Rousseff, que en Uruguay fue homenajeada y participó en actos políticos, denunció que su país vive un estado de excepción. También exigió que el Mercosur sea coherente en relación con la aplicación de la cláusula democrática.
Dilma Rousseff cargó contra la fragmentación partidaria que hace ingobernable a Brasil y vuelca la ideología política hacia la derecha. «Es imposible que un país con la complejidad de Brasil tenga un frente que sea capaz de garantizar la gobernabilidad», afirmó la ex mandataria en una rueda de prensa previa a su participación en la charla «Yo defiendo la democracia», jornada internacional en contra del neoliberalismo en la sede del Frente Amplio. En su primer viaje al exterior luego del juicio político que terminó con su destitución, Rousseff, que llegó el jueves pasado a Uruguay para ser homenajeada y participar de actos políticos, denunció que su país vive un estado de excepción y condenó la represión policial del viernes en una escuela del Movimiento Sin Tierra (MST). Sobre la situación regional, Rousseff evaluó que si el Mercosur aplica la cláusula democrática contra Venezuela para expulsarlo del bloque, debería hacerse lo mismo con Brasil.
Desde Montevideo, la ex presidenta auguró que cualquier partido progresista, popular y democrático que llegue al poder «tendrá extremas dificultades, no por hacer una alianza especifica, sino por la crisis que vive hoy el sistema político brasileño, al ser extremadamente fragmentado». En el contacto con la prensa, recordó que en Brasil hay cerca de 25 partidos que ejercen actividad parlamentaria y 52 fuerzas que esperan una definición del registro del Tribunal Superior Electoral, y manifestó que esa situación supone una fragmentación partidaria monumental. «Nadie puede suponer que existen 25 programas de gobierno para Brasil, no existen. Lo que lleva a esta fragmentación son dos cosas: el acceso al fondo partidario, que son los recursos públicos destinados a los partidos, y el tiempo de televisión (para propaganda electoral)», ponderó.
Desde la jornada internacionalista organizada por el sindicato uruguayo Pit-Cnt, Rousseff criticó al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, detenido por crímenes de corrupción, y a quien la presidenta acusó de haber estructurado una «hegemonización» de los partidos de centro, como el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del que hace parte el actual presidente del país, Michel Temer. «El centro dejó de ser progresista y pasó a ser neoliberal y extremadamente conservador, no sólo de un punto de vista de los derechos individuales, también de los colectivos y sociales», destacó.
A su vez, también se mostró alarmada al afirmar que asusta el retroceso que vive Brasil después del golpe, como califica desde hace meses el juicio político que causó su destitución por supuestas irregularidades fiscales y llevó al poder a su entonces vicepresidente, Michel Temer. La ex mandataria se refirió concretamente al operativo que la policía montó el viernes en una escuela gestionada por el MST en el estado de Sao Paulo, donde ingresó en forma violenta para capturar a dos miembros de esa organización campesina acusados de varios delitos ante los tribunales.
«La invasión de la Escuela Nacional Florestan Fernandes, ligada al MST, es un precedente grave», consideró Rousseff y señaló que no se deben permitir acciones policiales represivas con tiros y amenazas letales en una escuela. Desde su perspectiva, no es aceptable que se criminalice al MST como tampoco se puede convivir con aquelllas escenas en las que los policías someten a estudiantes con esposas y con llevarlos a la cárcel, pues eso es inadmisible en una democracia. En el comunicado, la ex presidenta instó a los brasileños a «combatir la adopción de claras medidas de excepción», que «son una amenaza a la democracia y avergüenzan al país».
«O tenemos una regla para todos o no. Es muy interesante esta historia de aplicar la cláusula solo a países que tienen determinadas características», criticó la ex mandataria durante una rueda de prensa previa a su participación en la charla «Yo defiendo la democracia», en la sede de la coalición oficialista uruguaya, el Frente Amplio. Así, pidió coherencia en relación con la aplicación de la cláusula democrática, ya que Brasil no sufrió ninguna sanción en el bloque regional tras el «golpe parlamentario» que la apartó del poder, argumentó.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-313596-2016-11-07.html