Si el título del libro de Emiliano Terán Mantovani, El fantasma de la Gran Venezuela, enuncia mucho, el subtítulo (Un estudio del mito del desarrollo y los dilemas del petro-Estado en la Revolución Bolivariana) dice mucho más. Terán Mantovani, sociólogo de la Universidad Central de Venezuela e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos […]
Si el título del libro de Emiliano Terán Mantovani, El fantasma de la Gran Venezuela, enuncia mucho, el subtítulo (Un estudio del mito del desarrollo y los dilemas del petro-Estado en la Revolución Bolivariana) dice mucho más.
Terán Mantovani, sociólogo de la Universidad Central de Venezuela e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), se propuso abordar en su texto -editado por la Fundación Celarg- como se constituyó el petroestado, los dilemas del neoextractivismo que observa en el periodo de Revolución Bolivariana y las opciones de establecer «una biocivilización pospetrolera, poscapitalista y con soberanía territorial».
En entrevista con el Correo del Orinoco, Terán Mantovani aclara que el extractivismo no necesariamente es decisión de un gobierno, sino que «es la forma en la cual el mercado internacional concibe la naturaleza como una mercancía». Destaca que en el capitalismo, ya «en la fase de acumulación monopolista, imperialista», los grandes capitales internacionales «empiezan a buscar recursos naturales». Eso no habría cambiado, expuso, en el ciclo de la Revolución Bolivariana.
-¿Definiría la situación actual venezolana como un modelo neoextractivista?
-Sí, por supuesto. El actual modelo venezolano es un modelo neoextractivista.
EXTRACTIVISMO
El investigador plantea que, con la gestión de Antonio Guzmán Blanco (finales del siglo XIX), se estructura el modelo extractivista. «El capital internacional empieza a reconfigurar la función que tiene Venezuela en la división internacional del trabajo, sobre la base de empezar a extraer», señala.
Fue el capital foráneo el que determinó ese modelo extractivista para la nación, pero con el apoyo de la élite gobernante.
«Nosotros tenemos esta idea de que el imperialismo es una especie de afuera y el adentro está como desconectado, y en lo absoluto es así: el imperialismo se reproduce incluso internamente», razona. Por ello «en primera instancia lo que tenías era una élite bastante desconectada de la población» y unas oligarquías «que gobiernan despóticamente»; el régimen de Juan Vicente Gómez, en el siglo XX, responde «a ese interés de abrir Venezuela para los sectores petroleros, a diferencia de Cipriano Castro, quien tenía una visión un poco más nacionalista».
El extractivismo venezolano «principalmente ha estado vinculado con el petróleo», refiere, porque el extractivismo «necesariamente tienes que vincularlo con extracciones masivas». En lo político «genera una estructura de poder transnacionalizada o multinacionales».
El Estado venezolano «se constituye como un petroestado», en el que la razón de ser es el petróleo en lo geopolítico, lo territorial, lo político, lo cultural. «Lo que se va generando es una especie de castas políticoeconómicas, corporativizadas, multinacionalizadas, que giran en torno al petróleo».
Se supone «que la modernización era un aspecto positivo del proceso», que implicaba «esta conversión de sujetos campesinos empobrecidos a sujetos urbanos con estilo de vida más parecidos a los occidentales». Eso era, acota Terán Mantovani, «lo deseable», pero «hay que problematizarlo», porque por ejemplo «la riqueza está asociada a la captación monetaria, y no a si tenías un río limpio en tu población». Muestra de ello es lo sucedido con el lago de Maracaibo, «el lago de agua dulce más grande de Suramérica» que quedó convertido «en una cloaca petrolera».
Para el sociólogo se planteó una falsa dicotomía al plantear que se necesita «destruir el ambiente, la naturaleza, para el desarrollo de la gente». Además, no se dice que al destruir un territorio se genera no solo devastación ambiental sino desigualdad social. «Es imposible que tu ocupes un territorio nuevo para un proyecto extractivo y no generes en su seno devastación ambiental y, simultáneamente, desigualdad social, porque el capital, la lógica del capital es una lógica inherente, es de una tendencia polarizante».
UN NUEVO CICLO
En el periodo neoliberal -años 90 del siglo XX- se registró lo que el investigador del Celarg define como «un desmantelamiento de la configuración histórica del petroestado y el nacionalismo petrolero». Pero en 1998, con la llegada a la Primera Magistratura del presidente Hugo Chávez, «se revierte ese proceso y comienza una especie de nueva reconfiguración de nacionalismo petrolero y de un petroestado fuerte sobre la base de una concepción que nunca se había visto»: petróleo, Estado y pueblo.
Esa visión propone más Estado, más petróleo y más pueblo, pero «sin cambiar nunca la política extractivista», precisa. Esa modificación no se produjo, entre otras razones, porque había una deuda histórica por saldar y se debía hacerlo «con la renta petrolera». Terán Mantovani argumenta también que el cuestionamiento al modelo petrolero «no supone que mañana cierras el chorro de petróleo», sino que inicias «un proceso de transición que puede durar 30, 40 a 50 años».
Otro factor que suma el analista es que el Estado «es capturado por una especie de elite financiera, transnacionalizada, corporativizada, política, nacional, internacional»; igualmente hay que considerar «las influencias del capital nacional». Observa que, entre 2004 y 2009, «hay una hegemonía política en el país y, muy importante, una hegemonía económica, porque es una hegemonía política aceitada por una gran renta».
Según Terán Mantovani, «hay un extractivismo que tiene como dos cabezas: una captación de más renta en términos de dinero y que además quiere profundizar las cuotas extractivas», hasta el punto de aumentar la cuota diaria de 3 a 6 millones de barriles. A su juicio, a esta situación se suma otra: la del desarrollo del arco minero de Guayana. «Si tú vas a obtener una renta petrolera de 6 millones de barriles, ¿en qué sentido necesitas además una renta minera?», se pregunta.
El modelo extractivista petrolero y minero no solo tiene «un problema muy grave de devastación de la zona norte y sur del río Orinoco en términos ambientales», sino que también generará «una desterritorializacion, una configuración de la territorialidad que significa generar nuevas ciudades petroleras». Ello acarrea «la conversión de campesinos y pescadores en obreros petroleros», con un «cambio radical de la subjetividad» y el aumento de la vulnerabilidad alimentaria debido al abandono del campo para la producción de hidrocarburos.
AMBOS POR IGUAL
El problema del extractivismo lo ve «tanto en chavismo como en la oposición», ya que «los lineamientos de la MUD tienen el mismo proyecto».
Según su visión, en Venezuela hay tres proyectos en disputa: «un proyecto corporativo que es el proyecto del Gobierno: un proyecto corporativo, más vertical y extractivista. El proyecto de la oposición, que más bien gira en torno a una teoría neoclásica, un sujeto individualista y un proyecto que apunta a liberalizar la economía, pero es extractivista también». Y el tercero, puntualiza, es el del chavismo popular.
¿Hay opciones? Terán Mantovani sostiene que sí, y reivindica «el proyecto de las comunas» así como «la apropiación, por una parte del chavismo popular, de este proyecto». Ese chavismo popular «rescata los factores más radicales del discurso del presidente Chávez y del proceso»; tiene una concepción «más nacionalista y reivindica una noción política más igualitaria». Tiene «una fuerza muy importante políticamente, que está en este momento guardada».
En el presente hay una crisis «del modelo petrolero venezolano», plantea el investigador, y por ende «el chavismo popular estaría en un dilema cultural». Existe, adicionalmente, una nueva «tenaza» por los acuerdos a largo plazo con China, evidencia. Mas aun cuando la oposición los ha cuestionado, «sería engañoso pensar que va a tener acuerdos más nacionalistas» que los del presente, alega.
-¿Le parece que el modelo venezolano está en crisis ahora?
-El modelo venezolano rentista petrolero está en crisis.
-¿Cuáles son las señales de esa crisis?
-A mí me parece que sí existe la guerra económica, pero la guerra económica no la crea la oposición de la nada, sino que lo que hace es atacar los flancos vulnerables de una economía precisamente muy vulnerable.
Terán Mantovani trae a colación el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien, a partir de 1973, «expande el petroestado, expande los gastos y los proyectos; después cae el precio internacional del petróleo» y comienza a endeudarse.
-¿Estamos ahora igual?
-Estamos en un proceso de endeudamiento. Parece que estamos repitiendo un ciclo histórico del modelo rentista. Cuando la gente lo ve desde afuera, se pregunta: ¿Cómo ustedes captan tanta renta y están endeudados? Eso no tiene sentido. El gasto social es muy importante, pero si el gasto social se expande e internamente no expandes las formas de producción, no vas a llegar a ningún lado.
Consultado sobre los escenarios que genera esa crisis, Terán Mantovani advierte que puede recrudecerse una conflictividad política «que está determinada por una disputa por la captación de la renta y el control del petroestado venezolano». Considera que el Ejecutivo debe tomar «todas las previsiones ante una situación de emergencia global», porque «cuando se desata una crisis global las primeras afectadas son las economías más vulnerables», incluida la venezolana.
UN GOLPE DE TIMÓN
El sociólogo reflexiona que el golpe de timón lo debe dar «el movimiento popular» para lograr un cambio de modelo. Recuerda que Chávez planteaba salir del modelo rentista y propuso el de las comunas, lo que supone un ejercicio territorial. «Aquí hay un movimiento de comuneros que está peleando y luchando por procesos de empoderamiento territorial y de producción, y ese movimiento de comuneros está intentando además articular con otras experiencias que son más incipientes», sentencia.
-¿El modelo comunal se puede contraponer al modelo extractivo?
-El modelo comunal se puede contraponer al modelo extractivista. Pero nosotros no podemos pensar que si el modelo comunal se contrapone al modelo extractivista, mañana estará todo listo.
-¿La corrupción es exclusiva del modelo extractivista?
-No, en lo absoluto.
-¿Se potencia en el modelo extractivista?
-No es que se potencia en el modelo extractivista y los modelos industriales no tienen corrupción; lo que ocurre es que, como lo estudió Bernard Mommer en todo su proceso, la Constitución de Estado soberano sobre sus recursos naturales te está diciendo que es una elite pequeña la que va a controlar toda la renta que se capta para un país, y eso significa que a discreción un grupo pequeño va a captar la renta de todo un país, y eso significa que puedes desplazar a una vieja oligarquía que controla la renta y sale otra y se enriquece.
-Es decir, el desplazamiento de élites de poder.
-Desplazamiento de élites de poder, porque los modelos extractivistas lo que tienen son elites que controlan la renta de la tierra, la renta internacional de la tierra.
LA POLARIZACIÓN EMBRUTECE EL ANÁLISIS
El fantasma de la Gran Venezuela es el resultado de una investigación. «Es un libro vivido», cuya escritura comenzó en el año 2010 y finalmente vio la luz en 2014, confía Emiliano Terán Mantovani. Con el texto «yo quiero generar un aporte», sentencia.
-¿Qué quiere poner en evidencia con el libro?
-Quiero poner muchas cosas en evidencia. Te podría dar una: proponer una visión alternativa para el análisis del capitalismo rentístico venezolano, añadiendo elementos importantes como la ecología política y la geografía crítica. El otro aporte es tratar de romper la polarización, que me parece que ha sido sumamente embrutecedora para nuestros análisis, porque entonces el Estado es totalmente bueno o el Estado es totalmente malo. Hay que analizar los procesos en su complejidad, y por eso es que yo creo que el trabajo de investigación tiene que venir desde el pueblo y para el pueblo.
Del libro se editaron mil ejemplares y la presentación se efectuará el jueves 2 de octubre en el piso 6 del Celarg.
UN NEOXTRACTIVISMO PROGRESISTA -¿El modelo extractivista es una amenaza?
-El modelo extractivista es un modelo que, en la medida en que se haga más dependiente y necesita más de una renta y no puede sostener su propio gasto interno, tiene que recurrir al endeudamiento. Es decir, nosotros tenemos que evitar reproducir lo que pasó en los años 80 en la crisis de la deuda, y más hoy en día.
-Usted habla también de neoextractivismo progresista. Ese neoextractivismo progresista, ¿en qué se diferencia del extractivismo tradicional?
-Este debate del nuevo extractivismo surge en el seno de las nuevas hegemonías de los gobiernos progresistas. Creemos que están reproduciendo los mismos patrones extractivistas. Ahora, ¿cuál era la novedad en ese sentido? La novedad era que se estaba generando una distribución social de esa renta que se captaba por el extractivismo, y que esa distribución social estaba generando mayor legitimidad de estos gobiernos, pero no quedaba tocado el modelo capitalista extractivo.
-Usted habla de la marcha hacia la Gran Venezuela, en el momento de Carlos Andrés Pérez, y de la Venezuela Potencia Energética Mundial de la Revolución. ¿Es el mismo discurso a fin de cuentas?
-No es el mismo discurso, pero hay un patrón.