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Obituario

El cabo Anselmo, doble agente de la dictadura

Fuentes: Rebelión [Imagen: El cabo Anselmo en 1964. Créditos: Correio da Manhã, Arquivo Nacional. Dominio público]

El cabo Anselmo murió el 15 de marzo de 2022.

Por teléfono, el escritor y periodista André Cintra me comunicó la noticia hace cinco minutos. Estaba durmiendo la siesta, pero salté de la cama. Y hasta ahora no sé por dónde empezar la necrológica de José Anselmo dos Santos.

La noticia, con su natural objetividad, que en este caso significa con toda la natural ignorancia de la historia, dice que José Anselmo dos Santos murió el martes por la noche a los 80 años, en Jundiaí (SP). Y que fue un «agente doble durante el régimen militar». ¿Ves? Llaman «régimen militar» a la dictadura y al terror de Estado en Brasil.

Pero a ver si Dios nos ayuda a intentar algo de justicia para este criminal.

Si quitamos la infamia de su piel, tarea difícil o imposible, la primera característica del cabo Anselmo es que era un buen mentiroso. En primer lugar, mintió sobre su nombre: ¿era Daniel, como se presentó en Recife, o Jadiel o Jônata? Eso era lo mínimo. Donde sobresalió con las artes interpretativas, no sólo en las palabras, fue en la frialdad y el cinismo con que se refirió a su mayor crimen: la entrega de su compañera embarazada, Soledad Barrett, a la represión. En más de una entrevista, ante periodistas comprometidos con la derecha o por ignorancia histórica, se refirió al gran guerrero con la delicadeza de una serpiente.

En su entrevista con Band, observé que Fernando Mitre, al mencionar a Soledad, el cabo Anselmo respondió, con ambas manos levantadas, como defendiéndose, como recordando un acuerdo, que amenazaba con romperse: «¡Opa!». Y Mitre, de vuelta: «Luego hablas de ella». Y él, «ah, por supuesto». Y lo que se vio después fue nada, o casi nada.

En Roda Viva, en uno de los momentos de calculado cinismo, Anselmo se refiere a Soledad Barrett.

El entrevistador dijo: «¿Discute usted que estuviera embarazada, como la versión histórica…?»

Cabo Anselmo: «Si creo, como dicen los médicos, que el DIU era el más seguro de los preservativos, lo impugno, sí».

Y el entrevistador le levantó la pelota a Anselmo : «¿Entonces el feto encontrado allí no era suyo?»

El cabo Anselmo respondió: «Imagino que será de Pauline. Paulina estaba embarazada, incluso tenía un problema de embarazo, y Soledad la llevó al médico».

La fría infamia no se discute.

Pero conoce las palabras de Nadejda Marques, única hija de Jarbas Marques, uno de los seis militantes socialistas asesinados en Recife, junto con Soledad. En la actualidad, Nadejda Marques es doctora en Derechos Humanos y Desarrollo:

«Mi abuela Rosália, la madre de Jarbas Marques, consiguió entrar en la morgue. Ella, entre los diversos trabajos que tenía, también era enfermera. Conocía a la persona de Soledad. Mi abuela siempre contó lo que vio en aquel fatídico enero de 1973. Mi padre, con marcas de tortura por todo el cuerpo, tenía marcas de estrangulamiento en el cuello y agua en los pulmones compatibles con el resultado de la tortura por ahogamiento. Los disparos en el pecho y la cabeza se dieron después de su muerte. El cuerpo de Soledad, aún ensangrentado, tenía los restos de una placenta y un feto en un cubo improvisado.

Y definitivas son las palabras de la denuncia de la abogada Mércia Albuquerque:

«Soledad estaba con los ojos muy abiertos, con una expresión de terror muy grande. Estaba horrorizado. Mientras Soledad estaba de pie con los brazos a los lados, me quité la enagua y se la puse al cuello. Lo que más me impresionó fue la sangre coagulada en grandes cantidades. Tengo la impresión de que la mataron y la acostaron, y la trajeron después, y la sangre, al coagularse, se le pegó a las piernas, porque era una gran cantidad. El feto estaba allí en sus pies. No puedo saber cómo acabó allí, o si fue allí mismo, en el tanatorio, donde cayó, donde nació, en ese horror».

En la muerte del cabo Anselmo, finalmente, Soledad Barrett fue y sigue siendo el centro, la persona que grita, el punto de apoyo para Arquímedes por sus crímenes. Señala a José Anselmo dos Santos y lo sentencia, vaya donde vaya: «Hasta el final de tus días estás condenado, sinvergüenza».

Que el infierno sea pesado para él, por fin. Para toda la eternidad.

Urariano Mota es escritor brasileño, autor de la novela “A mais longa duração da juventude”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.