Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Todos los informes en los medios de prensa norteamericanos de manera persistente insisten en el mensaje de Washington en el sentido que el tiempo de Chávez se acabó. El verano pasado el ex embajador norteamericano ante la Organización de Estados Americanos, OEA, Roger Noriega, publicó un artículo titulado «Estados Unidos debe prepararse para un mundo sin Chávez,» señalando que «Chávez, enfermo de cáncer» ha perdido el control sobre Venezuela, que el actual régimen venezolano está condenado y que la lucha por la Venezuela pos-Chávez ya está ardiendo. Por lo tanto, Noriega urge a la oposición venezolana a ser más asertiva en la conformación de un programa para el período de transición en Venezuela, «de la dictadura a la democracia.»
La actual oposición venezolana encuadrada dentro de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, tiene la esperanza que el electorado haya tenido tiempo suficiente para olvidar la antecesora del bloque, la Coordinadora Democrática, la cual durante el lapso 2001-2004 bajo la supervisión de la CIA la Agencia de Norteamericana de Inteligencia para la Defensa y el Departamento de Estado realizó varios atentados contra Chávez y con regularidad instigó golpes de estado en Venezuela. No obstante, el pasado extremista y terrorista no puede ser borrado de la memoria nacional venezolana a pesar de todas las promesas de adhesión a la democracia que los líderes del MUD hacen hoy en día. Por el momento, la oposición tendrá que estar hiperactiva por cuanto las elecciones en Venezuela están programadas para el 7 de octubre del 2012.
Con las últimas encuestas que le dan a Chávez entre 55 y 60 por ciento de las preferencias, resulta altamente improbable que Chávez tenga que enfrentar un desafío serio de parte de sus rivales que son numerosos: la lista incluye al gobernador de Miranda, Enrique Capriles Radonski, a María Corina Machado, miembro de la Asamblea Nacional, al gobernador del Estado Zulia, Pablo Pérez, al Alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, etc. No será fácil para la MUD nominar un candidato de consenso para febrero del 2012 ya que todos los nombrados son figuras poco colaboradoras, son autoritarios y egoístas. En los informes que envían a Washington los diplomáticos y espías norteamericanos, rutinariamente mencionan la incapacidad de la oposición para actuar de conjunto como la principal razón detrás su crónica ineficiencia en sus propios esfuerzos.
La embajada norteamericana en Caracas se afana en implementar un plan amplio que se supone ayudará a la oposición alcanzar el poder en Venezuela. Actualmente hay dos planes en el tapete. El primero incluye un importante componente «cosmético» ya que el bloque de oposición a Chávez debe promoverse como una fuerza política incluyente que represente a toda la población venezolana, en parte asumiendo las consignas y la agenda del actual gobierno y convenciendo a la población que en cambio mantendrá los mismos programas sociales al tiempo que empleará los ingresos petroleros con mayor eficiencia. Indudablemente que esas promesas no tienen nada que ver con la realidad por cuanto son expresadas por una coalición como la MUD que es dirigida por un grupo de neoliberales.
Ir hacia el público con opiniones neoliberales durante una campaña electoral, que de hecho ya se inició en Venezuela, sería perjudicial para su propio bando, mientras que por otro lado, las promesas vacías tienen cierta resonancia en parte del público venezolano que está cansado de la permanente confrontación política en el país.
El profesor Ramón Guillermo Aveledo, es especialista en política exterior y miembro de la dirección política de Copei, partido Social Cristiano de Venezuela y está a cargo de la organización de la campaña de la oposición.
Aveledo ha sido elegido tres veces como parlamentario, sirvió como secretario del presidente Luis Herrera Campins y ha escrito una docena de libros, incluso uno sobre los dictadores del siglo XX entre los cuales menciona a Fidel Castro junto con Adolfo Hitler, Benito Mussolini, José Stalin, Francisco Franco y Mao Zedong
Aveledo y sus más estrechos asociados asisten a los patrocinantes norteamericanos en la inducción de fondos para MUD y manteniendo vínculos permanentes con la mañosa y activa quinta columna -grupo encubierto de opositores que mantienen cargos en el gobierno venezolano, en los servicios de seguridad y las fuerzas armadas.
Los venezolanos lo saben por experiencia propia que en la práctica las reformas neoliberales exponen a la nación a infinitos dolores y penurias. Lo qué le espera a Venezuela si gana la oposición es una dictadura depredadora ejercida por un grupo de oligarcas, se cancelaría la industrialización y el programa de modernización de la agricultura y paso a paso se recortaría el apoyo del gobierno a la educación gratuita y a los planes habitacionales. Del mismo modo que en el pasado, la plutocracia se introduciría en la administración y tomaría el control de los niveles de toma de decisiones del presidente.
Bajo este potencial escenario, el país montaría la resistencia contra el cierre de los programas sociales a los cuales el pueblo ya está acostumbrado y la MUD en el poder utilizaría al ejército y a la policía para sostener al régimen por medios represivos. Con toda certeza la MUD someterá al ejército y a la policía a purgas ideológicas y expulsará a todos aquellos sospechosos de preferencias comunistas o populistas.
Noriega informa a sus iguales que el «régimen corrupto de Chávez», los generales «entrenados por los cubanos» y los ideólogos no se darán por vencidos sin resistir, lo cual podría ser a través de impedir las elecciones programadas. En realidad, este conjunto de ideas, demuestra qué argumentos presentaría la oposición cuando en algún momento le implorara a Estados Unidos que intervenga, ostensiblemente para restablecer la democracia.
En este momento es demasiado pronto como para predecir si la oposición prevalecería sin una revuelta en las elecciones de Octubre del 2012 pero está claro que a menos que Chávez alcance un triunfo contundente, sus opositores podrían echar mano a un plan B. Dentro de ese marco, habría un clamor de fraude eleccionario en los medios controlados por la oposición y entre los grupos radicales entrenados en la agitación callejera quienes junto a ex guerrilleros de las AUC, algunas organizaciones estudiantiles y de oficiales retirados, desestabilizarían la situación a través de todo el país.
Chávez está ciertamente al tanto de los planes de la oposición para provocar conflictos en toda Venezuela y provocar a su vez la intervención internacional. Él se refiere con frecuencia al mes de abril del 2002 cuando la Casa Blanca, el Pentágono y la extrema derecha de Estados Unidos y Europa sufrieron una espectacular derrota cuando la nación se alzó contra el golpe de estado y brindó su apoyo al legítimo presidente de Venezuela y además sostiene que otro ataque podría venir después de una década de esos acontecimientos.
Ansiosa de ver reventar una crisis la dirección política de la MUD presentó al congreso norteamericano una solicitud de asistencia financiera y de todo tipo para la «transición» en Venezuela. Chávez condenó la movida como lo máximo del servilismo y una violación desembozada de la Constitución venezolana y advirtió que el escenario libio no se repetiría en Venezuela.
Siguiendo las instrucciones de Noriega, un grupo de expertos de la MUD redactó un proyecto de «ley para el período de transición» definiendo las obligaciones y la autoridad del presidente electo durante el interregno entre la finalización del recuento de votos y su inauguración. Los parlamentarios pro-Chávez de la Asamblea Nacional criticaron el proyecto legislativo como un intento de la MUD por tratar de interferir con el desarrollo político de Venezuela en vísperas de la inauguración, pero la MUD interpretó la disposición de los chavistas para la polémica como una evidencia de que ellos no tenían confianza en la reelección del presidente en ejercicio.
La victoria de un candidato de la MUD marcaría el regreso del neoliberalismo en Venezuela y se convertiría en el prólogo para el desmantelamiento de los avances socioeconómicos que ha registrado régimen de Chávez. El impacto en la política exterior de Venezuela sería igualmente alarmante, el país regresaría a su asociación con Estados Unidos, se retiraría del ALBA y posiblemente revisaría el acuerdo de Petrocaribe y cancelaría los ambiciosos planes de asistencia financiera internacional. Venezuela cambiaría las transacciones en la esfera energética con Cuba hacia un modo ideológicamente neutral y estrictamente comercial y por lo tanto aplicaría un severo golpe a la economía de esta última. Así mismo, Caracas suspendería la colaboración técnico-militar con Rusia.
Algunos dirigentes de la MUD están por un compromiso con China aunque de proporciones limitadas de manera de no acarrear las iras de Washington. La cooperación con Brasil continuaría puesto que cultivar las economías de los estados Bolívar y Amazonas sencillamente es una de las prioridades de Venezuela. La privatización de las reservas petroleras de la nación sería nuevamente puesta en la agenda de la economía nacional.
Chávez ha señalado que espera estar totalmente recuperado para retomar su activo rol en la política en el mes de diciembre. Tiene nueve meses para acometer la más importante elección de toda su vida.
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