El respeto de la presidenta Dilma Roussef a la autodeterminación del pueblo venezolano merece amplia solidariedad. En los últimos días, múltiples voceros (desde la oposición de derecha al presidente de la Cámara de Diputados, desde el viejo poder mediático a los intelectuales de alquiler), exigen que el gobierno brasileño condene la prisión de Antonio Ledezma, […]
El respeto de la presidenta Dilma Roussef a la autodeterminación del pueblo venezolano merece amplia solidariedad. En los últimos días, múltiples voceros (desde la oposición de derecha al presidente de la Cámara de Diputados, desde el viejo poder mediático a los intelectuales de alquiler), exigen que el gobierno brasileño condene la prisión de Antonio Ledezma, alcalde de Caracas. Los argumentos que presentan, en general, se chocan con la verdad de los hechos. Los procuradores Katherine Harington, Yeison Moreno y José Orta presentaron los cargos y pidieron la detención del líder opositor siguiendo todos los trámites constitucionales.
Golpista desde horas tempranas en 2002, cuando la derecha intento derrocar a Chávez, Ledezma fue denunciado por uno de los oficiales acusados de las protestas violentas del año pasado.
Por cierto la misma prensa que celebra las prisiones determinadas en Brasil por el juez Sergio Moro como instrumento para obtener «delaciones gratificadas»(ii) en la llamada «Operación Lavado a Chorro»(iii) trata ahora de impugnar la confesión del coronel José Arocha, pues habría sido obtenida mientras estaba preso.
Medios de comunicación vinculados a la derecha también inventaron agresiones contra Ledezma en el momento de su detención, luego desmentidas por testigos de la propia oposición (y hoy más que confirmadas con imágenes ya difundidas. Ver: www.aporrea.org/oposicion/n265736.html )
Son muchísimos los indicios, de todo tipo, que vinculan al alcalde con la conspiración de civiles y militares que planeaba recortar por la fuerza el mandato de Maduro. Cabrá a la justicia decidir si es o no culpable de los delitos que le son imputados. Con la misma legitimidad que los tribunales brasileños juzgaran la llamada «Operación Lavado a Chorro». En honor a la verdad, ningún país democrático del planeta aceptaría hechos de este tipo sin reaccionar y sin tomar las medidas legales pertinentes.
El fallecido presidente Hugo Chávez, después de la intentona golpista sufrida hace casi trece años, se abstuvo de presentar los cargos que llevasen al castigo de los violadores de la Constitución. Imaginaba que era un gesto de paz necesario para superar aquella etapa de conflictos que dividía a Venezuela. Se ilusionó a cerca de la naturaleza de sus opositores. La camarilla de políticos y militares fascistas continuó en acción. Del paro petrolero del 2002-2003 a la violencia en las calles de 2014, las mismas serpientes permanecieron acechando. Otro factor permanente desde entonces es el apoyo de los Estados Unidos bajo gestión republicana o demócrata a los movimientos que puedan torpedear la revolución bolivariana.
Nicolás Maduro aprendió la lección y decidió responder a la altura con todos los instrumentos que la legalidad permite. Con la misma firmeza que Abraham Lincoln lo hizo cuando los esclavistas del sur se sublevaron contra la Unión.
Por otro lado, Maduro también sabe que el juego va más allá de las fronteras de su país. No hay dudas al respecto: aislar y derrotar al gobierno venezolano es la jugada clave en la estrategia norteamericana para recuperar la hegemonía en América Latina. Otros gobiernos también son blancos de operaciones desestabilizadoras – como es el caso de Argentina y, en cierta medida de Brasil. Pero sobre Caracas es la ofensiva más relevante. No se trata apenas de una disputa por el control de las riquezas naturales, especialmente el petróleo y el gas. El tema primordial es geopolítico. De todas las experiencias progresistas de este comienzo de siglo, la más enfrentada al capitalismo, a pesar de sus graves problemas y dificultades, tiene lugar en Venezuela, lo que es suficiente para despertar temor y odio entre los señores del mundo.
El derrocamiento del chavismo seria decisivo para golpear a Ecuador, Bolivia y Nicaragua, además de debilitar a Cuba. De ñapa reforzaría el papel regional de la Colombia de Santos. También induciría a Chile a consolidar su opción preferencial por el eje de la alianza del Pacífico, debilitando la competitividad del Mercosur. La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latino-Americanos y Caribeños (CELAC), entidades políticas a través de las cuales el subcontinente articula la construcción de su espacio autónomo, perderían mucho de su densidad y capacidad de acción. México y América Central serian con mayor rapidez y profundidad atados a la órbita de la Casa Blanca. Argentina y Uruguay con el debilitamiento del bloque histórico progresista estarían prácticamente librados a su propia cuenta, vulnerables a la presión por tratados de libre comercio que los condenaría de paso a una economía agro-exportadora. Brasil podría ver reducido definitivamente su liderazgo, ante el bloqueo potencial para que se consolidara una zona político-económica naturalmente impulsionadora del desarrollo nacional. Con la eventual dispersión de los Estados que comulgan del mismo proyecto regional, el mismo proceso brasileño, acorralado en su entropía y ya debilitado por sus propios límites internos, podría entrar en colapso.
La contraofensiva imperialista conseguiría, de esta manera, el desenlace positivo en su política de reconquista. Como se puede ver, son razones suficientes para que la presidenta brasileña rechace a los críticos de la política internacional petista, en su mayoría aves de rapiña cuyo nido ideológico está al norte del continente.
Traducido del portugués y editado por Soc. Anisio Pires
*Breno Altman, periodista brasileño, director editorial del sitio web Opera Mundi y de la revista Samuel
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(ii) Las «delaciones gratificadas» son beneficios concedidos por la legislación brasileña a los delato
res implicados en delitos siempre que acepten colaborar en las investigaciones o que entreguen a sus compinches
(iii) Escándalo de lavado de dinero investigado por la Policía Federal de Brasil que salió a la luz pública en el 2014 involucrando a empresarios, grupos mafiosos y al ex director de la Petrobrás Paulo Roberto Costa
@AnisioVenezuela
[email protected] )
http://operamundi.uol.com.br/brenoaltman/2015/02/23/dilma-merece-aplausos-sobre-venezuela/