Lo característico del modelo tecnológico de la fase actual del capitalismo es el digitalismo, orientado a la sustitución de trabajo humano por el automático.
Todo sistema económico puede ser analizado desde diversos ángulos, su grado de desarrollo, su aperturismo en mercados o su clausura autárquica, sus tendencias, sus limitaciones, en fin que puede ser caracterizado teniendo en cuenta sus propiedades más llamativas. Una que todos entendemos, economistas y legos, es el factor intensidad del uso de tecnologías para sostener y agrandar la productividad del sistema. O sea cuál es la proporción de capital y de trabajo en cada una de las modalidades económicas, cuántas máquinas y de qué tipo necesitamos, y para qué. Hueso duro de roer pues afecta a consideraciones básicas, del tratamiento de la desigualdad a la conformación de los derechos de propiedad.
Su uso inyecta inmediatez, facilidad y aparente versatilidad, pero provoca soledad, incomprensión y aceptación humillante
En general, se acepta sin grandes diferencias de criterio que el uso de tecnologías impulsa el incremento de la productividad y por ende el PIB de un país o la renta de sus ciudadanos. Con este cartel no es fácil oponerse al uso de la tecnología como componente esencial del sistema económico, todo lo más admite reflexiones sobre las líneas de impulso de la renovación tecnológica o sobre la estrategia de reemplazo del trabajo humano por el uso de tecnologías automatizadoras. Los debates sociales más extendidos sobre el uso de la Inteligencia Artificial, sus posibilidades y sus limitaciones se encuadran en esto que venimos apuntando, una especie de teleología del desarrollo tecnológico en el que priman las clarificaciones y funcionalidades de la tecnología, sus efectos sobre la aplicación de factor trabajo y de las posibilidades de gestionar y moderar los efectos no deseados, particularmente en lo que a empleo se refiere.
No soy un ludita, una persona opuesta al uso de las máquinas, muy al contrario yo me declaro progresista, persona a favor del uso de tecnologías facilitadoras de la vida, por ello me distancio del modo en que se están desplegando en nuestro mundo, un modelo que parece que más que la búsqueda de la felicidad de la sociedad humana buscase su destrucción eliminando las fuentes de la seguridad compartida y el desmoche de las instituciones democráticas que hasta aquí nos han traído.
Alguien ha cambiado tu modo de vida útil para tus intereses por otro en el que los intereses han ido a parar a la cuenta de explotación de los dueños de las plataformas
Lo característico del modelo tecnológico de la fase actual del capitalismo es el digitalismo, orientado a la sustitución de trabajo humano por el automático, pero sobre todo para funcionar a partir de la acumulación de información estructurada para decidir de manera ajena a la voluntad de las personas que se ven inundadas por dichas tecnologías. Moverse en Uber o Cabifay, Easyjet o comprar en Amazon o Wallapop, asegurar propiedades en seguros médicos o asegurar tu salud en seguros antirrobo, no es algo que competa a usuarios y prestadores, es algo que pertenece al designio del algoritmo que genera la arquitectura de la información apuntando siempre a los beneficios de quien domina la tecnología por encima de los intereses de consumidores o de proveedores. Su uso inyecta inmediatez, facilidad y aparente versatilidad, pero provoca soledad, incomprensión y aceptación humillante. Cuando uno utiliza una plataforma de las mencionadas, de hospedería low cost de tipo Airbnb, o bien es dirigido sistemáticamente a un call center para atender sus reclamaciones, tiene la impresión de pertenecer al colectivo emosido engañados, no la de haber cubierto una necesidad que en el fondo ha sido creada por agentes fuera del control del usuario ¿pero quién te manda ir a pasar un finde en cualquier aeropuerto inundado de tiendas duty free en lugar de paseando por tu mundo de la mano de tus seres queridos? Ah ¿Qué no los tienes? Quizás sea ese el problema, el quid de la cuestión.
Alguien ha cambiado tu modo de vida útil para tus intereses por otro en el que los intereses han ido a parar a la cuenta de explotación de los dueños de las plataformas, epítome del uso intensivo de tecnologías en un ciclo económico que asola el mundo entero.
Quien resuelve esos problemas son los maestr@s, los médic@s, los bomber@s, l@s cuidador@s, profesionales todos ellos vinculados a tecnologías de baja o media intensidad tecnológica
Eso, haber sido engañado, lo sufres como usuario de las mismas, porque si te toca trabajar inmerso en la economía hipertecnologizada, entonces estás jodido de verdad. La economía gig, es el modelo que mejor se ajusta al uso intensivo de tecnologías que convierten a un trabajador en un esclavo al menos las 16 horas de vigilia de cualquier ser humano. Con la misma facilidad que el usuario aprieta un botón para comprar no sé qué, tú vas a estar pencando en un trabajo por la mañana, otro por la tarde y entre medio utilizando tú vehículo para repartir paquetería o comida.
Todo ello es posible gracias al uso de tecnologías de alta capacidad de manejo o gestión de la información, modalidad tecnológica que por primera vez en la historia reparte los beneficios de manera tan desigual entre propietarios del capital y trabajadores del sistema que provoca el que los technobros dueños de las plataformas sean millones de veces más ricos y opulentos que el resto de los empleados y trabajadores anillados al digitalismo sin resolver ninguno de los grandes problemas de la humanidad.
Quien resuelve esos problemas son los maestr@s, los médic@s, los bomber@s, l@s cuidador@s, profesionales todos ellos vinculados a tecnologías de baja o media intensidad tecnológica. Ellos se enfrentan a los problemas comunes que nos afectan a todos, quien sea el tipejo más rico del mundo me la pela, por eso apuesto por una economía de baja intensidad tecnológica.