Las fuerzas de Estados Unidos perdieron el control de la volátil provincia iraquí de Al Anbar, que abarca el centro y el occidente del país, según la policía y residentes.El área incluye a las ciudades de Faluya y Ramadi, así como a otros poblados que han sufrido lo peor de los enfrentamientos entre las fuerzas […]
Las fuerzas de Estados Unidos perdieron el control de la volátil provincia iraquí de Al Anbar, que abarca el centro y el occidente del país, según la policía y residentes.
El área incluye a las ciudades de Faluya y Ramadi, así como a otros poblados que han sufrido lo peor de los enfrentamientos entre las fuerzas de Estados Unidos y la resistencia a la ocupación.
A pesar de las intensas operaciones militares estadounidenses, que destruyeron la mayor parte de Faluya, de Haditha y de Ramadi, el verdadero control parece estar en manos de la insurgencia.
Al perder el dominio de esta provincia, a Estados Unidos se le dificulta mantener el control de todo Iraq.
«Estamos hablando de casi una tercera parte del país. Al Anbar tiene frontera con Jordania, con Siria y con Arabia Saudita, y la resistencia allí nunca se detendrá en tanto haya soldados estadounidenses en el territorio», dijo a IPS el historiador Ahmed Salman, de Faluya.
Salman sostuvo que las fuerzas de Estados Unidos están actuando contra sus propios intereses.
«Sus acciones impiden el alcance de sus objetivos, porque usan estas gigantescas y violentas operaciones militares que matan a muchos civiles y hacen imposible calmar a la población de Al Anbar», afirmó.
La resistencia a la ocupación parece tener bajo su control la provincia. «Ninguna autoridad de gobierno puede hacer algo sin contactar antes a la resistencia», dijo a IPS un funcionario gubernamental en Ramadi.
«Incluso el gobernador solía pedir su aprobación para cualquier cosa. Cuando dejó de hacerlo, lo amenazaron de muerte, y ahora no puede moverse sin tener protección estadounidense», añadió.
Estados Unidos invadió Iraq en marzo de 2003, acusando al régimen de Saddam Hussein de poseer armas de destrucción masiva que sin embargo nunca fueron halladas. Poco después, el dictador que gobernaba desde 1979 fue derrocado. Pero la ocupación militar se mantiene, así como los ataques contra civiles y una violenta resistencia.
En las últimas semanas se produjeron varios ataques estadounidenses en Haditha, Ramadi, Faluya y en la carretera que une a Bagdad con Amman, la capital jordana. Un gran número de vehículos blindados fueron destruidos, y decenas de soldados estadounidenses murieron, según testigos iraquíes y el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
La carretera Bagdad-Amman, que atraviesa toda la provincia de Al Anbar, está ahora bajo control de la resistencia. En otras partes es frecuente toparse con asaltantes.
«Si compramos cualquier suministro al ejército estadounidense o al gobierno iraquí, los combatientes (de la resistencia) nos lo sacarán y lo venderán en el mercado local. Y si compramos algo en el mercado local, los ladrones se lo llevarán», dijo el comerciante Hayder al-Mussawi.
Gran parte de los últimos ataques de la resistencia se han producido en Ramadi. Días atrás, las fuerzas de ocupación estadounidenses solicitaron a los residentes de Al Anbar que dejaran de atacarlos y prometieron a cambio retirar sus bases de Haditha y Habaniyah, ciudades que pasarían a ser vigiladas por las fuerzas iraquíes.
«No creo que eso sea posible. Creo que ninguna unidad local podría enfrentar a la insurgencia en Al Anbar. Esta va a ser la última provincia en ser entregada a las fuerzas de seguridad iraquíes», dijo a IPS el policía retirado Kahtan al-Dulaimi.
El grupo iraquí Coalición para la Cuenta de Bajas informó que 964 soldados de las fuerzas de ocupación murieron en Al Anbar desde la invasión, más que en ninguna otra provincia. Le sigue la de Bagdad, con 665 efectivos occidentales muertos.
Residentes de Ramadi dijeron a IPS que las fuerzas estadounidenses destruyeron varios edificios cerca de las oficinas del gobierno provincial.
En una aparente medida para proteger sus propias bases, el ejército y los ingenieros de marina de Estados Unidos comenzaron a edificar una fila de medio kilómetro de edificios frente al centro de la ciudad. La infraestructura abandonada en esa zona ha sido usada en más de una ocasión para lanzar ataques contra el complejo del gobierno provincial.
Los estadounidenses «intentan crear un área de separación entre las oficinas del gobierno títere y los edificios que usa la resistencia para atacarlos. Pero nos molestan a todos porque están destruyendo nuestra ciudad», dijo un residente de Ramadi.
Las propias tropas estadounidenses reconocieron las dificultades del plan. «Estamos acostumbrados a tirar paredes, puertas y ventanas, pero ocho manzanas es algo nuevo para nosotros», dijo el infante de marina Ben Klay al periódico Stars and Stripes, del Departamento de Defensa.
En la cercana Faluya, objeto de una fuerte ofensiva militar en 2004 que acabó con la vida de entre 4.000 y 6.000 personas, los residentes denuncian enfrentamientos diarios entre la resistencia y las fuerzas iraquíes y estadounidenses.
«La policía local antes estaba fuera del conflicto, pero ahora es atacada. Cientos de policías renunciaron luego de haber visto que eran considerados objetivos de los combatientes» de la resistencia, dijo Abu Mohammed, un residente de la ciudad.
Un nuevo informe del Departamento de Defensa reveló que el número de iraquíes muertos por el conflicto aumentó 51 por ciento en los últimos meses, y alertó que la insurgencia se ha vuelto «potente».