Recomiendo:
0

Dos curas italianos instauran un servicio de confesión 'on line' y una parroquia recoge peticiones de oración por teléfono

Dios ya absuelve a través de internet

Fuentes: El Mundo

«Ave María purísima», decía tradicionalmente el sacerdote, encerrado en el confesionario y con la estola morada colgada al cuello. «Sin pecado concebida. Bendígame padre porque he pecado….», respondía entonces el penitente, de rodillas y preparado para enumerar todos y cada uno de sus deslices y flaquezas. Durante siglos esas han sido las palabras que han […]

«Ave María purísima», decía tradicionalmente el sacerdote, encerrado en el confesionario y con la estola morada colgada al cuello. «Sin pecado concebida. Bendígame padre porque he pecado….», respondía entonces el penitente, de rodillas y preparado para enumerar todos y cada uno de sus deslices y flaquezas.

Durante siglos esas han sido las palabras que han marcado el inicio del sacramento de la confesión. Sin embargo, ese rito milenario se ve ahora amenazado por las nuevas tecnologías. Dos sacerdotes italianos han puesto en marcha un servicio que permite a sus feligreses confesar sus pecados a través del ordenador, vía internet. Dios ya es capaz de dar la absolución on line.

La peregrina idea es obra de Franco Tassone, de 44 años, y de Gianfranco Poma, de 68, dos curas de la localidad de Pavia que se muestran convencidos de que, gracias a este sistema sencillo y cómodo que funciona 24 horas al día, conseguirán atraer al confesionario virtual a cristianos de su parroquia que hace ya años, y por problemas sobre todo de falta de tiempo, desertaron del confesionario tradicional.

Quien desee confesar a estos dos sacerdotes sus pecados a través de la red debe, antes de nada, registrarse en su página web y responder a un pequeño cuestionario tipo: ¿Cuándo fue la última vez que se confesó? ¿Cuántas veces ha dejado de respetar el precepto festivo de acudir a misa? ¿Cuál es su estado civil? ¿Está inscrito a alguna asociación de voluntarios? ¿Se considera una persona capaz de dialogar con los creyentes de otras religiones?

Dicho lo cual, el pecador dispone de un espacio mínimo de 1.000 caracteres y un máximo de 3.500 para describir cuál de los diez mandamientos ha violado y qué faltas ha cometido. Una vez escrito el e-mail con sus pecados, sólo necesita teclear sobre un espacio en el que, destacada en rojo, aparece escrita la palabra «Amén» y que activa el envío inmediato del correo electrónico. En la pantalla del ordenador aparece a los pocos días un mensaje: el alma atormentada por el peso de la culpa podrá presentarse en su parroquia y recibir la absolución.

Pero esa no es la única revolución que está haciendo temblar los cimientos de la Iglesia. Rezar, un acto que parecía inmutable, también está experimentando un cambio radical. Una parroquia de Roma, la basílica de Santa Anastasia, ya tiene en marcha un servicio de plegarias por encargo. El regente de esta comunidad, monseñor Alberto Pacino, ha puesto en marcha lo que probablemente sea el primer servicio de la cristiandad de oraciones por cuenta ajena.

Ruegos en el contestador

Los feligreses que no tienen tiempo para acudir a rezar al templo pueden marcar el número de teléfono 06-6780387 y dejar en el contestador automático los ruegos y súplicas que desean hacer llegar a Dios. Un ejército de 1.500 almas se encargará el miércoles siguiente, entre las 21.00 y las 23.00 horas, de elevar al Señor las peticiones en cuestión y de rezar en una pequeña capilla adyacente a la Iglesia de Santa Anastasia por que se hagan realidad.

«Jesucristo es el Señor», dice como presentación el contestador automático de este servicio. «Si lo desea, puede dejar después de la señal su intención de plegaria. Dios te ama». Gente que se ha quedado en el paro y que solicita la intercesión del Altísimo para encontrar un nuevo trabajo, personas con problemas económicos, individuos con miedos irracionales que sólo se atreven a confesar a través del anonimato del teléfono… En el número de la parroquia de Santa Anastasia se han recibido solicitudes de oración por todos estos asuntos.

Los Misioneros de la Consolación tienen un servicio similar que funciona a través de su página web (http://it.ismico.org/) y que permite también encargar rezos. «Orad por favor por mi hermano, una persona frágil y que cree muy poco en sí misma, para que puede encontrar un trabajo después de años de incertidumbre y angustia», solicita por ejemplo el pasado 30 de noviembre una mujer. «Por favor, os ruego que recéis para que el Señor conceda la curación de la leucemia a una madre que ha sufrido mucho. Gracias de corazón», pide Antonella.