos como voces exigiendo justicia, libertad, salud, educación, cultura, trabajo, democracia… diez millones que son el compromiso del pueblo… diez millones y veinte millones de manos poniéndole freno a la impunidad.

Para eso y más los diez millones de votos de diciembre. Y no se trata de legitimar o relegitimar un gobierno que cuenta desde hace ocho años con el respaldo popular. Sino de asumir que desde ahora no podrá haber más imposiciones vengan de quién vengan y no podrá tampoco continuar el camino de la corrupción, de la impunidad y de la amnesia que nos han impuesto desde hace siglos, porque este pueblo manso empieza a ser bravío desde la conciencia que nace de sus entrañas colmadas de un hambre de centurias. Diez millones para que las mujeres y hombres de esta geografía asuman por fin la conducción del proceso revolucionario.