Los recientes acuerdos firmados entre la República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela van en dirección completamente opuesta al Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y con su consecución darán un ejemplo al mundo de verdadera unión económica entre los pueblos, a la par que mostrarán la forma de llevar a […]
Los recientes acuerdos firmados entre la República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela van en dirección completamente opuesta al Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y con su consecución darán un ejemplo al mundo de verdadera unión económica entre los pueblos, a la par que mostrarán la forma de llevar a hechos la globalización de la solidaridad.
Los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez rubricaron dos instrumentos que representan la enorme voluntad de unión económica y política de ambos pueblos durante la visita oficial a La Habana realizada por el mandatario venezolano el pasado 14 de diciembre.
El primer texto, denominado Declaración Conjunta afirma que el ALCA es la expresión más acabada de los apetitos de dominación sobre la región y que, de entrar en vigor, constituiría una profundización del neoliberalismo y crearía niveles de dependencia y subordinación sin precedentes.
La Declaración subraya que «analizamos históricamente el proceso de integración de América Latina y el Caribe, y constatamos que este último, lejos de responder a los objetivos de desarrollo independiente y complementariedad económica regional, ha servido como un mecanismo para profundizar la dependencia y la dominación externa».
Refleja a continuación que los beneficios obtenidos durante las últimas cinco décadas por las grandes empresas transnacionales, el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, la crisis de la deuda externa y, la difusión de las políticas neoliberales, con una mayor transnacionalización de las economías latinoamericanas y caribeñas y con la proliferación de negociaciones para la conclusión de acuerdos de libre comercio, crean las bases que distinguen el panorama de subordinación y retraso que hoy sufre nuestra región.
De tal forma, rechaza con firmeza el contenido y los propósitos del ALCA, y comparte la convicción de que la llamada integración sobre bases neoliberales que esta representa, consolidaría el panorama descrito, y no conduciría más que a la desunión aún mayor de los países latinoamericanos, a mayor pobreza y desesperación de los sectores mayoritarios de nuestros países, a la desnacionalización de las economías de la región y a una subordinación absoluta a los dictados desde el exterior.
La Declaración Conjunta puntualiza que ambos gobiernos coinciden en que la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), propuesta por Chávez durante la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, en diciembre de 2001, traza los principios rectores de la verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y se compromete a luchar conjuntamente para hacerla realidad.
El ALBA tiene por objetivo la transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y está concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.
La Declaración recoge 12 puntos entre los que se destacan el trato especial y diferenciado hacia los diversos países, que tenga en cuenta el nivel de desarrollo de los diversos países, la defensa de la cultura latinoamericana y caribeña; y la creación de la Televisora del Sur (TELESUR) como instrumento alternativo al servicio de la difusión de las verdaderas realidades.
Se añade la cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para los países menos
desarrollados en la región, e incluya un Plan Continental contra el Analfabetismo; creación del Fondo de Emergencia Social; desarrollo integrado de las comunicaciones y el transporte entre los países que incluya planes conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas, telecomunicaciones, y el fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos con el objetivo de reducir la dependencia de los países de la región de los inversionistas foráneos.
Pero para que la Declaración Conjunta no se quedara solo en el papel, los gobiernos de Cuba y Venezuela rubricaron un acuerdo de integración que comenzará a aplicarse de inmediato y será un ejemplo para llevarlo a la práctica en toda América Latina.
De esa forma, el documento para la aplicación del ALBA señala que ambos países elaborarán un plan estratégico para garantizar la más beneficiosa complementación productiva sobre bases de racionalidad, ahorro de recursos, ampliación del empleo útil, acceso a mercados u otra consideración sustentada en una verdadera solidaridad.
Se intercambiarán paquetes tecnológicos integrales desarrollados por las partes, en áreas de interés común, que serán facilitados para su utilización y aprovechamiento.
Cuba y Venezuela ejecutarán inversiones de interés mutuo en iguales condiciones que las realizadas por entidades nacionales, y acordarán la apertura de subsidiarias de bancos de propiedad estatal de un país en el territorio del otro.
Las partes admiten la posibilidad de practicar el comercio compensado y laborar en conjunto con otros países latinoamericanos para erradicar el analfabetismo en terceros países.
La parte cubana elimina de modo inmediato los aranceles o cualquier tipo de barrera no arancelaria aplicable a todas las importaciones hechas por la Isla cuyo origen sea Venezuela. Además exime de impuestos sobre utilidades a toda inversión estatal y de empresas mixtas venezolanas e incluso de capital privado venezolano durante el período de recuperación de la inversión.
Cuba concede a los barcos de Caracas el mismo trato que a los de bandera cubana en puertos de la Isla y la posibilidad de participar en servicios de cabotaje.
En esa dirección, otorga a las líneas aéreas venezolanas las mismas facilidades que disponen las cubanas en cuanto a transportación de pasajeros y carga y la utilización de servicios aeroportuarios, instalaciones, transportación interna de pasajeros y carga.
La Habana indica que el precio del petróleo exportado por Venezuela a la Isla será fijado sobre la base de los precios del mercado internacional y ofrece un precio de garantía no inferior a 27 dólares por barril. Se acordó analizar un programa de abastecimiento de combustible para el 2005, lo que unido a la producción nacional, que crecerá rápidamente, asegurará a Cuba los suministros indispensables.
Para las inversiones de entidades estatales venezolanas en Cuba, se elimina cualquier restricción a la posibilidad de que tales inversiones puedan ser 100 % propiedad del inversor estatal venezolano; las importaciones de bienes y servicios procedentes de Cuba podrán ser pagadas con productos venezolanos en la moneda nacional o en otras monedas mutuamente aceptables.
Cuba ofrece 2 000 becas anuales a jóvenes de esa nación para la realización de estudios superiores en las letras o las ciencias y pone a disposición de la Universidad Bolivariana el apoyo de más de
15 000 profesionales de la medicina que participan en la Misión Barrio Adentro para la formación de cuantos médicos integrales y especialistas de la salud deseen estudiar.
Se expresa en el documento que los servicios que Cuba ofrece a más de 15 millones de personas serán brindados en condiciones y términos económicos altamente preferenciales que se acordarán mutuamente, lo cual permitirá compensar los bienes y servicios que Venezuela suministra a la Isla la cual facilitará la consolidación de productos turísticos multidestino procedentes de Venezuela sin recargos fiscales.
Se ofreció a Cuba financiamiento venezolano para proyectos productivos y obras de infraestructura con prioridad para el asfaltado de vías e instalaciones para el suministro de combustible doméstico. Se negocia que Corpozulia sea el suministrador de carbón para el proyecto Ferroníquel con China, de aproximadamente 590 000 toneladas anuales.
Se conversa sobre la posibilidad de una empresa tripartita Cuba-China-Venezuela para producir acero inoxidable en Venezuela. Se utilizarán instalaciones cubanas para la distribución de combustible en el Caribe y se negocia la adquisición por PVDSA de una parte de la refinería de Cienfuegos.
Por su parte, Venezuela transferirá tecnología propia en el sector energético y elimina de manera inmediata cualquier tipo de barrera no arancelaria a todas las importaciones hechas desde Cuba.
Exime de impuestos sobre utilidades a toda inversión estatal y de empresas mixtas cubanas en tierra bolivariana durante el período de recuperación de la inversión.
La patria de Bolívar ofrece las becas que Cuba necesita en el sector energético y en otras áreas de investigación y científica, y colaborará en estudios de investigación de la biodiversidad.
Aportará financiamiento de proyectos productivos y de infraestructura, entre otros, en el sector energético, industria eléctrica, asfaltado de vías y otros de vialidad, desarrollo portuario, acueductos y alcantarillados, sector agroindustrial y de servicios.
Ofrecerá incentivos fiscales a proyectos de interés estratégico para la economía y dará facilidades preferenciales a naves y aeronaves de bandera cubana en su territorio.
Venezuela consolidará productos turísticos multidestino procedentes de Cuba sin recargos fiscales o restricciones de otro tipo y además pone a disposición de la Isla su infraestructura y equipos de transporte aéreo y marítimo sobre bases preferenciales para apoyar los planes de desarrollo económico y social de la Mayor de las Antillas.
Otro de los puntos indica que la República Bolivariana desarrollará convenios con La Habana en la esfera de las telecomunicaciones, incluyendo el uso de satélites y facilitará el establecimiento de empresas mixtas de capital cubano para la transformación de materias primas.
Como se puede apreciar, son enormes y abarcadores los aspectos económicos que recogen los documentos firmados entre estas dos naciones hermanas, que servirán como base y modelo para que el ALBA se convierta en la base fundamental de los acuerdos en la región y el ALCA continúe su camino hacia su entierro definitivo.