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Las oportunidades que están surgiendo actualmente en la ciencia venezolana no debieran ser desaprovechadas

El camino hacia delante de Venezuela

Fuentes: Nature

Traducción del artículo «Venezuela´s way ahead» publicado en la prestigiosa revista científica Nature (volumen 450, página 922) el 13 de diciembre de 2007, realizada por Juan J. Infante para Rebelión

El pasado 2 de diciembre, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sufrió de forma inesperada su primera derrota electoral en toda una década. El presidente esperaba reformar la constitución para consolidar su poder y acelerar la reforma socialista del país, pero el referéndum se saldó con una victoria del no a la reforma constitucional. La oposición se manifestó principalmente a través de marchas de cientos de miles de estudiantes que protestaban junto a sus profesores. Sin embargo, el presidente de corte populista de izquierdas, a pesar de todos los fallos cometidos, ha apoyado significativamente a la ciencia y las universidades de Venezuela.

Chávez se considera el líder de una revolución socialista inspirada en las ideas de igualdad de Simón Bolívar, el libertador de Sudamérica del dominio español a principios del siglo XIX. Chávez ha nacionalizado grandes industrias incluyendo la petrolera y ha ido distanciando políticamente a Venezuela de su principal socio comercial, los Estados Unidos. El alza en el precio de las exportaciones de crudo venezolano ha sostenido un crecimiento económico acelerado.

El presidente venezolano se ha enfrentado a compañías petroleras que operan en Venezuela y a grupos de poder dentro del país. Sin embargo, Chávez ha realizado esfuerzos para mantener a los académicos de su parte. De igual modo que los oficiales del ejército, los profesores venezolanos se pueden jubilar a los 47 años y recibir una generosa pensión de por vida. Aunque no todas, sí que buena parte de las 33000 personas que forman la gran masa académica del país se acogen a la prejubilación. Además, los profesores venezolanos tienen el derecho de elegir a sus estudiantes. Su tendencia a elegirlos de la clase media-alta podría explicar algunas de las protestas estudiantiles contra el gobierno socialista de Chávez.

Sin embargo el gobierno ha tomado medidas para apoyar a las universidades. En 2001 se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que reparte dinero a proyectos en régimen de concurrencia competitiva. En enero de 2007 se comenzó a aplicar la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) que obliga a las 7000 empresas más grandes de Venezuela a destinar una parte de sus impuestos anuales de forma directa a las universidades e institutos públicos de investigación. El gasto conjunto público-privado en ciencia se ha cuadruplicado hasta alcanzar 2500 millones de dólares según fuentes gubernamentales, lo que representa la muy respetable cifra del 2,1% del producto interior bruto en 2007.

Según algunos académicos, estas medidas han dado como resultado que la ciencia venezolana reciba de pronto más financiación de la que puede administrar. Las empresas invierten en proyectos de investigación porque se les apremia a hacerlo, sin un sistema adecuado de evaluación de las memorias de los proyectos. El gobierno evalúa actualmente los resultados conseguidos en el primer año de aplicación de la LOCTI y debe encontrar la manera de canalizar la financiación venidera a los proyectos más prometedores.

Las prioridades venezolanas, por razones obvias, van desde el estudio de enfermedades infecciosas y ecología del bosque tropical hasta ingeniería y solución de problemas ambientales relacionados con la extracción de crudo. Uno de los problemas radica en que pocos de los departamentos de las aproximadamente 50 universidades venezolanas cuentan con el equipamiento técnico y humano suficiente para realizar investigación competitiva a nivel internacional. Otro es que los profesores no se sienten especialmente motivados a llevar a cabo proyectos originales ya que las publicaciones no se traducen necesariamente en su promoción. La clave para hacer que la ciencia venezolana sea más productiva es hacer que la investigación sea un requisito para el éxito de la carrera académica, que no debería poder terminarse a los 47 años.

También existen planes para convertir el primer centro de investigación del país, el Instituto Venezolano de Investigación Científica en Caracas en una universidad dedicada a la investigación con todo el apoyo necesario. Esta medida ayudaría a producir doctorandos preparados y motivados que puedan hacer crecer a la ciencia de Venezuela. El instituto debería contar con el apoyo público y privado suficiente para crear nuevos centros en los Andes, el Amazonas y en el rico estado petrolero del Zulia en el noroeste del país, todas zonas necesitadas de impulso al perfil investigador.

El resultado del referéndum para la reforma constitucional ha elevado la esperanza de que la democracia en Venezuela sobreviva a Chávez e incluso crezca gracias a algunas de sus peculiares medidas. El fortalecimiento de la ciencia tanto en estados de la periferia como en la capital venezolana es un legado de incalculable valor.

El artículo original se encuentra en este enlace: http://www.nature.com/nature/journal/v450/n7172/full/450922a.html