Desde hace 12 años, de cada cien dólares que destina el Banco Mundial para financiar proyectos de energía en 45 países, poco más de 80 dólares son dispuestos para abastecer de energéticos a Estados Unidos, país que tiene el único poder de veto sobre el organismo financiero multilateral, revela la Red de Energía y Economía […]
Desde hace 12 años, de cada cien dólares que destina el Banco Mundial para financiar proyectos de energía en 45 países, poco más de 80 dólares son dispuestos para abastecer de energéticos a Estados Unidos, país que tiene el único poder de veto sobre el organismo financiero multilateral, revela la Red de Energía y Economía Sustentable (SEEN, por sus siglas en inglés).
Refiere que en el sector petrolero más de 82 por ciento del financiamiento aprobado del Banco Mundial va a proyectos que exportan a Estados Unidos. Por décadas, un mayor acceso a las reservas mundiales de petróleo y gas ha sido una pieza central de la política exterior de Estados Unidos. Esta búsqueda se intensifica cada año. En 2002, Estados Unidos importó 53 por ciento de su petróleo, y se proyecta un incremento hasta llegar a 70 por ciento en 2025.
La organización no gubernamental, integrante del Instituto de Estudios Políticos, con sede en Washington, afirmó que tales proyectos se han convertido en transferencias directas tanto de recursos naturales como financieros, del Sur al Norte. «Irónicamente, muchos de los proyectos de extracción de gas y petróleo financiados por el Banco Mundial están orientados a la exportación a fin de pagar en divisas fuertes la deuda que los países en desarrollo tienen con el mismo banco».
El estudio En sentido contrario desde Río, el camino del Banco Mundial hacia la catástrofe climática, elaborado por Jim Vallette, Daphne Wysham y Nadia Martínez, identifica a las grandes corporaciones estadunidenses como las principales beneficiarias de los proyectos de explotación de combustibles fósiles que el banco ha aprobado desde la Cumbre de Río en 1992.
Explica: «Se benefician ya sea a través de préstamos directos o mediante el proceso de privatización forzado por los préstamos del banco. Halliburton y Enron disfrutaron de una expansión global en los 90, de la mano de los proyectos financiados por el Banco Mundial».
En análisis indica que pese a que en la Cumbre de la Tierra de 1992 se planteó al Banco Mundial ser «el conducto de la transferencia de recursos del Norte pudiente al Sur pobre, en lugar de ello el banco inundó los campos de combustibles fósiles y las minas con financiamiento público».
Desde la Cumbre de la Tierra de Río en 1992 hasta finales de 2004, el grupo del Banco Mundial ha aprobado 11 mil millones de dólares en financiamiento para 128 proyectos de extracción de combustibles fósiles en 45 países. De ellos, 52 proyectos son de extracción y exportación de petróleo, carbón y gas para el mercado global, principalmente para los países del Norte.
De esta manera, el Banco Mundial «proporciona una herramienta crucial para abrir nuevas áreas a la exploración de petróleo y gas para el mercado de Estados Unidos», alerta el estudio.
Los especialistas advierten que esos proyectos aprobados por el Banco Mundial desde hace 12 años producirán una emisión de más de 43 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, de los cuales más de la mitad (23.8 mil millones) provendrán de planes orientados a la exportación.