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Dos proyectos, dos visiones y el Socialismo del siglo XXI

Fuentes: Rebelión

Como se sabe, con la Revolución Industrial (1750-1850) y la Revolución Francesa (1789), los fundamentos económicos e ideológicos políticos del Capitalismo dominarán prácticamente todo el mundo. El Socialismo como alternativa anticapitalista era una utopía. En 1917 triunfa la Revolución Rusa y con ello el utopismo socialista se convierte en realidad. Después de la segunda Guerra […]

Como se sabe, con la Revolución Industrial (1750-1850) y la Revolución Francesa (1789), los fundamentos económicos e ideológicos políticos del Capitalismo dominarán prácticamente todo el mundo. El Socialismo como alternativa anticapitalista era una utopía.

En 1917 triunfa la Revolución Rusa y con ello el utopismo socialista se convierte en realidad.

Después de la segunda Guerra Mundial dos sistemas se conforman, el capitalismo y el socialismo «real», hegemonizados el primero por Estados Unidos y el segundo por la Unión Soviética. Esta disputa, bajo el esquema de la «guerra fría», se dio en el campo económico, ideológico y fundamentalmente en el militar.

A partir de 1989 el socialismo existente, con avances innegables en la salud, la educación, el deporte y el empleo, pero con profundas limitaciones en el terreno de la libertad y de la democracia, comienza su derrumbe y se levanta la concepción del «pensamiento único».

Para este Siglo XXI y a la luz de esta realidad y experiencia, cualquier alternativa planteada hacia el futuro deberá huir de los extremos que arroparon a la humanidad del anterior siglo: el libre mercado y la planificación centralizada. Ni uno ni otro subordina la economía a los derechos del ciudadano. El mercado estrecha oportunidades, concentrando la riqueza en manos de pocos. La planificación centralizada, aunque ejercida en nombre del pueblo, de hecho lo excluye de las decisiones. El mercado agrava el estado de injusticia. La planificación centralizada restringe el ejercicio de la libertad.

            Para conciliar mercado y planificación, urge que la lógica económica abandone el paradigma de la acumulación privada para recuperar el del bien común, de modo que la ciudadanía se sobreponga al consumo y los derechos sociales de la mayoría a los privilegios ostentosos de la minoría.

De allí que nos encontramos frente a dos proyectos de vida o a dos visiones del mundo. De una parte, quienes abogan por decisiones colectivas y buscan construir una sociedad explícitamente consentida por sus miembros, es decir, que ellos mismos hagan la elección acerca de las instituciones y las condiciones materiales. De otra, quienes abogan por el dominio de la mano invisible del mercado y anhelan una sociedad que resulte del consentimiento, aunque nunca haya sido explícitamente consentida en conjunto puesto que las elecciones de sus miembros individuales recaen sobre cuestiones que nada tienen que ver con el resultado global.

En palabras sencillas: estamos en una encrucijada o incluimos a los excluidos de siempre o continuamos por el camino de la exclusión.

Y ese es el debate en el mundo de hoy. Los miles de campesinos, líderes indígenas, trabajadores, dirigentes políticos de los países más deprimidos económicamente y con una profunda voluntad política, se reúnen anualmente en foros, cumbres sociales, eventos, realizando manifestaciones, protestando, incluso dando su vida y todo en nombre de otro mundo,  muy distinto al actual, inscrito en los parámetros del primer proyecto donde se coloca el énfasis en las variables microeconómicas.

Mientras que los grandes magnates de la política, la economía y las finanzas se reúnen anualmente, casi siempre en Davos, Suiza, y allí se plantean: ¿Por qué otro, si ya tenemos este, capitalista, neoliberal y libertario? En este proyecto se coloca el énfasis en las variables macroeconómicas. Aquí el fundamentalismo del mercado es tan poderoso que cualquier fuerza política que ose resistirse es motejada de sentimental, ilógica e ingenua.

            Este mundo que se asume como el único posible ciertamente es el mejor de los mundos, excepto para los 2/3 parte de la población mundial que vive bajo la línea de pobreza.

            Hoy en el mundo habitan 6.100 millones de personas. Sólo 2.100 millones viven en condiciones dignas de vida. El resto, esto es, 4 mil millones padecen de miseria. 2.800 millones viven bajo la línea de pobreza, lo que significa que no disponen de una renta mensual equivalente a más de 60 dólares. Y 1.200 millones viven bajo la línea de miseria, porque poseen una renta mensual inferior al equivalente a los 30 dólares.

            Los millonarios del mundo representan menos del uno por ciento de la población mundial, pero acumulan una riqueza equivalente a una cuarta parte de todo el dinero disponible en manos particulares en el mundo

            Parece de Perogrullo afirmar que sería una ilusión esperar una tabla de salvación neoliberal que venga de las islas de opulencia. Los muros de los campos de concentración de la renta son demasiado altos para permitir la entrada de la multitud de excluidos. Pero son demasiado frágiles para impedir el riesgo de una implosión. Hay que buscar una alternativa al actual modelo económico, antes que la desesperación fomente todavía más el terrorismo, hoy, lamentablemente, más vivo que antes, entre otras razones, por las torpes políticas llevadas a cabo por las grandes potencias.

En este proyecto de la continuidad de la exclusión, se puede constatar cómo la economía -que se pretende científica y laica- utiliza categorías religiosas, como la «mano invisible» de Adam Smith. Es el caso del mercado, que parece tener sentimientos humanos, según los comentarios de quien considera que delante de tal hecho, él «reaccionó bien» o «se retrajo». A él se puede aplicar, en la óptica neoliberal, el axioma dogmático: fuera del mercado no hay salvación.

            Si el mundo ronda en torno a la economía y ésta gira en torno al mercado, eso significa que éste, revestido de carácter idólatra, se sostiene por encima de los derechos de las personas y los recursos de la tierra. Se presenta como un bien absoluto. Decide la vida y la muerte de la humanidad. Así, los fines -vida y felicidad humanas-quedan subordinados a la acumulación privada de las riquezas. No importa que las riquezas de uno signifiquen la pobreza de muchos. El paradigma del mercado son las cifras de cuentas bancarias y no la dignidad de las personas.

            Hay, pues, una inversión de los valores. Los productos pasan a ser sujetos y las personas objetos. Es el producto que imprime valor a quien lo posee. Por tanto, los desposeídos carecen de valor y, descartados del juego económico, son atraídos a reverenciar la abundancia de los privilegiados.

 La ostentación de los millonarios funciona como un icono en el que se proyectan aquellos que, excluidos del festín al menos saborean virtualmente las migajas psicológicas caídas de la mesa de los acomodados. Quien sabe, un día, uno de los excluidos podría ser uno de ellos. Sueño que fácilmente se transforme en revuelta.

Sin embargo, el principio supremo de la ciudadanía mundial es el derecho de todos a la vida y, como enfatizaría Jesús, «vida en plenitud». ¿Cómo hacer eso viable?

En Venezuela ensayamos la propuesta del Socialismo del siglo XXI, que se inscribe en el primero de estos dos proyectos o visiones que se debaten en el mundo del hoy.

 

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Desde hace un año el Presidente Hugo Chávez Frías viene planteando el tema de la construcción en nuestro país del Socialismo del Siglo XXI. Esta propuesta está tomando, por supuesto, en cuenta las experiencias hasta ahora vividas en función de la redención de las mayorías. Desde los planteamientos del socialismo utópico, pasando por el socialismo científico y llegando a las experiencias de eso que se dio en llamar el socialismo real. Las experiencias de la Unión Soviética, de China, de Cuba y de Vietnam hay que valorarlas positivamente en cuanto a los grandes logros alcanzados en lo social, deportivo, educacional, pero a su vez, debe tomarse en cuenta sus grandes limitaciones en el terreno de la libertad de expresión, de la libre asociación política y del modelo económico implementado. Esas experiencias nos sirven sobre todo para saber lo que no debemos imitar.

De allí que nuestra propuesta del socialismo del Siglo XXI, es prácticamente inédita, no hay ningún referente histórico. Lo que intentamos construir en Venezuela busca incluir al 80 por ciento de la población que fue excluida de todos los acceso a las más elementales necesidades, respetando la democracia, la libertad de expresión y la libertad política.

En el memorable e histórico discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, donde prefirió el título de Ciudadano al de Libertador, Simón Bolívar, analizando el pasado de Venezuela para comprender la situación del momento, esbozando con mediana claridad su concepción política, reconociendo la autoridad del Congreso, exponiendo sus ideas sobre la educación y argumentando la conveniencia del poder central, nos dejó para la posteridad la siguiente frase: «El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política».

Empeñados estamos los venezolanos que esta frase se convierta en realidad, allí está la base del Socialismo del Siglo XXI.

A) En el terreno de la política económica hemos considerado que la economía es una ciencia social y no una ciencia matemática, esto es, lo importante no son los números sino las personas. Por eso hablamos de una economía al servicio del hombre, de un proyecto absolutamente humanista, que no niega la existencia del mercado pero que lo subordina a los derechos sociales.

         Dentro de esta tesis el artículo 299 de nuestra constitución establece una relación armónica entre el Estado y la propiedad privada, esto es, tanto Estado como es necesario y tanto mercado como las condiciones así lo requieran. De allí que ese mismo artículo considera que el régimen socioeconómico se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección al medio ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad.

La economía venezolana ha registrado, desde el año 2004, un crecimiento sostenido. Luego de que se diera inicio a una paulatina recuperación de nuestra economía -año 2002 y el año 2003-, el país fue objeto de un sabotaje económico que ocasionó una caída vertiginosa en el ascenso que hasta la fecha había obtenido. Luego del letal sabotaje a nuestra principal industria, la petrolera, -que produjo pérdidas superiores a los 14 mil millones de dólares- comenzó un proceso de recuperación efectivo que logró rescatar para los venezolanos la industria petrolera. Así mismo, se ha venido trabajando arduamente en la diversificación del aparato productor venezolano como un mecanismo para preservar las reservas de petróleo y hacer un uso racional de nuestros recursos.

Nuestro Producto Interno Bruto superó para 2006 los 140.000 millones de dólares, si lo dividimos entre una población de 26.000.000 de habitantes, estaríamos hablando de un PIB per cápita de más de 5.000 dólares, todavía bajo pero en franca recuperación para los años venideros. La tasa de crecimiento del PIB para 2006 fue de 10,3%, resultado que ratifica un crecimiento sostenido en el tiempo y sustentado en el auge de la actividad económica del sector privado no petrolero, destacando en este sentido el crecimiento del sector manufacturero (10%), comercio y servicios de reparación (18,6%), construcción (29,5%), comunicaciones (23,5%) e instituciones financieras y seguros (37%).

Para 2007 este indicador seguirá creciendo, y todo hace prever que hasta el término de esta década la economía de nuestro país crecerá en torno a una tasa interanual continua y sostenida de más de 5% del Producto Interno Bruto (PIB).

            La tasa de inflación sigue siendo aún alta aunque con tendencias claras a su disminución. En 2004 fue del 17%, para 2005 15% y para 2006 17%. La derrota de este flagelo constituye uno de nuestros grandes retos.

            Las reservas internacionales se acerca a los 30 mil millones de dólares y una deuda externa de algo así como 27 mil millones de dólares, que viene a representar el 20% del PIB, comparativamente una relación de buena calificación respecto a otros países con las mismas características y condiciones de Venezuela, además de no impactar sobre las decisiones soberanas de políticas económicas y sociales que adelanta nuestro Gobierno.

            El riesgo país se encuentra en los niveles más bajos, como nunca antes en la historia de Venezuela. El precio del barril de petróleo se ubicará en promedio para este año 2007 alrededor de los 50 dólares por barril, superando con creces los cálculos presupuestarios.

La política fiscal en Venezuela estuvo siempre signada por grandes déficit. El Gobierno Bolivariano ha fortaleciendo una cultura tributaria, que ha permitido impulsar una recaudación  fiscal ordenada y que lucha frontalmente contra la evasión. Tan serio es el trabajo en ese orden, que la Superintendencia Nacional Tributaria (SENIAT) ha multado a varias empresas estatales, incluso las petroleras. De esta manera, se va generando un fortalecimiento de la economía venezolana, gracias a la acción decidida en el Plan Evasión Cero.

En cuanto a la diversificación de la economía y de los ingresos públicos debemos destacar que a través del SENIAT se ha logrado que la recaudación interna supere a la que se recibe por concepto de las exportaciones petroleras.

La tasa de desempleo fue 11% en 2005, para 2006 fue del 10% y nuestra aspiración es bajarla a un dígito para este año, lo cual es ciertamente posible tanto por la efectividad de las políticas gubernamentales como por el crecimiento de la oferta de empleo privado.

Los sectores inmobiliarios y de la construcción viven un buen momento, con crecimientos que superan el 10%, así mismo está ocurriendo con la banca comercial y el sector de los seguros y reaseguros.

La Cámara Automotriz informó que las ventas de automóviles en el año 2006 llegaron a las 355.000 unidades y este año se proyectan 400.000, lo que nos genera la preocupación y el problema del colapso del tráfico en las grandes ciudades.

El sector del comercio seguirá creciendo por encima del 15% anualmente. El consumo masivo pasó de 15% en 2005 a 29%, el de alimentos de 14% a 28%, el 2006, con lo cual se duplicó.  

Le Nouvel Observateur en su atlas económico mundial 2007 aparece la tabla sobre los países motores del crecimiento mundial, donde ubica a Venezuela en el Nº 30 por su contribución a ese crecimiento, sólo superada por Brasil, Argentina y México de América Latina, y al nivel de países como Noruega, Finlandia y Austria, y su tasa de crecimiento (7,4%) sólo la superan China 9,6%, Argentina 7,7% e India 7,5%.

            B) Un sistema político que promueve no sólo la representatividad, cuyas muestras limitantes quedaron claras en Venezuela, sino la participación y el protagónico del pueblo.

Simón Bolívar llegó a decir que «a la luz de la verdad y del tiempo nada se esconde, el mérito brilla y la maldad se descubre».

De nuestro país se dicen muchas cosas y en particular sobre el proceso de cambios que tienen lugar en Venezuela hay comentarios bien disímiles en distintos espacios del mundo, incluso se llegan a realizar afirmaciones bien temerarias y algunas reñidas con la ética y la verdad. En todo caso, el tiempo se encargará de desmontar muchas de estas falsedades y al final brillará la verdad.

            En el sistema político venezolano, desde 1999, se comenzó un proceso de reformas políticas e institucionales con el propósito de extender el alcance y la intensidad de las prácticas democráticas al interior del Estado y la sociedad venezolana. Dichas reformas implicaron la redacción de una nueva constitución que amplía y profundiza los derechos de los ciudadanos y actualiza sus contenidos, poniendo énfasis especialmente en crear las condiciones necesarias para incluir amplios sectores de la población que fueron históricamente excluidos del disfrute de los derechos y servicios esenciales.

            El Estado venezolano se define ahora «como democrático y social de Derecho y Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político» (Art. 2 de la Constitución).

Por su parte, los artículos 5 y 6 introducen la noción de democracia participativa y el mecanismo de democracia directa, así como otros medios de participación política, tanto en el capítulo IV referente a los Derechos Políticos y al Referendo Popular, como en todo su entramado normativo.

            La misma constitución, aprobada en referendo popular el 15 de diciembre de 1999, establece la figura del referendo consultivo para «materias de especial trascendencia nacional» (Art. 71), le da al pueblo la posibilidad de revocar todo cargo a la magistratura de elección popular, al cumplirse la mitad del período para la cual fue elegido/a el funcionario/a (Art. 72). También existe la figura del referendo aprobatorio para  «proyectos de leyes en discusión por la Asamblea Nacional» (Art. 73) y finalmente en el artículo 74 se contempla el referendo para abrogar «total o parcialmente» leyes que fueran solicitadas «por iniciativa de un número no menor del diez por ciento de los electores y electoras»

            En esta constitución se establecen dos nuevos poderes. A los clásicos ya conocidos mediante el texto El espíritu de las leyes de Montesquieu: el poder ejecutivo, liderado por el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, el Poder Judicial, cuya cabeza es la Corte Suprema de Justicia y el Poder Legislativo, integrado por la Asamblea Nacional, existen ahora dos nuevos poderes, el Poder Ciudadano, integrado por la Defensoría del Pueblo, nueva institución, la Fiscalía General o Ministerio Público y la Contraloría General de la República y el Poder Electoral que, de ser una institución dirigida por los partidos políticos, es actualmente un poder independiente de ellos. Hay que resaltar que al frente de tres de estos cinco poderes se encuentran mujeres.

            Además, la Carta Magna establece los derechos de los pueblos indígenas y levanta como una cuestión de importancia extranacional los derechos humanos.

            En Venezuela entre 1999 y el año 2006 se han realizado 9 consultas elecciones populares. En 1999 un referendo para que el pueblo se expresara sobre la elección de una Asamblea Constituyente, luego la elección de la Asamblea Constituyente y un referendo para aprobar la nueva constitución. En  julio del año 2000 se relegitimaron todos los poderes, viejos y nuevos, el 16 de agosto de 2004 se realizó el primer referendo presidencial y el 31 de octubre de ese mismo año se llevaron a cabo los comicios regionales, para la elección de Gobernadores y Alcaldes. En agosto de 2005 tuvieron lugar las elecciones para los concejos municipales y las juntas parroquiales del todo el país y el 4 de diciembre de ese mismo año se realizaron las elecciones para los diputados a la Asamblea Nacional, Parlamento Latinoamericano y Parlamento Andino.

            El 3 de diciembre del año 2006 tuvo lugar en nuestro país un nuevo proceso electoral, en este caso para la Presidencia de la República, y una vez más se ratificó el apoyo popular hacia Hugo Chávez Frías con un porcentaje que superó el 63%.

En estos momentos estamos en pleno desarrollo de los Consejos Comunales, los cuales se convertirán en la forma de organización más avanzada que pueden darse los vecinos de una determinada comunidad para asumir el ejercicio real del poder popular, es decir, para poner en práctica las decisiones adoptadas por la comunidad.

Constituye, además, la instancia básica de planificación, donde el pueblo formula, ejecuta, controla y evalúa las políticas públicas e incorpora a las diferentes expresiones organizadas de los movimientos populares.

El consejo comunal también es la base sobre la cual se construye la democracia participativa y protagónica que plantea la constitución bolivariana, así como una casa puede derrumbarse fácilmente si su base no es suficientemente fuerte, así también puede ocurrir con la nueva democracia que estamos construyendo: ella sólo será invencible si su base es fuerte y esa base son los consejos comunales.

De esta manera se va produciendo una articulación, una retroalimentación, entre el Estado revolucionario y el pueblo, en lo que el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, ha llamado la Nueva Geometría del Poder y en la posibilidad de que las comunidades puedan gobernarse a sí mismas, desterrando los valores del individualismo capitalista y dando paso a los principios colectivos, propios del socialismo.

Hasta los momentos se han conformado 18.000, el número estimado para finales de este año son 30.000 y la meta aspirada son 50.000 en todo el país.

C) Una política social que busca atender primero y fundamentalmente a los más necesitados para luego emprender el camino de dotar a esas personas de todos los instrumentos y mecanismos para que puedan enfrentarse a las nuevas realidades.

Es una política social integral que plantea la superación de la pobreza a través de la universalización y la acción transversal e integral de las políticas y los programas públicos, que persigue incorporar a los individuos y grupos vulnerables de manera activa al interior de la sociedad, a disfrutar –como un todo– de grados más elevados de inclusión social, justicia y felicidad general.

De este modo, se rompe con un esquema que durante algunos años imperó en Venezuela y otros países de la región, caracterizado por la preponderancia de los factores económicos y un interés marcado por perseguir a toda costa la estabilidad macroeconómica, sin evaluar con rigurosidad las consecuencias nefastas que estos ajustes acarrearían sobre la población general, revirtiendo importantes indicadores que hasta el momento estaban relativamente estabilizados.

Con la nueva Constitución se busca precisamente incluir a todos los venezolanos sin discriminación alguna, con una concepción de política social integral que privilegia la garantía de los derechos sociales –concebidos como derechos humanos esenciales–independientemente de la condición social o económica de la persona. Se hacen exigibles, por tanto, la educación, la salud, la vivienda, en el marco de una seguridad social universal, basada en la ciudadanía y no en el empleo subordinado, superando la concepción de la satisfacción de las necesidades sociales como un asunto de caridad o de simple asistencia pública, para asumirlas como un derecho inalienable de todos los venezolanos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través del informe sobre Desarrollo Humano 2006, publicado el 9 de noviembre de 2006, presenta un importante avance en desarrollo humano en Venezuela, el mayor en casi 10 años y el más alto en la tendencia desde 1975, así como una significativa disminución de la pobreza durante el año 2004, que no se expresa en el índice de pobreza como tal, el cual permanece inalterable en comparación al año 2003, pero presenta una reducción significativa del 15,0 al 8,3 y del 32,0 al 27,6 por ciento de la población que vive con ingresos inferiores a y diarios respectivamente.

De acuerdo con ese informe, Venezuela se coloca en el puesto 72 en desarrollo humano, de un total de 177, con lo que subió tres posiciones con respecto a 2005.

Los datos emitidos por esa institución indican cambios en temas como la esperanza de vida, que es de 73 años, en comparación con 2005, que era de 72,9 años, y el nivel de alfabetización, que se mantiene en 93% de la población.

Con respecto al índice de mortalidad infantil, la tendencia hacia la baja se ha mantenido a lo largo de la gestión del Presidente Chávez, mostrando en este informe una reducción de 18 a 16 por cada mil niños nacidos vivos, lo que representa cerca de 2 mil niños salvados de la muerte.

Venezuela tiene más médicos que algunos de sus vecinos, 194 por cada 100 mil personas (los mismos del informe del año pasado).

Además, 68% de los venezolanos tiene acceso a una red de saneamiento y 83% dispone de agua potable.

El índice de infectados por el sida en Venezuela es de 0,7% entre la población con edades comprendidas entre15 y 49 años.

Para el 3 de julio 2005 Venezuela registró un millón 436 mil personas alfabetizadas dentro de la Misión Robinson. En octubre de 2005, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decretó a nuestro país Territorio Libre de Analfabetismo.

Millones de venezolanos han sido favorecidos por la Misión Mercal y las casas de alimentación, una muestra de cómo está asegurado el sustento nutricional en todos los sectores. Así ocurre igualmente con las misiones Barrio Adentro, Ribas, Sucre, las Escuelas Bolivarianas, que buscan precisamente la inclusión social de vastos sectores de venezolanos históricamente excluidos.

En el tema de la vivienda se ha emprendido una política de grandes obras, con la construcción masiva de nuevos alojamientos destinados a las capas populares. Las nuevas viviendas forman parte de un plan de urbanismo desarrollado con servicios de transporte, áreas comunes, comercios y escuelas.

Los ancianos no han sido abandonados. De 1999 a 2006, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) instituyó 462.000 pensiones para los jubilados indigentes. De 387.000 pensionados se ha pasado a casi un millón.

Se ha creado la misión Madres del Barrio para luchar contra el consumo de droga, la deserción escolar, el embarazo precoz y con el fin de censar a las amas de casa en apuros. Para esta misión social, las mujeres desempeñan un papel fundamental desde el punto de vista preventivo y educativo.

Varios comités dirigidos por madres se establecieron en cada barrio e integran ahora los consejos comunales. Las amas de casa que carecen de ingreso mensual reciben un peculio equivalente al 80% del salario mínimo. Cerca de 200.000 de ellas se benefician con esta ayuda gubernamental; ayuda que puede ser temporal o permanente según los casos.

El medio ambiente constituye también una prioridad para el país. En cuanto al agua potable, los objetivos del milenio, previstos para el año 2012 por las Naciones Unidas, ya fueron alcanzados en Venezuela.

Cerca de la mitad de la población, que no tenía acceso al agua potable en 1998, puede ahora disfrutar de este servicio.

Se ha elaborado un plan integral de desarrollo rural y agrícola. Más de 1,5 millones de hectáreas de tierras no utilizadas han sido recuperadas para la agricultura. Cerca de 23 millones de toneladas de alimentos se están produciendo gracias a este programa.

Mediante la misión Milagro se operan gratuitamente a todos los latinoamericanos pobres que padecen enfermedades oculares y se promueve una integración continental que supera el simple aspecto económico para implicar, entre otros, el campo de la salud. Ya los operados superan la cifra de las 300.000 personas. Este programa de salud se implementa, entre otros, en Ecuador, Perú, República Dominicana, Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay, El Salvador, Nicaragua, Guatemala.

Venezuela es la prueba patente de que un gobierno puede contribuir rápidamente a una reducción drástica de la pobreza y a mejorar sensiblemente el bienestar de su población, con la condición a la vez de disponer de la voluntad política necesaria y de destinar una parte de las riquezas nacionales a los más despojados.

Esta política social del Estado Venezolano continuará aplicándose con mayor profundidad a partir de 2007, por ejemplo, en el presupuesto de este año, el 45% está destinado para las áreas sociales, cifra no sólo histórica en Venezuela, sino además, demuestra cuál es la verdadera orientación del gobierno de Hugo Chávez Frías en términos de las prioridades sociales.

Finalmente, y lo decimos con orgullo, los sectores que antes eran invisibles hoy comienzan a ser visibles, esto es, tener rostro.

El Socialismo del Siglo XXI en lo internacional

Nuestra política en la arena internacional se alinea con los gobiernos progresistas y de izquierdas del mundo, en particular de América Latina y el Caribe y, en vez de propugnar los principios del más fuerte como el de la competitividad,  propone los principios de la complementariedad económica, la solidaridad, la reciprocidad y la ayuda mutua entre los pueblos.

La política internacional de Venezuela estimula la gestación de un mundo multipolar, el fortalecimiento de la soberanía nacional, la democratización de los organismos y de las decisiones internacionales; promueve la democracia participativa y protagónica; coadyuva a la promoción y protección de los Derechos Humanos y la cooperación entre los países en desarrollo con los países desarrollados; hace esfuerzo por ampliar nuestras exportaciones no tradicionales y añadir valor agregado a las tradicionales.

En el terreno estrictamente del Continente Americano nuestras propuestas son diversas y variadas.

El ALBA, nacida el 14 de diciembre de 2004 en La Habana, con la firma de una declaración conjunta entre Venezuela y Cuba, constituye un primer esfuerzo histórico de construcción de un proyecto global latinoamericano, alternativo al neoliberalismo, con soportes absolutamente distintos a los tradicionales de la integración, con énfasis en áreas o sectores que tienden a darle prioridad a las necesidades de los pueblos, a través de su cultura, sus costumbres, sus tradiciones ancestrales.

Por eso, el ALBA es un instrumento para ratificar la unidad de los hombres, libres de analfabetismo, sanos, alimentados, productores, conocedores de sus derechos pero también cumplidores de sus obligaciones.

Este camino abierto está siendo transitado por pueblos y por ciudadanos que tienen claro el objetivo final que es la construcción de un nuevo espacio donde la felicidad sea un horizonte posible, respetando la diversidad cultural y el cuido del medio ambiente.

El ALBA no es más que un instrumento, un proyecto, una propuesta para hacer este camino menos espinoso y para contribuir a transitar en libertad y en democracia el sueño de nuestros libertadores y en este sentido, Venezuela dice presente y le tiende la mano a todos aquellos pueblos que nos quieran acompañar para la fundación de la Patria Grande.

La televisión del Sur (Telesur) y ahora la Radio del Sur, son instrumentos alternativos de comunicación de lo que realmente acontecen en nuestro Continente; el Fondo Humanitario Internacional sería un mecanismo para enfrentar las calamidades sociales que se generan producto de la actuación de la naturaleza, Petrocaribe y Petrosur son iniciativas y acuerdos para que los países y pueblos de esta zona del mundo tengan acceso seguro y en ventajosas condiciones a la energía,  que nuestro país ha puesto a disposición.

Finalmente, en la apuesta para una integración solidaria, que atienda las necesidades reales de los pueblos de Nuestra América, hemos propuesto la creación del Banco del Sur, como un mecanismo que democratice el acceso a entes crediticios con pleno respeto a la soberanía de los pueblos y pueda contribuir, de alguna manera, a enfrentar el problema de las asimetrías económicas-comerciales entre nuestro países.

Acabamos de romper nuestros lazos de dependencias con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Este es, en definitiva, el Socialismo del Siglo XXI que propugnamos en el campo internacional