Traducido para Rebelión por Susana Gómez Cacho
Para poder mantener las medidas de austeridad, el gobierno habrá tenido que «sacrificar», seguramente, algunos de los presupuestos de sus ministerios, en especial el de Miguel Rossetto, que encabeza el Ministerio de Desarrollo Agrario. Éste vio cómo, a principios de marzo de 2005, se «amputaban» 2.000 millones de reales, pasando, de los 3.700 millones previstos para el año, a los 1.700. La suma inicialmente prevista habría permitido el asentamiento de 115.000 familias, cifra necesaria para lograr el objetivo acordado por el gobierno a finales de 2003, durante la firma del Plan Nacional de Reforma Agraria (PNRA), con varios movimientos sociales rurales.
Dicha firma, sin aspirar a una verdadera reforma agraria, apuntaba al asentamiento de 430.000 familias de aquí al final del mandato de Lula, en 2006. La suma para 2005 permite solamente el asentamiento de 40.000 familias, menos todavía que en la época de FHC. No obstante, la presión social (del MST, sobretodo), tras esta decisión, ha permitido reinyectar 400 millones de reales en el presupuesto, lo cual está, de todas formas, bien, aun cuando no se llegue a los objetivos fijados, teniendo en cuenta que esta reducción presupuestaria afecta asimismo a las posibilidades de acceso al crédito y a la asistencia técnica de miles de familias.
Este punto es uno de los 16 que se reivindicaron en la Marcha Nacional para la Reforma Agraria, que reunió a 12000 trabajadores y trabajadoras rurales procedentes de diversos movimientos sociales rurales (MST a la cabeza), uniendo las ciudades de Goiania y Brasilia (la capital federal) entre el 1 y el 17 de mayo, fecha en la que serán remitidos a los tres poderes.
Solo falta saber cuan sensible se mostrará el presidente Lula ante esta movilización popular histórica.
Artículo de próxima publicación en la revista «Les autres voix de la planète» (www.cadtm.org) nº 26, junio 2005.