Eso indican los gobiernos de España y Francia que asumieron medidas concretas para evitar el ingreso de corporaciones extranjeras a sus mercados de energía y gas.El gobierno francés propició la fusión de las transnacionales francesas de la energía Suez y Gaz de France para conformar uno de los consorcios de servicios públicos más grandes del […]
Eso indican los gobiernos de España y Francia que asumieron medidas concretas para evitar el ingreso de corporaciones extranjeras a sus mercados de energía y gas.
El gobierno francés propició la fusión de las transnacionales francesas de la energía Suez y Gaz de France para conformar uno de los consorcios de servicios públicos más grandes del mundo, de un valor estimado de 83 mil millones de dólares. Las dos gigantes se unieron intentando hacer fuerza frente a la arremetida de corporaciones de otros países que disputan mercados, como la italiana Enel, que quiso comprarse la Suez.
En España, Gas Natural, la empresa energética más importante, tiene previsto comprarse Endesa, líder del sector eléctrico por 22.500 millones de euros. El gigante energético alemán EON ofertó 29.100 millones de euros por Endesa y el gobierno español decidió modificar la normativa del sector eléctrico para evitar la entrada de extranjeros.
Una gigante pública
La sorpresiva fusión anunciada el sábado dará lugar a un verdadero imperio francés en el estratégico sector de la energía. Suez-Gaz de France será el quinto productor de electricidad de Europa, operador de la primera red de transporte y distribución de gas en el continente, líder europeo de los servicios de energía y del gas natural licuado (GNL) y gigante del agua y la gestión de los desechos.
Lo interesante es que al finalizar el segundo semestre de 2006, cuanto termine la operación, la empresa del gas, que es pública, absorberá a la Suez, que es privada. En los últimos días, la mayoría de los expertos comentó que el área de medio ambiente y distribución de agua se vendería para que el nuevo grupo se centre exclusivamente en la energía,
Gerard Mestrallet y Jean-Francois Cirelli, los más altos directivos del gigante francés reconocieron el papel determinante del gobierno de su país en la operación de «patriotismo económico».
El vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía de Italia, Giulio Tremonti, fue a Bruselas para quejarse a la comisaría de Competencia, Neelie Kroes, de las actitudes ‘proteccionistas’ del gobierno francés, pero al salir de la reunión declaró: «Hemos acordado que hay que evitar las asimetrías en el proceso de la liberalización del mercado».
El comisario europeo de Justicia, Franco Frattini, afirmó que la fusión de las compañías francesas «no es ilegal en la forma, pero amenaza con dar un fuerte golpe al espíritu europeo comunitario». Para el ministro italiano de Industria, Claudio Scajola, la acción representa una «enorme violación del derecho comunitario» y podría merecer una denuncia ante instancias europeas, por obstaculizar el libre mercado.