Recomiendo:
1

El Banco Central y el secuestro de la democracia

Fuentes: Estrategia (CLAE) / Rebelión [Imagen: Sede del Banco Central do Brasil, situado en Brasilia. Créditos: Marcelo Casal Jr./ Agência Brasil]

En este artículo el autor analiza el papel de Banco Central, manejado sin control del gobierno por un puñado de bolsonaristas, como un elemento de desestabilización del gobierno electo.


A pesar de la amplia confluencia de los especialistas brasileños e internacionales sobre la política absolutamente equivocada de una tasa de 13,75% de interés, el directorio “autónomo” del Banco Central decidió redoblar la apuesta contra todas las evidencias de la realidad y, principalmente, contra el gobierno.

Además de reforzar a Brasil como el nirvana rentista mundial con ganancias reales del 8% anual, los financieros del Banco Central independiente también señalaron la posibilidad de “mantener la tasa de interés básica por un período prolongado” [ Actas del Copom ].

Esta elección del Banco Central, que es político-partidista, por carecer de fundamentos técnico-económicos aceptables, resultó incompetente: es un fracaso rotundo.

Durante dos años consecutivos, el Banco Central no logró controlar la inflación. Y, todo lo indica, también fracasará en 2023. Esto sería motivo suficiente para que el Senado destituyera a toda la directiva del organismo, tal y como establece la Ley Complementaria 179/2021: por “desempeño insuficiente comprobado y recurrente para alcanzar los objetivos de el Banco Central de Brasil” [inciso IV del artículo 5].

La victoria del presidente Lula el 30 de octubre de 2022 puso fin al gobierno más nefasto, trágico y destructivo de la historia de la República. Y también significó la interrupción de la pesadilla fascista-militar y el fin de las políticas nefastas del gobierno que terminó el 31 de diciembre.

Sería lógico y natural, por tanto, que el gobierno electo asumiera plenamente el mando del país, incluido el Banco Central, para manejar las tasas de interés y el sistema de endeudamiento y, así, poder aplicar el programa ganador en las urnas. Pero no es, sin embargo, lo que piensan los rentistas, la ortodoxia neoliberal y los medios hegemónicos.

En apariencia, incluso toleran la democracia. Eso sí, con una condición básica: mientras la soberanía popular no se atreva a elegir representantes que afecten sus conquistas fáciles, ganadas sin trabajo y a costa del hambre, el sufrimiento y la miseria de millones de brasileños.

La única democracia aceptada, en la perspectiva neoliberal y ultraliberal, es la “democracia cálida, inofensiva”, en la que la rutina electoral puede incluso promover la rotación de los políticos en el poder, pero sin afectar los dogmas del dios-mercado.

El Banco Central “independiente” funciona como una oficina paralela para los derrotados en las elecciones. Cambió el gobierno, pero bloquean al gobierno electo, impidiendo que se cambie la política monetaria.

El apego al control de la tasa de interés es comprensible. Al fin y al cabo, la tasa estratosférica del 13,75% para pagar los intereses de la deuda es el negocio más rentable del mundo: 8% en términos reales al año, descontada la inflación.

El economista André Lara Resende calcula que en solo dos años de “independencia” del Banco Central, el sistema de rentas costó un 5,4% más del PIB –alrededor de R$ 410 mil millones más– sin que, sin embargo, lograra mantener la meta de inflación, que sería una razón para que el Senado destituyera a la directiva bolsonarista de la institución, como se señaló anteriormente.

Según una estimación del Banco Inter, en 2023 el costo de la deuda debe causar una malversación récord de 790 mil millones de reales en las cuentas del Tesoro. Esta cifra monumental, que será apropiada por un puñado de beneficiarios del Bolsa-rentismo, es 203 mil millones de reales mayor que este gasto en 2022 y 478 mil millones mayor que los intereses pagados en el último año antes de la independencia del Banco Central, en 2020.

En una orgía financiera tan atractiva, ningún dueño de dinero dudaría. Nadie va a invertir dinero en actividad productiva y crear empleo si es más seductor comprar títulos de deuda. En este nirvana financiero, el dinero multiplica dinero sin ningún esfuerzo, sin ningún riesgo y con absoluta seguridad y liquidez.

Cuando decide por su cuenta mantener tasas de interés exorbitantes sin pedir autorización al gobierno y al Congreso, como es constitucionalmente obligatorio para cualquier otro gasto público, el Banco Central crea irresponsablemente gastos gigantescos al Fisco y provoca el desequilibrio fiscal.

Es como un gobierno dentro del gobierno, que actúa fuera de los poderes legitimados por la soberanía popular, el Legislativo y el Ejecutivo. El gobierno que no controla los intereses y la deuda no gobierna; se convierte en un mero gestor de la escasez presupuestaria provocada por el Banco Central, viéndose obligado a recortar cada vez más el presupuesto público para remunerar a los rentistas.

La política equivocada de altas tasas de interés alimenta el sistema de robos más grande del mundo y sabotea la reconstrucción económica de Brasil. El Banco Central “independiente” secuestra la democracia y, con la estrategia del terrorismo y el sabotaje financiero, continúa el 8 de enero.

Jeferson Miola es miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial y colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Fuente: https://estrategia.la/2023/03/29/brasil-el-banco-central-y-el-secuestro-de-la-democracia/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.