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Sobre el tiempo que resta de ocupación

Doce años más

Fuentes: Asia Times

Si al menos esos tipos del «eje del mal»… cooperaran un poquito más. En Irak, la resistencia árabe Suní insiste en seguir pasando el rodillo, disturbando así los planes del Pentágono para construir tranquilamente sus 14 bases militares. En Irán, ni siquiera ha comenzado el nuevo juego, pero Teherán y Washington ya se han lanzado […]

Si al menos esos tipos del «eje del mal»… cooperaran un poquito más.

En Irak, la resistencia árabe Suní insiste en seguir pasando el rodillo, disturbando así los planes del Pentágono para construir tranquilamente sus 14 bases militares. En Irán, ni siquiera ha comenzado el nuevo juego, pero Teherán y Washington ya se han lanzado al cuello recíprocamente. Tan solo un día después de su victoria, el presidente electo iraní Mahmud Ahmadinejad dijo en su primera rueda de prensa en Teherán, «Irán está en una senda de progreso y elevación, y realmente no necesita a Estados Unidos en esta trayectoria». Unas horas más tarde, el secretario de defensa estadounidense Donald Rumsfeld gruñía en Fox News, «No sé mucho sobre este tipo… pero no es amigo de la democracia.»

Rigen los dobles raseros. Imaginen la furia en los EEUU si, por ejemplo, un político del gobierno iraní hubiera dicho en el 2000, «No sé mucho sobre este vaquero Bush. Pero robó las elecciones americanas.»

Karl Marx debe estar doblándose con la risa en su sepulcro de Highgate, al norte de Londres. En los términos de la lucha de clases clásica: En Irán, un izquierdista, un héroe de la clase obrera (Ahmadinejad) ha batido a un super burgués, millonario mullah (Rafsanjani). En Irak, la depuesta burguesía local árabe militarizada Suní está luchando en un movimiento de liberación nacional contra una ocupación imperialista. Según uno de los chistes que circulan actualmente por la vasta blogosfera Iraní, Ahmadinejad ya está condenado porque Bush nunca será capaz de pronunciar su nombre. Hablando en serio, el resultado de la elección es una «humillación» para América, tanto como lo es para el líder ayatolá supremo iraní Ali Khamenei. Pero todavía le está siendo infligida una humillación mucho más dura por parte de algunos miles de guerrilleros árabes Suníes en Irak, empantanando al ejército que se auto proclama como el más poderoso de la historia del mundo.

No es de extrañar que Rumsfeld esté de un humor asqueroso.

Esperen a 2017.

Recién invitado la semana pasada por el senador Ted Kennedy para que buenamente dimitiera, Rumsfeld vuelve con sus habituales modos de perro de presa – pero ahora con un giro tenebroso. En mayo, el vicepresidente Dick Cheney dijo que la «insurgencia estaba en sus últimas angustias». Ahora – sin siquiera apelar al contorsionismo semántico de los «desconocidos desconocidos» – Rumsfeld de hecho ha clarificado a la opinión pública estadounidense y a la mundial que las «angustias» proseguirán hasta el 2017. Dijo, «No vamos a ganar contra la insurgencia. El pueblo Iraquí va a ganarle a la insurgencia. Esa insurgencia podría seguir durante cierto número de años. Las insurgencias tienden a durar cinco, seis, siete, ocho, 10, 12 años.»

Así que Rumsfeld de hecho está admitiendo lo que mucha gente ya sabía: La Libanización de Irak. Con el elemento añadido de Vietnamización/Iraquificación: Cuando Rumsfeld dijo «El pueblo iraquí va a ganar contra la insurgencia», realmente se refería a los compinches del anterior Mukhabarat del anterior primer ministro interino Iyad Allawi en el Ministerio del Interior, más el infierno de los paramilitares en el seno del Ministerio (los denominados «chicos de Rumsfeld»), formando cuadrillas para luchar contra la resistencia. La inteligencia árabe Suní más las milicias Chiítas y Kurdas luchando contra los árabes Suníes. En otras palabras: guerra civil. La Iraqificación como camino a la guerra civil fue más que evidente cuando Rumsfeld dijo, «vamos a crear un entorno en el que el pueblo iraquí y las fuerzas de seguridad iraquíes puedan ganar contra esa insurgencia.»

Rumsfeld también dijo que el Pentágono está «hablando con líderes insurgentes»: «Bueno, la primera cosa que yo diría sobre las reuniones es que suceden a todas horas.» Lo que significa realmente es que los «chicos de Rumsfeld» árabes Suníes intercambian información con los guerrilleros árabes Suníes y juegan a dos bandas, buscando el mejor trato. No es distinto de lo de los muyahidines en el este de Afganistán a finales del 2001 embolsándose maletas llenas de dólares de los americanos con una mano y pasando información sensible a los Taliban con la otra. La resistencia ha infiltrado todos y cada uno de los organismos oficiales y gubernamentales de Irak, incluido el Ministerio del Interior. Si el Pentágono esparce un montón de maletas atiborradas de dinero, pudiera alcanzar un cierto grado de éxito.

Rumsfeld se afanó en recordar y alertar a la opinión pública estadounidense de que el Pentágono no habla con terroristas, así que no hay conversaciones con la clave Abu Musab al-Zarqawi – quizá por la sencilla razón de que el Pentágono no tiene ninguna pista sobre donde está (o, añadirían los cínicos, porque Zarqawi está muerto). Pero lo que aún es más curioso. Tan solo horas después de que Rumsfeld hiciera la ronda el domingo por televisión en EEUU, Al-Qaeda en la Tierra de los Dos Ríos y Ansar al-Sunnah negaron que estuvieran en conversaciones con nadie. Al-Qaeda dijo que estas eran «mentiras», que ellos nunca hablarían con «cruzados, judíos y los enemigos de Allah». Los observadores del «eje del mal» estarán fascinados con la simetría: el Pentágono no habla con los terroristas en Irak de igual modo que no habla con el nuevo, conseguidor de armas de destrucción masiva Presidente de Irán, y viceversa.

El General John Abizaid, comandante del Centcom estadounidense, fue más preciso que Rumsfeld cuando dijo que el Pentágono estaba «buscando a la gente adecuada de la comunidad de Suní para hablar con ella». «Gente adecuada» solamente puede significar gente como la Asociación de Eruditos Musulmanes. De todas formas, toda la «gente adecuada» árabe Sunni, incluso si estuviera dispuesta a hablar, presionaría a los americanos con su condición número uno: El final de la ocupación misma.

Esta bomba de súper demolición es ineficaz.

Quienquiera que esté hablando con cualesquiera malhechores, se reduce todo a una campaña masiva, desesperada de relaciones públicas de Washington. La administración de Bush debe convencer imperativamente a la opinión pública estadounidense de que «ganará» en Irak, a medida que un sentimiento gigantesco de reproche comienza a llenar el aire. Cuando se vieron confrontados con sus incoherencias, la Casa Blanca y el Pentágono siempre han podido cambiar el guión de la película iraquí. ¿No hay armas de destrucción masiva?. No hay problema: llevemos «democracia y libertad al mundo árabe». ¿Terrorismo?. Luchemos contra él con «elecciones libres». ¡Vaya!, no queríamos en el poder a estos Chiítas amigos de Irán. No hay problema, apoyémosles y utilicémosles para montar un ejército iraquí que luche contra los Suníes por nuestra cuenta.

Ahora un creciente número de estadounidenses parecen haber tenido bastante con todos los giros de la trama – y preferirían cambiar a un medio del estilo de Brad Pitt o Tom Cruise donde los tipos malos pierden siempre y el chico bueno se queda siempre con la chica. La gente de todo el mundo siempre se queda pasmada por el hecho de que la sociedad americana sea un universo estrictamente ganador-tómalo-todo. Bush, Cheney, Rumsfeld pueden terminar siendo calificados como perdedores – el insulto final (o «desconocidos desconocidos», en los juegos de palabras de Rumsfeld). Rumsfeld ha admitido, finalmente, que la guerra de Irak es inganable. Ninguna cantidad de propaganda de Washington puede conseguir empaquetarla y vendérsela al pueblo estadounidense, otra vez.

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/GF28Ak05.html