Sería suficiente mencionar las dudosas relaciones de José Miguel Vivanco, jefe «para las Américas» de la organización norteamericana Human Right Watch (HRW), con la fauna del Capitolio de Washington vinculada a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), los más recalcitrantes «pitiyanquis» venezolanos o con la mafia cubanoamericana, para comprender su agresividad contra Venezuela, Cuba y los países progresistas de América Latina.
Adiós Vivanco.
Pero hay más en la carrera de este personero asimilado al universo imperial, que lo hacen un auténtico mercenario de la gigantesca maquinaria de inteligencia radicada en Langley, Virginia.
Su entrada relámpago en la OEA con título de Asesor jurídico y luego de Procurador del Secretariado de la controvertida Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuando apenas se había levantado de los bancos de la Facultad de Derecho, ya provoca interrogantes.
Vivanco, consagrado desde hace unos años a difamar a Cuba, Venezuela y el conjunto de los países progresistas por cuenta de la HRW, nunca ha estimado importante explicar cómo fue su rápida ascensión en la burocracia de la OEA. Tampoco el letrado ha valorado responder de manera documentada a las acusaciones que lo relacionan con el régimen asesino del general fascista Augusto Pinochet.
Estas acusaciones, gravísimas, fueron lanzadas en julio del 2004 por José Vicente Rangel, entonces vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, quien reveló cómo el hoy ruidoso «defensor de los derechos humanos» había colaborado con los servicios secretos de Chile bajo la dictadura.
EL GOLPE LES DEJÓ MUDOS
La campaña de ataques manejada por Vivanco contra Venezuela fue objeto de un análisis sumamente revelador publicado por el afamado investigador Al Giordano, en el sitio digital narcosphere, a dos meses del histórico referéndum del 15 de agosto del 2004, cuando el abogado naturalizado norteamericano multiplicaba las calumnias en contra del Gobierno de Chávez.
Giordano recordó cómo en el 2002, Vivanco y HRW, después de apoyar los propósitos de los grupos opositores más identificados a la embajada norteamericana, se quedaron totalmente silenciosos, sin una palabra de denuncia, frente al fugaz gobierno golpista del empresario Pedro Carmona.
Sin embargo, en el 2003, sin un gramo de vergüenza, HRW desencadenó una campaña feroz contra la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión al lado de Reporteros Sin Fronteras y de otras organizaciones «internacionales» cuya vinculación con la CIA está ya establecida.
En el momento del voto del 2004, defendió rabiosamente el «derecho» de la National Endowment for Democracy -un invento de Ronald Reagan para hacer abiertamente lo que la CIA realizaba de forma encubierta- a subsidiar la organización SUMATE, cuyo fanatismo antichavista llevó incluso a provocaciones asesinas.
Bendijo de la misma forma las «donaciones» de la Unión Europea y de otros países al grupo conformado por la oligarquía con la asesoría de la inteligencia norteamericana.
Al lado de los terroristas de Miami
Si las intervenciones injerencistas de Vivanco en Venezuela indican una constante orientación en línea con el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia, las numerosas intromisiones que realizó contra Cuba confirmaron su agentura.
Un evento lo demuestra todo y acaba de revelar quién es el «Número 2» de HRW.
En abril del 2007, Vivanco participó en Berlín en una conferencia convocada contra Cuba al lado de unos de los elementos más conocidos y peligrosos de la mafia terrorista de Miami, con orientaciones, financiamiento y apoyo oficial de Washington.
La Fundación Konrad Adenauer , una organización abiertamente anticomunista asociada en el pasado a numerosas actividades anticubanas, sirvió de pantalla a esta llamada «conferencia internacional» cuyo perfil era idéntico a varias de su tipo. Todas están organizadas en distintas capitales europeas a partir de las oficinas de People in Need (PIN), una seudo ONG checa designada en el Plan Bush de anexión de Cuba.
Al show de Berlín, se aparecieron esencialmente personajes del staff de la CIA que desde décadas se dedican a atacar a la Isla.
Vivanco no tuvo el menor escrúpulo de sentarse al lado del veterano agente de la CIA Frank Calzón, director vitalicio del Cuban Freedom Center, de Washington, ahora implicado en un millonario desfalco que amenaza la existencia de la USAID.
A Vivanco, tampoco le dio pena asociar su nombre al del desprestigiado comentarista de origen cubano Carlos Alberto Montaner, arrestado en La Habana en diciembre de 1960 con material explosivo, y reciclado por la CIA como intelectual madrileño.
El propio Vivanco presentó sus elucubraciones ante mafiosos connotados de Miami tales como Pedro V. Roig (director general de Radio y TV Martí, actualmente bajo investigación), Ramón Colás (estafador y playboy subsidiado), el traidor Huber Matos, vinculado al narcotráfico, Orlando Gutiérrez-Boronat, ex terrorista cuyo Directorio Democrático Cubano recibió tres millones de dólares de la USAID, Ángel Francisco De Fana Serrano, arrestado en California en 1995, con un arsenal de armas con las que preparaba un ataque terrorista contra Cuba, y Sixto Reynaldo «El Chino» Aquit, uno de los fundadores del Comité de apoyo al terrorista internacional Luis Posada Carriles y famoso en Miami por una larga serie de acciones criminales de las cuales se jacta.
El 27 de abril del 2007, el Diario Las Américas, rotativo mafioso de Miami, celebró la presencia de José Miguel Vivanco entre tantas figuras «anticastristas» asociadas a la mafia cubanoamericana que respaldaron una «declaración de unidad» de los «opositores en Cuba».
En Caracas, en Berlín o en Washington, Vivanco siempre sabe ajustar sus declaraciones incendiarias a las necesidades de sus amos.