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Dos cartas desde la cárcel del cantautor Julián Conrado

Fuentes: Rebelión

El cantautor colombiano de las FARC, Julián Conrado, capturado en Barinas, Venezuela, el pasado 31 de mayo, logró hacer salir de su celda dos cartas manuscritas. La primera el 22 de julio, la segunda dos días después. Por ellas nos enteramos que se encuentra recluido en una unidad de la Dirección de Inteligencia Militar en […]

El cantautor colombiano de las FARC, Julián Conrado, capturado en Barinas, Venezuela, el pasado 31 de mayo, logró hacer salir de su celda dos cartas manuscritas. La primera el 22 de julio, la segunda dos días después. Por ellas nos enteramos que se encuentra recluido en una unidad de la Dirección de Inteligencia Militar en el barrio caraqueño de Boleíta, al este de la ciudad.

Ambas cartas relatan su estado anímico y su moral actual, además de los peligros y la enfermedad que lo aqueja en la próstata.

Lo más importante de sus dos mensajes es que Conrado, poeta, catante y militante de las FRAC huido a Venzuela hace muchos años para salvarse del asesinato del gobierno de Colombia, ha hecho formal solicitud al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en la persona de su canciller Nicolás Maduro, y a ACNUR, que le concedan el Derecho de Asilo, según la Convención de Viena y la Constitución Bolivariana. Este pedido es del día 24 de julio, un día bolivariano como pocos en el país.

Juliàn estampó sus huellas con la tinta de la misma pluma que usó para escribir en su celda oculta de la DIM y dice: «Solicito Asilo y Refugio a la República Bolivariana de Venezuela. Yo me vine de Colombia porque mi vida corría peligro y fui capturado en Venezuela el 31 de Mayo. No se han reconocido mis derechos humanos, ni siquiera tengo derecho a un alegato para mi defensa. Estoy enfermo de la próstata y otras enfermedades.»

La primera la sacó un soldado anónimo en una riesgosa acción que en Venezuela fue vista como aquella del 12 de abril de 2002 cuando otro soldado bolivariano hizo lo mismo desde la base naval de Turiamo, a 140 Km de Caracas, donde permanecía cautivo el presidente Chávez, depuesto por el golpe del 11 de abril. La segunda carta sale escrita, con el mismo forzado sigilo, con su firma y el sello de sus dos pulgares, en un página al lado de la primera carilla de un libro sobre Simón Bolívar del joven autor venezolano Jorge Campos, editado por Salvat.

El 21 de julio fue aceptado un Habeas Corpus a favor de Julián Conrado en un Tribunal de Venezuela con notificación judicial a las autoridades del Gobierno. Este paso adelante es el primer resultado de una campaña de pronunciamientos que comenzó al día siguiente de su detención a manos de la policía venezolana, con ayuda del terrorífico DAS de Colombia. Aquel pedido firmado Ítzvan Mészaros y James Petras lo respaldamos centenares de intelectuales, sindicalistas y luchadores de medio planeta.

Desde el 11 de junio ha dado un paso más sólido hacia adelante. En la propia Venezuela donde está preso e incomunicado desde hace casi dos meses, se formó un movimiento nacional de artistas que exige su libertad. Se llama «Que no calle el cantor» y se ha constituido en Defensor jurídico de los derechos de Julián Conrado.

Este canta-autor y militante de las FARC, cuyo nombre real conocemos ahora por él mismo como Guillermo Enrique Torres, nació en el Departamento de Bolívar, Colombia. Huyó a Venezuela para evitar la muerte segura por su insurgencia. El gobierno de EEUU ofrece por él 2.5 millones de dólares como recompensa y él se pregunta desde su celda quién será el, o los, afortunados entre ambas policías.

Nunca, en la historia de las luchas sociales, fue necesario coincidir con las tácticas o métodos de lucha de una organización o luchador para defender sus derechos.

Refugiarse cuando se es perseguido o perseguida, es un derecho tan sagrado como el de opinar cuando se es acusado con injuria. Es un derecho inventado por la burguesía clásica que debe ser defendido con los dientes por los anti burgueses del mundo entero.

Si el golpista pro yanqui Pedro Carmona goza de ese derecho en Bogotá ¿por qué Julián Conrado no, en Venezuela?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.