La globalización es una forma de guerra de clases. Sin embargo, hoy en día la izquierda ha fracasado a la hora de ofrecer una estrategia coherente para desafiarla.
En cierto punto, esto es comprensible: ante el amenazante movimiento MAGA [Make America Great Again] de extrema derecha, centrarse en los peligros de la globalización puede parecer arriesgado ya que podría alimentar sentimientos nacionalistas. Pero la verdad es que no articular una visión clara para contestar la reestructuración económica que ha destruido los medios de vida y las comunidades de la clase trabajadora en las últimas décadas permite a la extrema derecha canalizar las frustraciones de los trabajadores hacia una política nacionalista y racista.