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El Partido de los Trabajadores de Brasil asume la ortodoxia económica defendida por Palocci

El arriesgado viaje de Lula de la izquierda al centro

Fuentes: Americaeconomica.com

El Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) ha cambiado. Mientras que el discurso público continúa exaltando los valores ideológicos de la izquierda, las actuaciones económicas se orientan hacia el centro. El mantenimiento de unos tipos de interés altos y la disciplina fiscal se han convertido en las consignas del Ministerio de Economía, unos principios […]

El Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) ha cambiado. Mientras que el discurso público continúa exaltando los valores ideológicos de la izquierda, las actuaciones económicas se orientan hacia el centro. El mantenimiento de unos tipos de interés altos y la disciplina fiscal se han convertido en las consignas del Ministerio de Economía, unos principios que poco tenían que ver con el lema original del PT: la ruptura con el modelo neoliberal. Pero el partido se ha plegado a los deseos de Lula y ha cambiado su programa político para ajustarlo a la política económica ortodoxa del Gobierno. Una actitud que ha enojado al 40% de sus militantes.

La decisión del PT la han tomado los sectores mayoritarios y moderados del partido, que según algunas estimaciones lo conforman entre el 60% y el 70% de los militantes. El resto, según algunos observadores políticos, podría volverse contra Lula y convertirse en un duro adversario a su izquierda que ponga en peligro su reelección en las elecciones presidenciales de 2006; objetivo en el que trabaja a destajo todo su gabinete.

Pero no lo tienen demasiado claro. Durante el encuentro del PT en Río de Janerio en el que se decidió el cambio de programa para asimilar la política económica del Gobierno, el jefe de la Presidencia, José Dirceu, mantuvo reuniones reservadas con varios grupos de militantes a los que les reconoció que la continuidad de Lula al frente de la Presidencia no estaba garantizada. Consciente de que necesitará mucha ayuda, Dirceu pidió generosidad para aceptar la coalición con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en los diferentes estados y sacrificar candidaturas del PT «en nombre del proyecto nacional de conducir a Lula a la Presidencia».

El ministro más influyente del Gobierno, junto con el de Economía, Antonio Palocci, parece convencido de que el PT no volverá a ganar las elecciones si no hay una amplia alianza de centro izquierda. De forma que hay que mimar a los aliados actuales para que no se vayan a otro bando o hagan uno propio como ya lo hizo a finales de 2004 el Partido Popular Socialista (PPS).

El PPS abandonó la coalición por discrepancias en la política económica, y no sólo restará apoyos a Lula sino que además sumará un nuevo rival. El mismo fin de semana que el PT decidía abandonar sus tradicionales postulados ideológicos en materia económica, esta formación anunciaba la candidatuda de su principal líder, el diputado Roberto Freire, a los comicios presidenciales que se celebrarán el próximo año. Freire aseguró que «nuestra candidatura forma parte de un proyecto que busca un entendimiento entre las fuerzas políticas que están contra este gobierno continuista», en referencia a la política económica de Lula y a su parecido con la que llevó acabo el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el principal adversario del presidente brasileño desde 1994.

La sombra de Cardoso. A la dirección del PT le sientan muy mal estas comparaciones y no le gusta verlas expuestas en la prensa. El presidente de esta formación José Genoino, ha iniciado estos últimos días una defensa a ultranza de sus siglas y a través del portal del partido se han difundido varias entrevistas y declaraciones en las que asegura que existen importantes diferencias pragmáticas y estratégicas entre ambas formaciones políticas, el PT y el PSDB, y también se esfuerza en desmentir las acusaciones sobre el presunto comportamiento «exclusivista y hegemonista» del partido lanzadas por Cardoso.

Genoino afirma que el PT está reformando el Estado y que por eso «en la propuesta de la mayoría del partido (en referencia a la aprobación del nuevo programa) estamos reafirmando el carácter republicano y democrático del PT en sus relaciones con la sociedad y con el poder público».

Mientras, Cardoso continúa calentando el ambiente. En una de sus últimas declaraciones, el líder del PSDB y posible candidato a la Presidencia, aseguró que la situación de su partido ante los próximos comicios era mejor de lo que se podría esperar debido a la actitud de Lula del que asegura que «se equivoca demasiado». Estas palabras han sentado muy mal en el PT. Los diputados petistas creen que la intención del ex presidente es adelantar la campaña electoral. Y parece que lo está consiguiendo.

En esta última semana, el ambiente político ha estado muy animado. Desde que el PT dio el fin de semana pasado un giro de 180 grados y decidió hacer añicos la premisa adoptada hace cuatro años de romper con el modelo económico neoliberal, las críticas al presidente brasileño han obligado a sus aliados y amigos a salir en defensa de Lula. Pero no es el único vapuleado. También de Palocci se están diciendo muchas cosas.

Ayer mismo, aprovechando todo este revuelo, varios centenares de campesinos sin tierra ocuparon el Ministerio de Hacienda por sorpresa para reclamar fondos para la reforma agraria. Tras los nervios iniciales, finalmente una comisión de los manifestantes fue recibida por funcionarios del Ministerio a los que les expusieron sus reivindicaciones. Quieren que el Gobierno libere 2.000 millones de reales (606 millones de euros) que el Ejecutivo congeló en marzo del presupuesto para la mencionada reforma.

Las críticas a la política económica de Palocci, que son la base del descontento de parte de los militantes del PT y el electorado de Lula, también han hecho reaccionar a ex colegas. El ex ministro de Hacienda Pedro Malan, ha defendido en unas recientes declaraciones en público el régimen de las metas de inflación que se ha auto impuesto el Gobierno de Brasil y que ha provocado que el Banco Central haya iniciado una agresiva lucha contra el alza de los precios que ha provocado el incremento de los tipos de interés de referencia hasta colocarlos en el 19,25%, la mayor tasa del mundo. Y un porcentaje que está pasando factura al crecimiento para desconsuelo de empresarios y trabajadores.

El cambio de programa del PT lleva implícito la aprobación de esa política monetaria que tantos disgustos está dando a los sectores sociales del país. Esta actitud podría perjudicar las aspiraciones políticas de Lula. En este momento, parece obvio que el mayor partido de izquierdas de Latinoamérica ha girado hacia el centro, y en el camino podrían perderse, según algunos observadores, hasta el 30% de los militantes.