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EEUU divide al mundo árabe con el comercio

Fuentes: IPS

Un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y el pequeño reino de Bahrein es motivo de fricciones entre ese y otros países árabes, para quienes la intención de Washington es debilitar al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Una cumbre del CCG, integrado por las naciones petroleras de Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, […]

Un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y el pequeño reino de Bahrein es motivo de fricciones entre ese y otros países árabes, para quienes la intención de Washington es debilitar al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

Una cumbre del CCG, integrado por las naciones petroleras de Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar, se quebró cuando el príncipe heredero saudita Abdulá dijo que el acuerdo abriría una puerta trasera para los bienes estadounidenses.

El CCG es un bloque económico creado en 1981, a semejanza de la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur). El bloque árabe planea establecer un mercado común y una moneda única para 2010.

La cumbre concluyó sin que se resolviera la controversia formulada por el príncipe Abdulá, quien abandonó la reunión en señal de protesta.

Finalmente, los líderes emitieron una declaración que evitaba mencionar el asunto para dar una imagen de unidad, según varios periódicos árabes. La atmósfera de la cumbre fue tensa, agregaron.

«Discutimos los acuerdos bilaterales y decidimos postergar una decisión para una reunión futura», dijo el canciller de Bahrein, Mohammed bin Mubarak al-Khalifa.

«No hemos alcanzado acuerdos inmediatos sobre este asunto y me alegra que hayamos terminado la reunión de ese modo. Siempre tenemos diferencias», agregó.

Estados Unidos y Bahrein firmaron el acuerdo comercial en septiembre. Cuando entre en vigor, luego de su ratificación el año próximo, 100 por ciento de los productos industriales estadounidenses y 81 por ciento de los agrícolas ingresarán al país árabe sin pagar aranceles.

Bahrein abrirá así su mercado más que cualquier otro socio comercial de Estados Unidos, adoptará el régimen de propiedad intelectual que ese país impulsa y dará preferencia a las empresas de esa procedencia para los contratos del Estado.

A Arabia Saudita le preocupa que Bahrein haya firmado el acuerdo de manera independiente, sin dar participación a sus socios en el CCG, y la posibilidad de que las nuevas reglas del juego inunden el mercado de la región de bienes estadounidenses.

Los países del CCG ya removieron sus aranceles de intrazona, lo cual significa que, una vez dentro de uno de ellos, podrían moverse con virtual libertad a través de las fronteras del bloque.

Arabia Saudita anunció supuestamente que dejará sin efecto la reducción de aranceles y obstaculizará el comercio desde los países vecinos para proteger su economía.

Eso significaría un retroceso para la estrategia a largo plazo diseñada por Washington para presionar a grandes países con el fin de que se abran a los bienes estadounidenses.

Tras afrontar una dura oposición de países como Brasil en América Latina y de Arabia Saudita en Medio Oriente, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, desarrolló una estrategia consistente en forjar acuerdos con economías más pequeñas para convencer a las grandes en esas mismas regiones.

Las pequeñas naciones tienen poco para ganar de esos acuerdos, pero reciben cierto apoyo político y la categoría de socios comerciales de Estados Unidos.

Bahrein, un archipiélago de una treintena de islas, tiene 730.000 habitantes, y siempre trató de zafar de la sombra de su gigantesca vecina, Arabia Saudita, una nación de 25 millones de habitantes y jugador predominante en el mercado petrolero mundial.

Bahrein es sede de las principales bases militares estadounidenses en el mundo árabe y de la poderosa Quinta Flota de la marina de guerra de ese país. Por eso, Washington le asignó la categoría de «aliado extra-OTAN» (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

Su monarca, jeque Hamad Bin-Isa Al-Khalifa, se convirtió en rey al elevar en febrero de 2002 el rango de su estado de emirato a reino, a semejanza de Arabia Saudita.

En mayo de 2003, en el marco de su guerra contra el terrorismo, el presidente estadounidense George W. Bush anunció su propuesta de crear una Zona de Libre Comercio de Medio Oriente (MEFTA, por sus siglas en inglés) para 2013.

Desde entonces, Estados Unidos ha sellado acuerdos de libre comercio con Marruecos y con Bahrein, y continúa las negociaciones en esa misma dirección con Emiratos Árabes Unidos y con Omán.

Jordania, con cinco millones de habitantes, tienen vigente un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y con Israel, que tiene seis millones.

Tales convenios constituyen elementos de presión para que las naciones más grandes del mundo árabe firmen acuerdos comerciales e incluso avancen hacia el MEFTA, lo cual le brindaría ventajas en las negociaciones multilaterales en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La estrategia de Zoellick de establecer acuerdos con pequeñas economías, denominada «liberalización competitiva», es cuestionada por legisladores estadounidenses, para quienes tales pactos desperdicia recursos de negociación comercial que son escasos.

La Oficina General de Contabilidad del Congreso legislativo estadounidense, un cuerpo fiscalizador, también criticó la ventaja económica de tales acuerdos, que representan, según sus cálculos, apenas ocho por ciento del comercio total del país norteamericano.

El intercambio entre Estados Unidos y Bahrein sumó apenas 900 millones de dólares en 2003. Las exportaciones estadounidenses sumaron 500 millones. Bahrein le exportó petróleo, gas natural y aluminio.

El gobierno de Bush completó acuerdos de libre comercio con otros 10 países: Australia, Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Marruecos, Nicaragua, República Dominicana y Singapur.

Están en curso negociaciones con otros 10 países relativamente pequeños: Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Tailandia y los cinco de la Unión Aduanera de África Austral (SACU), Botswana, Lesotho, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia.