Algunas ONG han expresado seria preocupación por la cartera propuesta del Banco Mundial para inversión en cambio climático. Una de las críticas es que la iniciativa, dirigida por algunos países del G-8, socavará las negociaciones multilaterales existentes en la materia y creará mecanismos paralelos para la prestación de fondos destinados a actividades relacionadas con el […]
Algunas ONG han expresado seria preocupación por la cartera propuesta del Banco Mundial para inversión en cambio climático. Una de las críticas es que la iniciativa, dirigida por algunos países del G-8, socavará las negociaciones multilaterales existentes en la materia y creará mecanismos paralelos para la prestación de fondos destinados a actividades relacionadas con el clima, los cuales podrían entrar en conflicto.
El Banco Mundial ha propuesto la creación de tres fondos específicos para inversión en clima: el Fondo de Tecnologías Limpias, el Fondo de Inversión Forestal y el Fondo Piloto de Adaptación y Resiliencia al Clima, junto con un Fondo Estratégico para proveer de recursos a los proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático. El monto total sería de 7.000 a 12.000 millones de dólares En una carta enviada el 11 de marzo de 2008 al ministro británico de Desarrollo Internacional, Douglas Alexander, representantes de más de veinte ONG internacionales y con sede en el Reino Unido expresaron que la actual prisa por finalizar las propuestas del Banco Mundial podría culminar en el establecimiento de «fondos proporcionados con criterios verticalistas, sin una adecuada participación de los países en desarrollo, sin los necesarios mecanismos de rendición de cuentas y sin promover los beneficios ambientales y de desarrollo más amplios y las transformaciones sustentables».
Entre las ONG firmantes de la carta, de la que se envió copia al ministro británico de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, Hilary Benn, figuran el Proyecto Bretton Woods, Christian Aid, Amigos de la Tierra, Greenpeace, Campaña Jubileo de la Deuda, Oxfam GB, Practical Action, Third World Network (TWN) y WWF-Reino Unido.
El Banco Mundial espera concluir las discusiones sobre los acuerdos para sus fondos de inversión en clima -en especial asegurarse los compromisos financieros de los donantes- en la reunión de ministros de Medio Ambiente del Grupo de los Ocho (G- 8), que tendrá lugar a fines de mayo en Tokio y también espera que para principios de junio su Directorio Ejecutivo dé la aprobación final.
Según un documento filtrado de la propuesta del Banco Mundial de fecha 22 de enero de 2008, los fondos se destinarán a brindar «financiamiento a largo plazo para reformas de política y para inversiones con objetivos de desarrollo a través de una transición hacia un camino que tenga emisiones bajas de carbono y una economía con resiliencia al clima para los países en desarrollo».
La cifra total de los fondos se ubica entre 7.000 y 12.000 millones de dólares y surge de los diálogos de las instituciones con tres países (Reino Unido, Estados Unidos y Japón) a partir de la iniciativa anterior del Reino Unido para un fondo de transformación ambiental, el Fondo de Tecnologías Limpias propuesto por Estados Unidos y la iniciativa Cool Earth 50 (estrategia para reducir en un cincuenta por ciento las emisiones de los gases de efecto invernadero para el año 2050) de Japón.
El financiamiento adoptará la forma de un incremento del crédito y herramientas de gestión del riesgo tales como préstamos, donaciones, participación en el capital, garantías y otros apoyos movilizados a través de contribuciones de los donantes a los respectivos fondos fiduciarios y aplicados en colaboración con los bancos de desarrollo regionales.
A las ONG les preocupa que los fondos propuestos por el Banco Mundial, establecidos como fondos fiduciarios en el marco de la Vicepresidencia del Financiamiento en Condiciones Concesionarias y Asociaciones Mundiales, terminen en estructuras paralelas que financiarían actividades relacionadas con el clima evitando las negociaciones multilaterales existentes.
Por ejemplo, les preocupa que la inclusión del Fondo de Tecnologías Limpias -dirigido por Estados Unidos- en la cartera del Banco Mundial «implique el apoyo al proceso estadounidense de Reunión de los Principales Emisores, que está fuera de la vía de negociaciones de las Naciones Unidas en un marco posterior a 2012».
Esto está agravado por el hecho de que el Banco Mundial será el anfitrión de una Secretaría para los fondos de inversión en clima y, en colaboración con bancos de fomento regionales, será responsable de elegir el personal para la misma y de gestionarla.
La estructura de gobierno de los fondos de inversión en clima también estará dominada por los donantes, regida por comités de fideicomiso conformados por los que aportan los fondos respectivos. Los comités de fideicomiso serán responsables de examinar y aprobar las solicitudes de financiamiento de los países, y decidirán las condiciones de acceso a los fondos.
El propio Banco Mundial tiene una estructura de gobernanza asimétrica donde el poder de voto está asignado según el capital invertido en la institución financiera, lo que da a cinco países desarrollados casi el sesenta por ciento de los votos.
A las ONG les preocupa que pueda originarse un conflicto entre el Fondo Piloto de Adaptación y Resiliencia al Clima, propuesto por el Banco Mundial, y el Fondo de Adaptación de la Convención Marco de las Naciones Unidas, acordado en las conversaciones sobre cambio climático realizadas en Bali, en diciembre pasado. Las ONG dijeron que si bien el fondo de la Convención Marco enfrenta algunos escollos para más adelante, tiene un grado de propiedad para los países en desarrollo mucho mayor.
Las ONG añadieron que apreciaban las dificultades que pueden existir en cuanto a si el fondo de la Convención Marco de las Naciones Unidas puede aceptar ciertos tipos de financiación, pero que creían que todas las opciones debían ser plenamente consideradas, y la opción del Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional, que canaliza fondos importantes a través de esta vía, no debería desestimarse en esta etapa.
El Fondo de Adaptación que financia las actividades de mitigación y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo está financiado con dinero proveniente de un impuesto del dos por ciento sobre las transacciones en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto.
En Bali se decidió que el Fondo de Adaptación debe ser supervisado y gestionado por un directorio, representado por países desarrollados y en desarrollo. Si bien la secretaría del Fondo la tendrá el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por su sigla en inglés), un fondo fiduciario con base en el Banco Mundial, esto será temporal y tendría que dar cuentas al directorio mencionado y la condición del GEF como secretaría se revisará luego de tres años.
Las ONG se oponen a la propuesta de que el Fondo Piloto de Adaptación y Resiliencia al Clima conceda préstamos concesionales para la adaptación, pues alegan que no corresponde utilizar préstamos ya que los problemas que enfrentan ahora los países en desarrollo fueron creados en gran medida, y en primer lugar, por los países ricos.
Además, partes importantes de los fondos de inversión en clima serían canalizados como Ayuda Oficial para el Desarrollo de los países donantes, lo que implica que no habrá adicionalidad en el financiamiento concedido a los países en desarrollo. Esto va en contra de los compromisos multilaterales existentes en la Convención Marco de las Naciones Unidas, que establece que los países desarrollados deberían brindar recursos financieros nuevos y adicionales para cubrir los costos en los que incurrieron los países en desarrollo para cumplir sus compromisos en materia de cambio climático.
«Creemos, sin embargo, que el financiamiento para ayudar a los países en desarrollo a responder a los desafíos del cambio climático debería ser adicional al compromiso de hace largo tiempo de la Ayuda Oficial para el Desarrollo de aportar el 0,7 por ciento del PIB», declararon las ONG en su carta a Alexander.
Las ONG también mantuvieron reservas sobre el papel del Banco Mundial en las actividades de cambio climático dado sus antecedentes negativos en cuestiones sociales y ambientales. Argumentaron que la cartera de la institución en materia de energía sigue privilegiando los combustibles fósiles frente a la energía renovable descentralizada y que para que el Banco Mundial y otros bancos de desarrollo regionales sean socios «creíbles» en la lucha contra el cambio climático, deben asegurar que se apliquen salvaguardias sociales y ambientales adecuadas.
Por último, las ONG reclamaron a los gobiernos que garanticen que las propuestas para el financiamiento del cambio climático sean correctas en esta coyuntura crucial. Advirtieron que para que las iniciativas adoptadas por el Reino Unido y otros países sean beneficiosas, es vital que esas propuestas se abran a una mayor participación de la sociedad civil y los países en desarrollo.(FIN)
Celine Tan es investigadora de Third World Network (TWN) y del Centro para el Estudio de la Globalización y la Regionalización de la Universidad de Warwick (Reino Unido).