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¿Donde está la justicia?

Fuentes: Rebelión

Se conoce que la represión policial es frecuente en «el país más democrático del mundo», y como le sobra democracia la lleva por solidaridad al resto del planeta, aunque sea por la fuerza. En estos momentos es noticia las protestas en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, y antes en otras ciudades del mismo país. Las causas […]

Se conoce que la represión policial es frecuente en «el país más democrático del mundo», y como le sobra democracia la lleva por solidaridad al resto del planeta, aunque sea por la fuerza.

En estos momentos es noticia las protestas en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, y antes en otras ciudades del mismo país. Las causas son los habituales asesinatos de negros, en su mayoría jóvenes, por policías blancos. También es y ha sido noticia la represión policial a manifestantes pacíficos y la participación de tropas de la Guardia Nacional.

Pero es injusto decir que es el único donde se reprimen violentamente las manifestaciones, también ocurre en regímenes corruptos de la derecha europea y latinoamericana, donde todavía quedan algunos.

Según la policía y otras autoridades de las ciudades donde han estado ocurriendo estas manifestaciones, y particularmente en Baltimore, más de cien manifestantes han sido detenidos y serán juzgados por dañar establecimientos comerciales, incendiar automóviles o expresarse de manera violenta, o sea, lo que hace unos meses ocurrió en Venezuela y se le llaman «Guarimbas».

El presidente Obama en una rueda de prensa que tuvo lugar el pasado 28 de abril empleó un lenguaje duro contra los responsables de los disturbios en Baltimore y planteó que las autoridades «deberían tratarlos como criminales», pues no estaban protestando, sino robando y poniendo en riesgo la seguridad del resto de los ciudadanos. También Hillary Clinton condenó los actos vandálicos.

Es increíble la desvergüenza con que se valoran hechos similares. Cuando ocurren «guarimbas» o actos criminales en Venezuela u otros países que tienen gobiernos que velan por los intereses de las masas populares, quienes los ejecutan son «héroes o luchadores por la libertad» y se les brinda apoyo de todo tipo entre los que se destaca la prensa oligárquica. Ellos, si no asesinan a los revoltosos pueden encarcelarlos y juzgarlos, Venezuela no.

¿Hay alguna diferencia entre los hechos que denuncian el presidente Obama y la señora Hillary Clinton con lo sucedido en Venezuela u otras partes? No mucho.

¿Hay alguna diferencia en el silencio de algunas «personalidades» ante lo que ha estado ocurriendo en Estados Unidos con el asesinato de negros, las manifestaciones y la actuación de sus autoridades? Sí.

La diferencia en uno u otro país en el enfrentamiento a hechos delictivos similares es que la justicia venezolana, según algunos, no tiene derecho a apresar y a juzgar a los responsables y elementos violentos de las guarimbas, aunque sus actos criminales provocaran decenas de muertos y cientos de heridos, así como millonarios daños económicos al país.

¿Quiénes son esos algunos que pretenden impedir que se haga justicia?

Pues nada menos que un grupo de expresidentes que en nada se caracterizaron como democráticos durante sus respectivos gobiernos, ni antes ni después, y con un largo historial de sometimiento a los Estados Unidos, de crímenes, robo y corrupción.

Uno de estos expresidentes, español, José María «Asnar», por la injusticia que prevalece en este mundo aún no ha sido detenido ni juzgado como criminal de guerra, cuando sus crímenes son de dominio público.

También otro expresidente español, Felipe González, que durante su gobierno creó los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), grupos paramilitares para ejercer el Terrorismo de Estado, que cometió, en los primeros años de la década del 80 del pasado siglo, numerosos secuestros, torturas y asesinatos en España y Francia, no solo contra los miembros y simpatizantes de la organización separatista ETA sino también sobre otros elementos de izquierda, vinculados a esta y hasta ecologistas. Ahora este señor se erige en defensor de los principales dirigentes de las «guarimbas» venezolanas.

Otro de los firmantes es el expresidente Álvaro Uribe de Colombia, cuyo expediente criminal es bien conocido y no es preciso decir nada más.
Pero no solo ellos se oponen a que Venezuela haga justicia a las víctimas, también están algunos gobiernos y parlamentarios que no dirigen la mirada hacia sus respectivos techos.

Es decir, Los Estados Unidos puede apresar y juzgar a los guarimberos, Venezuela no puede apresar ni juzgar a los guarimberos de la derecha oligárquica y hacer justicia a sus víctimas.

La razón debe ser que unos son guarimberos negros y los otros son guarimberos de los burgueses.

¿Dónde está la justicia? Hay muchos ejemplos más.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.