Paul Éluard fue un poeta peculiar, influido en su juventud por Baudelaire, y también por Verlaine, deseoso de cambiar el lenguaje poético, de perseguir la libertad, de conquistar la igualdad. Propósitos que no eran nuevos, pero que tras su etapa dadaísta (llegó a dirigir una revista dadá, Proverbe, que publicó seis números) y surrealista, a veces hermética, arraigaron con más fuerza en él a partir de 1926, cuando inicia su militancia política, desarrolla su compleja poesía y su ansia de justicia, juega con el automatismo, se convierte en el más relevante poeta surrealista, comprometido con la vanguardia poética. Los años de su amistad con Picasso, que se inicia poco antes de la guerra civil española y se prolonga hasta la muerte del poeta, son el motivo de la indagación presentada por el Museu Picasso barcelonés: Pablo Picasso. Paul Éluard. Una amistad sublime.
Paul Éluard y Picasso se conocieron gracias a Christian Zervos (un crítico de arte que ya llevaba varios años ocupado en la publicación en Cahiers d’Art del famoso catálogo de la obra del pintor que no se culminaría hasta 1978 con treinta y tres volúmenes) y a finales de 1935 empezaron a relacionarse con frecuencia, anudando una sólida amistad. Fue Éluard quien presentó Dora Maar a Picasso, en enero de 1936, en el estreno de El crimen del señor Lange, de Jean Renoir. Picasso mantuvo con otro poeta, Apollinaire, una gran complicidad, truncada por la terrible pandemia de la gripe del último verano de la gran guerra.Apollinaire había definido a Picasso como un pintor que dotaba de un nuevo sentido al desorden del mundo, volviéndolo a crear, y fue uno de los poetas con los que mantuvo gran amistad, al igual que con Max Jacob, Jean Cocteau y Paul Éluard. El 9 de noviembre de 1918, en el Hôtel Lutetia donde se alojaba, comunicaron por teléfono a Picasso que Apollinaire había muerto. Era uno de sus mejores amigos: el día anterior lo había visitado en su casa del boulevard Saint-Germain, como Breton. Fue un día histórico: el káiser abdicó en Spa, y la gran guerra estaba a punto de terminar. Casi veinte años después, entra en la vida del pintor malagueño otro poeta, Paul Éluard, aunque habían coincidido fugazmente en 1918, gran amigo de Picasso desde los años treinta hasta su muerte en 1952. La desaparición de los dos poetas, a más de treinta años de distancia, le afectó profundamente. Picasso siempre mantuvo su amistad con Éluard, y lo ayudó económicamente en no pocas ocasiones, regalándole cuadros, dibujos, o ilustrando algunos libros del poeta destinados a coleccionistas; Éluard llegó a poseer más de setenta obras de Picasso, desde dibujos a acuarelas, grabados o pinturas, muchas de ellas compradas antes de su amistad con el pintor. El poeta realizaba tareas de intermediario para otros, oficiando de marchante ocasional, vendiendo obras que posee cuando necesita dinero, además de trabajar con su padre en tareas inmobiliarias. En 1923, en un artículo sobre la muestra de los independientes en el Grand Palais de París, donde había acudido por su amistad con Max Ernst, Éluard define a Picasso como un “pintor del olvido, de las cosas más pobres y de las naturalezas realmente muertas”. En 1924, siguiendo sus indicaciones, Gala vende la colección de Éluard: más de treinta cuadros, otros tantos dibujos, y figuras de madera.
Éluard, siempre con salud precaria, fue movilizado al inicio de la guerra, padece los gases tóxicos que afectaron gravemente a su salud, y se casa durante un permiso en 1917 con Elena Dimitrievna Diákonova, Gala, de quien se separará formalmente en 1931 a causa de su relación con Dalí. Éluard la había conocido en Suiza en 1912, en el sanatorio de Clavadel, junto a Davos, donde estuvo ingresado durante más de un año a causa de su mala salud. Gala volvió a Rusia, pero viajó a Francia en 1916, y tras consolidar su relación con Éluard se instalaron en el 3 de la rue Ordener, y se casaron en febrero de 1917, aunque pocas semanas después el poeta tuvo que volver al frente. En mayo de 1918 nace su única hija, Cécile. Después, Gala y Éluard viven durante un par de años en Saint-Brice-sous-Forêt, en el 3 bis de la rue Chaussée, lugar donde acuden los surrealistas, entre ellos Max Ernst. En marzo de 1919, Éluard conoce a Breton, y siete años después, en 1926, ante la ruptura de éste con Jean Paulhan, Éluard apoya al padre del surrealismo. En esos años le influye la pintura metafísica de Giorgio de Chirico, de quien comprará numerosos cuadros. En el verano de 1922, Éluard y Gala pasan el verano en el Tirol junto a Max Ernst, Hans Arp, Tzara y otros, y Ernst se instala en Saint-Brice-sous-Fôret en la casa del matrimonio Éluard. Surgen en esos años las diferencias entre dadaístas y el movimiento surrealista en ciernes, que tienen a Picasso como agente inconsciente de la ruptura: el 6 de julio de 1923, en el acto dadaísta que había organizado Tzara en el Teatro Michel de París, Pierre de Massot, amigo de Picabia, lanza desde el escenario varios insultos al pintor malagueño afirmando que ha muerto “en el campo de batalla”, y Breton responde rompiéndole un brazo a Massot de un bastonazo; interviene la policía, y en el alboroto participan también Éluard, Péret y Aragon. Pese a todo, Massot colaborará después con los surrealistas hasta que se incorpora al Partido Comunista francés en 1936.
Pero la convivencia con Gala se deteriora, y, en abril de 1924,Éluard inicia de improviso un largo viaje de seis meses por el mundo, a causa de las tensiones con Ernst y Gala, embarcándose en un carguero en Marsella que le llevará al Caribe, a la costa panameña, a Tahití y a Australia, abandonando su vida y casi su poesía, en un reflejo involuntario de Rimbaud o Valéry. Max Ernst y Gala, a quien Éluard escribe desde Tahití pidiéndole que se una a su viaje por el mundo, se encuentran con él en Asia, y vuelven a París a principios de octubre. Décadas después, esas cartas de Éluard a Gala serían recogidas y publicadas por Pierre Dreyfus en Gallimard. A la vuelta del viaje por el mundo, el poeta se instala en una casa de sus padres cerca de Montlignon, que Max Ernst decora, y mantiene hasta 1931 un estudio en París, en el 42 de la rue Fontaine, donde también vivía Breton. Después, vive durante un par de años en el 7 de la rue Becquerel, en Montmartre; y en octubre de 1938 en Le Pecq; finalmente, casi hasta el estallido de la guerra, vive en el 54 de la rue Legendre, en un pequeño apartamento que Roland Penrose recuerda atiborrado de libros y cuadros. En octubre de 1940, Éluard y Nusch se instalan en la rue de la Chapelle. Con altibajos, el poeta había mantenido su relación con Gala, pero se separa definitivamente de ella en 1931. El año anterior el poeta había conocido a Maria Benz, Nusch, con quien viaja durante el verano a Cadaqués para estar con Dalí y Gala, y ambos se casan en agosto de 1934, con Breton y René Char como testigos.
Desde 1926, Éluard era miembro del Partido Comunista Francés, aunque las disputas entre el grupo surrealista, y las diferencias sobre Aragon, acaban con su exclusión del partido, junto a Breton y Crevel. En febrero de 1942 solicita al partido ingresar de nuevo, y pasa a la clandestinidad al año siguiente, forzado por la ocupación nazi. El momento es duro: el filósofo Georges Politzer, el dibujante Félix Cadras, el metalúrgico Arthur Dallidet (a quien los torturadores de la Gestapo dejaron sordo y ciego), el escritor Jacques Decour y el físico Jacques Solomon, todos ellos dirigentes comunistas, son fusilados por los nazis en mayo de 1942.
En abril de 1930, Éluard visita a Picasso en Boisgeloup, pero su relación es ocasional: será a finales de 1935 cuando inician contactos más estrechos. El 17 de enero de 1936, Éluard pronuncia una conferencia en la Sala Esteva de la calle Caspe, en la Barcelona del Frente Popular (coalición antifascista que se había fundado dos días antes) con ocasión de la muestra que se había inaugurado el 13 de enero, y que afirmaba ser “La primera exposición de Picasso en Barcelona”. Éluard ya había estado en España en 1927, y fue a casa de Dalí y Gala, en Cadaqués, en el verano de 1929, junto con Nush y René Char. También se encuentran allí Magritte, Buñuel, y les visita J. V. Foix, con quien Éluard anudará amistad. Es en esa época cuando sus intervenciones y versos son más apasionados, más comprometidos con la lucha política; dedica un poema al pintor español, a quien ha observado mientras trabaja, un hombre “a quien no olvidaré nunca”, escribe. En su estancia en Mougins, en el verano de 1936, donde se encuentran Picasso, Dora Maar, ManRay, Zervos, Penrose, Paul Éluard yNusch, les llega la noticia del asesinato de García Lorca (Garcia Lorca a été mis à mort, escribe en un poema), y, en septiembre, les sorprende el nombramiento de Picasso como director del Museo del Prado. La guerra civil española los abruma. El poema de Éluard, Novembre 1936, evoca el frente de Madrid y es publicado en L’Humanitéel 17 de diciembre de ese año con una nota de Louis Aragon.
La conferencia de Éluard en Barcelona, que se transmite por radio y que Picasso escucha en París, tenía un título sorprendente: “Picasso según Éluard, según Breton y según él mismo”, y en ella cita el cuadro La femme en chemise dans un fauteuil, de 1913, del cubismo sintético, que Picasso había pintado influido por esculturas africanas y como una evocación de Ingres. Tres días después Éluard lee sus poemas en la librería Catalònia de la Ronda de Sant Pere, y el 23 habla sobre el movimiento surrealista en el Ateneu Enciclopèdic Popular de la calle del Carme, donde defiende la fraternidad y apunta el enemigo: el capitalismo que va de la mano de la patria, la religión y la familia. Éluard va también a Madrid, donde interviene en el Instituto Francés, y en el Ateneo junto a Ramón Gómez de la Serna; y a Sevilla y Córdoba. El 20 de febrero está de vuelta en París.
En junio de 1936, Éluard ultima La Barre d’appui, dedicado a Nush, y Les yeux fertiles, ambos con ilustraciones de Picasso. En el primero, Picasso utiliza una plancha de cobre dividida en cuatro partes, en una de las cuales imprime la huella de su mano y en las otras tres pinta a Nusch Éluard, Marie-Thérèse Walter y, probablemente, Dora Maar, que ha aparecido en su vida. Pintor y poeta colaboran en esa obra por primera vez, y dedican uno de los ejemplares a Marcel Duchamp. En Les yeux fertiles, el poeta integra versos de obras anteriores. Éluard y Picasso consiguen una fusión de poemas e ilustraciones que agregan complicidad y secreto: Picasso ya le ha hecho el primer retrato a Éluard, y se lo ha regalado. Después, vendrán otros muchos, como la serie Retrato de Éluard, de 1941, compuesta por dieciocho esquemáticos retratos de perfil, y caricaturas, igual que había hecho también a Apollinaire o a Sabartés.Por su parte, Éluard dedicó muchos de sus poemas y obras al pintor, como hizo durante la guerra con Le livre ouvert (“Te dedico a ti, Pablo Picasso, mi amigo sublime, este libro”). Éluard apreciaba mucho las representaciones de la mujer en la obra de su amigo: en una carta a Roland Penrose, en agosto de 1944, cuando París acaba de ser liberada, Éluard afirma que “Picasso pinta cada vez más como Dios, o como el diablo, unos retratos de Nusch encantadores, maravillosos.” A Nusch la habían fotografiado con frecuencia Man Ray y Dora Maar.
Después, la guerra civil española los envuelve: en enero de 1937, el poeta, Picasso y Zervos se encuentran con José Bergamín en París para recibir noticias de la guerra, y deciden fundar una revista, Au poids du sang; el pintor malagueño crea los grabados de Sueño y mentira de Franco, para contribuir a la lucha contra el fascismo; y en mayo de 1937Éluard confiesa en una carta a Gala: “Las matanzas de Guernica me llenan de una ira infinita. Pero no sé qué hacer.” En esos días, el poeta observa el trabajo de Picasso con el Guernica, en el estudio de la rue des Grans-Augustins, y escribe La Victoire de Guernica, que después se exhibirá en el Pabellón de la República de Sert junto al Guernica en la Exposición Internacional que se inaugura el 25 de mayo de 1937, y aparecerá también junto a Sueño y mentira de Franco que había hecho Picasso. En 1938, se vuelve a editar Novembre 1936, el poema que Éluard había escrito al Madrid de la resistencia al fascismo (“Regardez travailler les bâtisseurs de ruines…”, “Mirad cómo trabajan los constructores de ruinas…”), acompañado de grabados de Picasso, Miró, Ives Tanguy, André Masson y otros, para recaudar fondos para la España republicana. La pintura de Picasso y la poesía de Éluard muestran al mundo las urgencias del momento, el rostro siniestro del fascismo, el peligro de la guerra.
En 1937, Éluard y Nusch, junto a Lee Miller, Roland Penrose, Man Ray y Adrienne Fidelin, van a Mougins, donde ya están Picasso y Dora Maar en el hotel Vaste Horizon, donde el pintor realizará varios retratos de las mujeres presentes y aÉluard vestido de arlesiana. Volverán a Mougins al año siguiente, cuando Éluard escribe su famoso poema a Picasso que inicia con “Les unsont inventé l’ennui d’autres le rire”. En abril de 1937, Picasso dibuja un pequeño boceto “Brazo levantado con una flecha”, en la portada de un ejemplar de Treball, el diario del PSUC, un reflejo de la fotografía de Stalin que aparece en ese número, y en diciembre de 1937 pinta La suplicante en referencia a los bombardeos fascistas sobre Lleida del mes anterior. Picasso no cesa de enviar dinero a los comités de solidaridad con la España republicana, sufragando los viajes a escritores y artistas que se refugian en América: en febrero de 1939, Éluard, Max Ernst y Picasso amparan a Manuel Altolaguirre y su familia en Burdeos, y el pintor malagueño recauda dinero para que puedan viajar a Cuba.
Cuando se inicia la Segunda Guerra Mundial, Éluard es movilizado, pero no lo destinan al frente sino a intendencia, no en vano está a punto de cumplir 44 años; con la rendición de Pétain ante Hitler es desmovilizado. Sin embargo, la caída de París y de Francia es un terrible golpe para todos: a finales de 1940, Éluard escribe su célebre poema “Liberté”, mientras sufre serios problemas económicos. Picasso resiste en su taller, aunque recibe amenazas;y Éluard publica clandestinamente durante la ocupación alemana, como la colección El honor de los poetas, que prepara junto a Pierre Seghersy Jean Lescure con poetas de la resistencia, y tiene que esconderse en casa de Zervos, y desde 1942 en la tienda del poeta y editor comunista Lucien Scheler, que también participa en la resistencia y lo acoge en su librería de la rue Tournon de París. En ese año, conoce a Romain Rolland en Vézelay. El peligro acecha: desde octubre de 1943 a la primavera siguiente, Éluard y Nusch tienen que ocultarse en el manicomio de Saint-Alban, y Picasso tiene que exponer clandestinamente sus obras.
En 1944, Picasso decide incorporarse al Partido Comunista Francés en un acto donde le acompañan Jacques Duclos y Marcel Cachin. Éluard da cuenta del hecho el 5 de octubre desde la portada del diario L’Humanité, portavoz del partido, que anuncia también la incorporación del pintor y diseñador Francis Jourdain. El pintor español proclama que, de hecho, hacía mucho tiempo que estaba del lado comunista. Tres días después, centenares de miles de personas se congregan en el cementerio Père-Lachaise convocadas por L’Humanité, con asistencia de Picasso, Éluard, Edouard Pignon, Sartre, Aragon.Picasso sigue ayudando económicamente a los comités de la resistencia, entrega obras a petición de Éluard para que sean vendidas en beneficio de niños judíos, y colabora en iniciativas antifascistas, como el retrato que hizo a Madeleine Riffaud, una joven resistente de veinte años que había matado a un oficial alemán en el puente Solférino de París, y que después fue detenida y torturada por la Gestapo. Riffaud publicó en 1945Le Poingfermé (El puño cerrado) con el retrato que le había hecho Picasso y un prefacio de Éluard, y se convirtió en la posguerra en periodista de L’Humanité, enviada a cubrir las guerras de Argelia y Vietnam.
A finales de 1944, Éluard publica una recopilación de sus textos sobre el pintor, que titula À Pablo Picasso. En 1945, publica Au rendez-vous allemand en Les Éditions de Minuit, la editorial clandestina de la resistencia, una edición aumentada de Poésie et verité que había publicado tres años antes, y donde aparece el célebre poema “Liberté”. El libro es un canto de amor a la resistencia y de denuncia de los colaboracionistas que trabajaron con los ocupantes nazis. La alegría por la liberación no hace que se olviden de España: con motivo de la exposición de Picasso en la Galerie Louis Carré del verano de 1945, Éluard prepara un volumen, Picasso Libre, con reproducciones del pintor y citas de Apollinaire, Gide, Cocteau, Stravinski, Zervos, Éluard y Aragon para recaudar fondos con destino al Comité Francia-España(del que eran presidentes Éluard y Jean Cassou) de ayuda a la resistencia contra la dictadura franquista. Colaboran también en muchas otras iniciativas, como en el volumen Jours de gloire: histoire de la libération de Paris, que contiene grabados del pintor malagueño y textos del poeta. La amistad entre ambos es profunda.
Viaja con Nusch a Checoslovaquia, Italia, Yugoslavia y Grecia. En abril de 1946 Éluard se encuentra en Praga, de nuevo, con su amigo el poeta checo Vítězslav Nezval, que había frecuentado los círculos surrealistas de París, y era miembro del Partido Comunista Checoslovaco desde 1924; en ese momento, era el responsable del departamento cinematográfico del Ministerio de Información checoslovaco. En septiembre de 1946, Éluard participa en el festival de cine de Cannes, y vuelve a ver a Picasso y a Françoise Gilot, a quienes visitará con frecuencia en Antibes durante el verano siguiente, lo que dará pie al volumen Picasso à Antibes, con fotografías al pintor realizadas por Michel Sima y textos de Éluard. Recibe entonces un mazazo terrible: Nusch muere en noviembre, con apenas cuarenta años, y es enterrada en el Pére-Lachaise: el poeta piensa incluso en suicidarse.
Pintor y poeta participan en el Congreso Mundial de Intelectuales en defensa de la paz que se celebra en Wrocław, Breslavia, en agosto de 1948. Maurice Thorez había insistido mucho para que Picasso asistiese. En el encuentro se apoya un llamamiento en defensa de Pablo Neruda, perseguido entonces por el gobierno de González Videla que pocos días después prohíbe al Partido Comunista Chileno, cierra su periódico y después ordena la detención del autor de España en el corazón, forzando al poeta a la clandestinidad y al exilio. Después, Picasso y Éluard visitan Cracovia, Auschwitz y Varsovia.
Éluard y Picasso asisten también al Congreso Mundial de la paz que se celebró en la Sala Pleyel de París en abril de 1949, donde aparece la paloma picassiana que había seleccionado Louis Aragon para incorporar como símbolo a la campaña mundial en defensa de la paz. Después, ambos se encuentran con Neruda, Jorge Amado, Lukács, y Éluard viaja a Hungría, Rumanía, México, la Unión Soviética, Bulgaria, llevando la voz de los poetas franceses. En febrero de 1951, cuando Picasso recibe el Premio Stalin de la Paz en la Mutualité de París, Éluard pronuncia un discurso, al igual que Fernand Léger, la premio Nobel de Química, Irène Joliot-Curie (que será apartada ese mismo año, por sus simpatías comunistas, de la Comisión de Energía Atómica por el gobierno francés) e Yves Farge. En junio de 1951, Éluard se casa con Odette Lemor, Dominique, a quien había conocido dos años antes en México; el enlace tiene a Picasso, Françoise Gilot, Penrose y Lee Miller como testigos. Ese año, el poeta celebra en Londres el septuagésimo aniversario del pintor pronunciando una conferencia, “Le plus jeune artiste du monde, Picasso, a soixante-dix ans”; para la ocasión se había publicado un volumen Homageto Picasso, de Penrose, con el poema de Éluard “Picasso, bon maître de la liberté”. Los dos colaboran en la obra Meurtre à Athènes. L’assassinat de Nicos Beloyannis et de ses compagnons, con un prefacio de Éluard y una ilustración de Picasso (El hombre del clavel, como se conocía al dirigente comunista griego Beloyannis), publicada inmediatamente después del fusilamiento de los dirigentes comunistas en el barrio de Goudi, Atenas, el 30 de marzo de 1952. El libro denunciaba el juicio del tribunal griego, que estaba compuesto por tres militares (uno de los cuales, Georgios Papadopoulos, sería protagonista de la sangrienta dictadura militar o “régimen de los coroneles” en 1967), y el atroz asesinato posterior. Éluard, de hecho, había viajado en mayo de 1949 a Grecia para solidarizarse con el ELAS antifascista, el Ejército Popular de Liberación Nacional impulsado por los comunistas griegos, que había luchado contra la ocupación nazi y que en ese momento libraba una dura batalla contra el bando monárquico apoyado por Estados Unidos y Gran Bretaña. En Grecia, Éluard llegó a hablar por los altavoces del frente dirigiéndose a los soldados monárquicos y fascistas. A finales de febrero de 1952, Éluard viaja a Moscú para los actos conmemorativos del centésimo quincuagésimo aniversario del nacimiento de Víctor Hugo y del centenario de la muerte de Gógol, y pronuncia una conferencia en la Sala de Columnas moscovita. En junio, el poeta recibe el Premio Internacional de la Paz que le otorga el Consejo Mundial de la Paz. El 18 de noviembre de 1952, Éluard muere de un infarto de miocardio.
La inquietud surrealista, que alcanzó también a Braque, Arp, Max Ernst, Paul Klee, Joan Miró y Picasso, entre otros, se muestra en la poesía de Éluard, que recoge en su libro Capital del dolor, dedicado a Breton y donde aparece su poema “Pablo Picasso”, en una fecha, 1926, en que aún no mantiene relación con el pintor malagueño. Señala: Je suis futur et rien n’a de limites / Toi l’endormie moi l’homme sans sommeil. Soy futuro y nada tiene límites / Tú la durmiente yo el hombre sin sueño. En otro poema: Je suis un homme dans le vide / Un sourd un aveugle un muet / Sur un immense socle de silence noir. Soy un hombre en el vacío, / Soy un sordo ciego un mudo / Sobre un inmenso pedestal de silencio negro. A lo largo de su amistad, Éluard dedicó otros al pintor malagueño, como el que titula “Pablo Picasso”: Les armes du sommeil ontcreusé dans la nuit / Les sillons merveilleux qui séparent nos têtes. / A travers le diamant, toute médaille est fausse, / Sous le cielé clatant, la terre est invisible (…). Las armas del sueño han cavado en la noche / Los surcos prodigiosos que separan nuestras cabezas / A través del diamante, toda medalla es falsa, / Bajo el cielo brillante, la tierra es invisible (…). Y todavía, el poema à Pablo Picasso: Captive de la plaine, agonisante folle, / La lumière sur toi se cache, vois le ciel: / Il a fermé les yeux pour s’enprendre à ton rêve, / Il a ferméta robe pour briser tes chaînes. Cautiva del llano, loca agonizante, / La luz sobre ti se oculta, ve el cielo: / Ha cerrado los ojos para cogerse de tu sueño, / Ha cerrado tu vestido para quebrar tus cadenas.
A su muerte, apenas habían pasado diez años desde que los aviones aliados lanzaban sobre Francia paquetes del libro Poesía y verdad, hojitas con el poema “Liberté” para que los recogiese la resistencia, versos de combate, de confianza en el futuro, de fraternidad, de paciente y temblorosa libertad:
Sur le front de mes amis / Sur chaque main qui se tend / J’ecris ton nom […] Je suis né pour te connaître / Pour te nommer / Liberté.
(Sobre la frente de mis amigos / Sobre cada mano que se tiende / Escribo tu nombre. […] Nací para conocerte / Para nombrarte / Libertad.)
En su etapa surrealista, Éluard perseguía ese estado en que los seres humanos podían “soñar juntos”, como había acuñado Benjamin Péret, la emoción que surgía del sueño, del descanso, de los impulsos irracionales, concebida por dadaístas y surrealistas como recurso creador, literario, para extinguirse en el huracán de una época ansiosa, y para terminar hilvanando una poesía íntima que llegó a las multitudes, al corazón de quienes encomendaban su libertad al abrumado, duro y tenaz empeño de la resistencia. Éluard era un amigo, un camarada, el hombre que buscaba la fraternidad, que creía en la poesía por sí misma, y que con su trayectoria indicaba y prefiguraba la amistad y la solidaridad, el mundo que soñaba sin esperar verlo. “A partir de Picasso, las paredes se derrumban”, escribió Éluard, escuchando las palabras y el ruido, el pálpito que parecía golpear el cielo. Picasso había ilustrado muchos de sus libros, y retratos de Nusch, y ese frío día de noviembre de 1952, pasa el duelo por la muerte de Éluard dibujando retratos de su amigo, como éste le había dedicado muchos versos. Cuando entierran al poeta en el Père-Lachaise, acude con Elsa Triolet y Cécile Éluard: allí lo fotografían, Picasso frente a la tumba de Éluard, solo, desolado, envuelto en un abrigo y una bufanda que le tapaba la nuca, vencido por el dolor.
Fuente: El Viejo Topo, núm. 384