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Cronopiando

Doloroso olvido

Fuentes: Rebelión

Hermoso el festival europeo de escuelas de música que se lleva a cabo todos los años y que en esta pasada edición se celebró en Donostia y se dejó sentir en varias ciudades vascas. Hermoso que niños y niñas de distintas culturas y pueblos europeos compartan el universal lenguaje de la música y la danza. […]

Hermoso el festival europeo de escuelas de música que se lleva a cabo todos los años y que en esta pasada edición se celebró en Donostia y se dejó sentir en varias ciudades vascas.

Hermoso que niños y niñas de distintas culturas y pueblos europeos compartan el universal lenguaje de la música y la danza.

Lo que duele es que el Himno a la Alegría de Beethoven con que se inauguraban las jornadas, ni siquiera salpicara con alguna puntual referencia o alusión, con algún guiño solidario, a quienes esperan su acogida a las puertas de Europa después de sobrevivir al Mediterráneo, a nuestras mafias, a nuestras guerras y a nuestro expolio.

Tal vez, hubiera bastado con que, ya que no refugiados, subiera al escenario su música, su danza, pero ni eso.

De los 17.000 refugiados que se comprometiera a aceptar el Estado español sólo han sido acogidos 18. Sí, han leído bien ¡18! Y las mismas infames diferencias se han dado en otros países europeos en relación al número de refugiados que se comprometieron a a aceptar y los que han sido acogidos.

Hermoso ha sido ver a mis dos hijas, Itxaso de 10 años y Haizea de 8, participar en el festival pero no tanto como saber que mañana ellas no van a mirar para otro lado, ni tampoco a aceptar que en su nombre se invoque el olvido.

(Euskal presoak-Euskal herrira)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.