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El capitalismo financiero ataca en Venezuela

Fuentes: Izquierda Socialista Malaga

En la economía venezolana el sector privado se ha convertido en un auténtico parásito. Es el sector público el que sostiene la economía, tanto en inversiones como con la parte del sector bancario en manos del Estado que alcanza en torno a un 25 %. Como consecuencia del colapso debido a la crisis mundial, la […]

En la economía venezolana el sector privado se ha convertido en un auténtico parásito. Es el sector público el que sostiene la economía, tanto en inversiones como con la parte del sector bancario en manos del Estado que alcanza en torno a un 25 %. Como consecuencia del colapso debido a la crisis mundial, la banca de ese país está en retirada poniendo a buen recaudo los fondos obtenidos. En concreto, la fuga de capitales y el circuito financiero que se retrae en la concesión de créditos han provocado que varios bancos medianos estén cerca de la quiebra, por la retirada de fondos irregulares de los propietarios.

Hace unos días, el gobierno de Venezuela intervino cuatro entidades financieras, el Banco Canarias, Bolívar, Banpro y el Banco Confederado; han terminado por ser nacionalizadas dos y las otras van a ser liquidadas por irregularidades administrativas y supuesta corrupción. Los depósitos del sistema bancario venezolano ascendían a 115.500 millones de dólares entre unas 50 instituciones a final de Octubre de este año.

Se ha desatado una campaña furiosa por el imperialismo y el ataque está coordinado en toda la prensa mundial encabezado por The Wall Street Journal que asegura que Chávez está en apuros, que está vendiendo deuda venezolana para evitar más pérdidas tras la crisis financiera en Dubai. Asegura que la Banca de Venezuela «Va a explotar». «Es sólo cuestión de tiempo».

«Tanto los venezolanos como los inversores internacionales están preocupados por la solvencia de bancos pequeños tras la toma de control esta semana por parte del Estado de cuatro bancos dirigidos por un multimillonario cercano al gobierno de Chávez», informa el periódico «The Wall Street Journal» alarmados porque el Presidente venezolano pueda estar preparando la nacionalización del sistema financiero de ese país.

Hablan de «corralito» haciendo alusión a lo ocurrido en Argentina cuando tras el colapso del sistema financiero, los ahorristas no podían sacar dinero de sus cuentas. Los banqueros privados venezolanos en gran medida han dejado de prestar dinero. Han entrado en pánico sin saber bien determinar qué bancos son saludables y cuales han sacado ya sus recursos a paraísos fiscales preparando quiebras y desfalcos colosales. Esos ataques son una maniobra más de desprestigio contra Chávez, para torpedear el avance del proceso al socialismo que encabeza éste en América Latina. Ese temor se refleja en que los tipos de los préstamos interbancarios a un día se han disparado a más de 30%.

Aunque el Gobierno Venezolano ha creado la «Unidad Nacional de Inteligencia Financiera» con la que Chávez pretende fortalecer el sistema bancario, si no se toman medidas correctas, con un plan global y urgente antes de que el capitalismo deje arruinado a los ciudadanos de Venezuela el proceso puede ser muy peligroso, sumiendo al pueblo en la escasez y la bancarrota. Aunque Chávez ha pedido calma a los ahorristas explicando que los escuálidos y la burguesía pro-imperialista no dejan de manipular la información acusando al Gobierno de que «andan jugando a que Venezuela se hunda», cuando es precisamente lo contrario, la obligación de un gobierno que pretende luchar por el socialismo es tomar medidas eficaces para salvaguardar los intereses de los trabajadores y las masas más empobrecidas para que el Estado garantice los depósitos de los ahorristas.

Como explican algunos analistas de izquierdas, «la dominación de la economía mundial por el capital financiero, que ha subordinado al capital industrial y comercial, es la consecuencia lógica del desarrollo del imperialismo globalizado». La banca privada y unos cientos de multinacionales concentran en sus manos la dirección de la economía, y las vidas de la mayoría de la humanidad. En un polo nos encontramos con que el 2% de la población del planeta posee una riqueza equivalente al 50% de toda la riqueza mundial. En el otro polo nos encontramos un océano de pobreza con cerca de 1.500 millones de parados y alrededor de otros 3.000 millones de seres humanos que malviven con rentas en torno a los dos dólares diarios.

Bajo el desarrollo del capitalismo, en su fase imperialista multinacional, la expansión artificial del crédito estalló en 2007, siendo la verdadera causa otra crisis cíclica más de sobreproducción, inevitable bajo el capitalismo lo que produjo ese derrumbe. A base de la llamada «ingeniería financiera», que es el eufemismo con que esconde la burguesía el aparato especulativo de la gran estafa, organizaron los sistemas piramidales de las «subprimes», hasta que hicieron saltar la Banca Mundial. Las consecuencias están afectando incluso a países petroleros como Venezuela que avanzan hacia el socialismo, pero que todavía se mantiene dentro de los límites del sistema Capitalista.

En todo el planeta «globalizado» resulta que ha colapsado el mecanismo esencial en el funcionamiento del capitalismo, «el libre mercado», que a su vez se ha combinado con el hundimiento de la economía real, la depresión del consumo, la caída de la producción y la aparición de un «ejército de reserva de mano de obra» de cientos de millones de parados en todo el planeta, surgiendo cientos de miles de de nuevos hambrientos. Esta es la prueba más evidente del carácter reaccionario del capitalismo: para sobrevivirse a sí mismo tiene que proceder a una destrucción masiva de fuerzas productivas y riqueza y en su lenta agonía arrastra a todos los países al agujero negro de la miseria con destrucción masiva de las fuerzas productivas.

Venezuela, pese a sus once años intentando buscar el camino hacia la superación del capitalismo y poner las bases del socialismo, como otros muchos países, sustentó una gran e insana parte del crecimiento de la economía, (sobre todo en la anterior década de la IV República, cuya quinta columna sigue maniobrando para abortar el proceso de transformación social), en la política mancomunada de la Banca y el imperialismo que permitió una política económica contraria a los intereses de los ciudadanos con medidas especulativas que saqueaban las arcas del Estado y que todavía se pagan las consecuencias debido al dominio de la Banca Financiera que expoliaban sus riquezas petroleras y gasísticas de la mano de C.A.P que provocó el Caracazo.

Si no se revierte esta situación, de la que todavía permanecen insanos vestigios amparados por una burocracia que mantiene lazos con la burguesía, lo mínimo que va a pasar para la inmensa mayoría de los ciudadanos de Venezuela que en nada tienen ninguna responsabilidad de todo este estado de cosas generado por la podredumbre del capitalismo mafiosos, es que el proceso de lucha de los trabajadores por construir un estado socialista que sea superior al capitalismo que todavía impera, se podría ver cortado por el ataque financiero del capitalismo y otras maniobras, que es la táctica que están utilizando ahora, al haber sido imposible en esta última década de desarrollo social del pueblo en su lucha por el socialismo, de sofocar la Revolución por la fuerza de las armas, al haber sido abortados en más de una ocasión los intentos de golpes de estado contra el Gobierno de Venezuela derrotados por la acción social de las masas en la calle.

El sistema de libre mercado, que en la actualidad no está guiado por aquella «mano invisible de la competencia» a que hacía alusión Adam Smith, sino totalmente dominado por el capital financiero, dirigidos en beneficio del imperialismo, desde el Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial, ha demostrado en los hechos que su única estrategia de construcción económica reside en asegurar sus ganancias sin preocuparse de la solvencia, bienestar y un futuro digno para la inmensa mayoría de la humanidad y se presentan hipócritamente como «demócratas» pero detrás de sus caretas amables se esconde la más cruel «dictadura del Gran Capital» que preparan la guerra y la destrucción.

Hay que llamar a las cosas por su nombre: sólo con una auténtica política socialista que concentre lo fundamental de los recursos económicos se pueden planificar las inversiones, la producción, la enseñanza y el bienestar para la inmensa mayoría y eso, el Gobierno de Venezuela lo está aprendiendo con la tozudez de la realidad y la gravedad y la ferocidad de las fuerzas en litigio. También está avanzando el proceso molecular de la toma de conciencia de la clase trabajadora y está entendiendo que la única manera de avanzar es mediante la lucha, la unidad y la organización como la mejor forma de derrotar a los capitalistas preparando la autodefensa.

Por lo tanto, al gobierno de Chávez, bajo el acoso fulminante al que está siendo sometido por las fuerzas de la contra-revolución, y dado que es un gobierno del pueblo que tiene el apoyo de la mayoría de la sociedad, no le queda otro camino que avanzar con audacia en la constitución de un sistema único de créditos e inversiones, siguiendo una planificación científica y racional que corresponda a la defensa democrática de los intereses de la inmensa mayoría de la población y de los pequeños y medianos ahorradores e impositores de la banca, como ha comenzado a hacer, nacionalizando algunos bancos que amenazan con la bancarrota, pero el margen de acción es corto y no se puede detener ya en medio del camino. Esa campaña viene alentada por los escuálidos que le azuzan a sus perros rabiosos de los grandes medios de (des)información todavía mayoritariamente en manos privadas por lo que es preciso denunciar de forma clara lo que está sucediendo haciendo un llamamiento al movimiento obrero internacional para solidarizarnos con el pueblo venezolano que corre el riesgo de sufrir un ataque exterior, como se viene explicando desde las páginas de la web «Manos Fuera de Venezuela» que recomendamos visitar.

Ante este estado de cosas, los propios ciudadanos están reclamando en las calles que se les garantice el disponer de sus recursos económicos y para ello es urgente cambiar la política económica y monetaria practicada hasta ahora. No es posible salir de ese atolladero utilizando los mismos mecanismos liberales que han llevado al colapso a la economía, por lo que la única política correcta sería utilizar todos los recursos financieros disponibles concentrándolos en un «Banco Público Estatal Único», que permita al Estado poner los recursos de la economía al servicio de la producción, basada en la democracia obrera autogestionaria y ésta al servicio de los seres humanos.

Es completamente inviable que el gobierno intente convencer a la banca privada de que conceda créditos, cuando el sistema está completamente colapsado. A los amos y grandes accionistas capitalistas de la banca privada sólo les interesa obtener apoyos del Estado para mantener sus insultantes beneficios y si no lo ven claro, apuestan por retirar los recursos, produciendo la fuga de capitales o repartirlos entres sus accionistas o atesorarlos en paraísos fiscales, a pesar de la insolvencia que ellos saben de sobra que padecen los bancos. No queda otro camino que con urgencia decretar la expropiación de los bancos privados con el objetivo de concentrar todo el crédito en manos del Estado, para gestionarlos democráticamente entre el Gobierno, los sindicatos de clase, los propios empleados de la Banca, y el conjunto de las organizaciones obreras, como la mejor forma de democratizar los recursos financieros, evitar la corrupción y la especulación y el colapso total del Estado, explicándolo bien a través del P.S.U.V. y demás partidos y sindicatos de izquierdas, como una medida en legitima defensa ante el ataque del Capital a los intereses del pueblo.

La nacionalización en la práctica de la banca se está llevando a cabo de una u otra manera por gobiernos de todo signo político en todo el planeta. Desgraciadamente, en los países capitalistas, se está llevando a cabo poniendo los recursos públicos al servicio de la burguesía y salvando los intereses del capital privado con los dineros de toda la población. En ese procedimiento de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias llevan gastado más de 20 billones de dólares, con escasos resultados, preparando otra burbuja financiera mucho más peligrosa que la anterior. En un país como Venezuela, que quiere marchar hacia la construcción del socialismo con toda legitimidad de los votos, debe defenderse el paso de estos recursos al servicio democrático de la ciudadanía y bajo su control.

Este modelo de nacionalización de la banca no significa ni mucho menos la expropiación de los pequeños ahorradores, depositarios, ni clientes de esas entidades. Más bien es al contrario, para los clientes del banco, una vez nacionalizado y democratizado esos recursos dinerarios, todos los depositantes de la Banca Pública tendrán la garantía del Estado y podrán crearse las condiciones necesarias más favorables que incluso tienen hoy y que pueden ofrecer los bancos privados que tienen totalmente atascado el funcionamiento de la economía.

En una sociedad en tránsito al socialismo, una banca pública estatal única, democráticamente gestionada, puede establecer condiciones más favorables para otorgar apoyos a los pequeños y medianos empresarios, a los campesinos, a los pequeños comerciantes, a los pensionistas, a los ahorradores, a la vez que se permitiría la inversión en amplios planes de vivienda, sanidad, educación, gastos sociales e infraestructuras públicas tan necesarias para el progreso y la creación de puestos de trabajo, dando empleo a millones de jóvenes y trabajadores.

En estos momentos decisivos cuando el imperialismo mundial, en santa alianza con la burguesía venezolana han desatado una campaña mundial para frenar el proceso que ha decidido libremente el pueblo de Venezuela, de marchar hacia el socialismo, la clase trabajadora, tanto dentro como internacionalmente, está sacando la conclusión que es más necesario que nunca acelerar la marcha para resolver los problemas fundamentales que padecen las masas empobrecidas construyendo entre todos la sociedad socialista por la que millones de obreros del mundo luchamos.

Desde Izquierda Socialista de Málaga-PSOE de Andalucía, nos solidarizamos con la clase trabajadora venezolana y pensamos que es fundamental la unidad para continuar la lucha por un programa claramente socialista que contemple la nacionalización de la Banca, los Latifundios ociosos y los grandes monopolios, es decir, un programa que permita acabar con el sabotaje constante a la economía por parte de los escuálidos capitalistas y mantener una lucha constante para acabar con la corrupción, la burocracia, los despilfarros y los boicoteos a la producción, por lo que alentamos a los trabajadores a tomar cada empresa cerrada para que sea gestionada, bajo control obrero, con apoyo estatal, como el mejor camino para sustituir el estado burgués por un estado socialista de los trabajadores.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE DE ANDALUCIA
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http://izquierdasocialistamalaga.blogspot.com

Fuente: http://izquierdasocialistamalaga.blogspot.com/2009/12/el-capitalismo-financiero-ataca-en.html