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Doha y el impuesto Daly-Correa

Fuentes: El Telégrafo

El impuesto Daly-Correa debió ser una propuesta central en la  Cumbre Internacional sobre Cambio Climático, realizada días atrás en Doha, capital de Qatar, en el Golfo Pérsico. Aunque se «logró» ampliar el protocolo de Kioto hasta el año 2020, la Cumbre tuvo pocos resultados concretos. Grandes países contaminantes, como Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda, […]

El impuesto Daly-Correa debió ser una propuesta central en la  Cumbre Internacional sobre Cambio Climático, realizada días atrás en Doha, capital de Qatar, en el Golfo Pérsico. Aunque se «logró» ampliar el protocolo de Kioto hasta el año 2020, la Cumbre tuvo pocos resultados concretos. Grandes países contaminantes, como Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda, se desvincularon, mientras Estados Unidos se mantiene fuera del protocolo. El hecho de que los países comprometidos solo suman un 15% de las emisiones contaminantes mundiales nos pone mucho a pensar.
Herman Daly -el afamado economista ecológico estadounidense- explicó el funcionamiento del «ecoimpuesto» en un discurso realizado en Viena en 2001, ante los líderes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y en un capítulo del libro Ecological Economics and Sustainable Development (Economía Ecológica y Desarrollo Sustentable), en el año 2007.

El presidente Rafael Correa propuso, en el mismo año de esa publicación, cuando el Ecuador se reincorporó a la OPEP, un ecoimpuesto a la exportación de petróleo, concebido como un gravamen ambiental del 3% del precio barril de petróleo, que podría ser administrado por los países de la OPEP. Ese ecoimpuesto debería aplicarse también a otros combustibles exportados, en proporción a su impacto ambiental. A esta combinación de iniciativas, Joan Martínez-Alier y quien suscribe esta nota, le denominamos el «impuesto Daly-Correa».

Un impuesto Daly-Correa impediría que se deprima el precio del petróleo exportado, como ocurriría si los impuestos al petróleo (o al carbono) los ponen los países importadores ricos (como en el caso del banano). Por otra parte, mostraría que los países de la OPEP admiten la existencia del aumento del efecto invernadero, y tienen voluntad de combatirlo aumentando el precio del petróleo con un impuesto variable del 3%. El resultado sería la disminución de la demanda de petróleo (en consecuencia, menor producción de CO2), lo cual se vería compensado con unos ingresos mayores, destinados a la transición energética y a otros fines sociales.

Esta propuesta se ubica ciento por ciento en el contexto de las discusiones internacionales de hoy. Existe un renovado interés tras el artículo publicado el 21 de noviembre en The Guardian

«Oil nations asked to consider carbon tax on exports», de John Vidal, el cual fue comentado por el propio Herman Daly (The Daly-Correa Tax: Background And Explanation).

Aparte del interesante debate académico y político que ha generado la propuesta, el impuesto Daly-Correa efectivamente puede ser aplicado. Con mucha mayor razón ahora que la Cumbre sobre Cambio Climático, celebrada en Doha, ha tenido pocos logros concretos.

http://www.telegrafo.com.ec/index.php?option=com_zoo&task=item&item_id=64236&Itemid=29