Recomiendo:
0

Economía alemana: euro fuerte y poca innovación

Fuentes: Deutsche Welle

El euro cumple tres años circulando y muchos culpan a la divisa única europea del aumento de precios y de amenazar su puesto de trabajo. La opinión divide a ciudadanos y expertos.

Alemania es uno de los 12 países de la Unión Europea que adoptaron al euro. Según opinión de muchos expertos, el abandono a la divisa propia, el marco alemán, causó más problemas que en otros países. Mientras que los traumas de la II Guerra Mundial impidieron que los alemanes estuvieran orgullosos de su bandera, sí lo estaban de su marco, por su fuerza y estabilidad. El euro, en cambio, no despierta emociones.

Pasado glorioso

La reforma monetaria de posguerra y el proverbial milagro económico alemán de las décadas de los años 50 y 60 consolidaron el valor económico y emocional del marco. El ‘Deutsche Mark’, iba de la mano de la recuperación nacional.

Eran años de pleno empleo y de tal necesidad de mano de obra que convirtieron a Alemania en un destino para la inmigración del sur de Europa. Según los estándares actuales son condiciones casi inimaginables.

Asimismo, el marco alemán sobrevivió varios a ataques a lo largo de su medio siglo de existencia: desde la crisis económica de los años 70 hasta las generosas concesiones a los sindicatos alemanes, siempre con el Bundesbank (banco central alemán) como intermediario que defendió la estabilidad y el valor de la moneda y cuyo mandato independiente del poder político también ha servido de modelo para el Banco Central Europeo, también con sede en Frankfurt.

Una nueva era

La introducción del euro coincide con cambios de fondo en la economía global. Su valor ha ido en aumento desde que comenzó la circulación física de la moneda única hace tres años. Pero esta fuerza se debe en primer lugar a la debilidad del dólar y no refleja el vigor y atractivo de la economía europea.

Al mismo tiempo cabe recordar que una divisa fuerte no impidió que Alemania se convirtiera en el campeón mundial de las exportaciones. Alemania compensaba el elevado precio de sus bienes y los elevados salarios con innovaciones, eficacia, calidad y la fidelización de sus clientes internacionales.

Actualmente estos resortes faltan y los responsables parecen querer desplazar los mecanismos de compensación a los salarios, tiempos y las condiciones de trabajo.

Los críticos sostienen que esta estrategia no contempla que Europa jamás podrá competir con los salarios bajos del sudeste asiático o las divisas más competitivas del este de Europa. Y ciertamente, no se pude culpar al euro de estas condiciones. En cambio, lo que se exige es regresar a la innovación y a la calidad.