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El Centro de Formación Ideológica

Fuentes: Rebelión

Para los revolucionarios del proceso venezolano, identificados con Crito, Bolívar, el Ché Guevara y Hugo Chávez, militantes de la corriente del nuevo socialismo y de la democracia revolucionaria, quienes sustentan su lucha con base en la conciencia revolucionaria y el bien común, para todos ellos la tarea permanente para profundizar la revolución es la formación […]

Para los revolucionarios del proceso venezolano, identificados con Crito, Bolívar, el Ché Guevara y Hugo Chávez, militantes de la corriente del nuevo socialismo y de la democracia revolucionaria, quienes sustentan su lucha con base en la conciencia revolucionaria y el bien común, para todos ellos la tarea permanente para profundizar la revolución es la formación política y la difusión ideológica. Acción que se traduce en la creación de los Centros de Formación Ideológica (CFI), en todos los espacios que la buena voluntad nos proporcione.

El CFI es la unidad política destinada a elevar la conciencia revolucionaria del colectivo nacional, capacitar a la comunidad organizada a establecer las bases del Socialismo del Siglo XXI y formar la nueva ética y moral revolucionarias del pueblo venezolano. Metas alcanzar mediante el logro de tres objetivos fundamentales:

1. Difusión ideológica

2. Formación política

3. Investigación teórica

El primer paso a dar por quienes manifiesten su convicción y voluntad de instalar un CFI, es captar a por lo menos diez (10) militantes comprometidos, ubicar un local para reunirlos todo un día y proceder a dictarles el taller de ³Difusores Ideológicos de la Revolución². Esto permitirá que a partir de ese núcleo de diez, se le de inicio a las tareas de los CFI: la prédica diaria de construir la ruta por donde transitar la revolución. Hecho que nos conduce a ser perseverante en solidificar la estructura ideológica del Proceso. Insistir en la difusión de la metódica revolucionaria (de abajo hacia arriba) para democratizar el poder popular, tal como lo indica «El Salto Adelante». Por eso la constitución de los CFI llevan implícito en su misión la alfabetización ideológica. Aspecto vital para alcanzar la conciencia revolucionaria que todavía no dominamos. La alfabetización obliga al estudio, la lectura, la discusión y la investigación. La alfabetización ideológica nos genera la claridad necesaria para saber que sigue vigente el sistema reformista que obstaculiza la consolidación de la Revolución Bolivariana. En los CFI se aprende a pensar bajo los parámetros del nuevo marco conceptual definido por el Presidente Chávez: (i) democracia revolucionaria, (ii) socialismo del siglo XXI (iii) desarrollo endógeno, (iv) pluripolaridad. La acción de producción intelectual en los CFI nos conduce al dominio de la conciencia revolucionaria.

No obstante, este dominio se logra si somos capaces de inventar las vías para instalar los CFI en nuestro área de influencia. Quienes creemos en la revolución bolivariana tenemos la obligación de proponernos a crear de la nada, la infraestructura requerida para dedicarle, por lo menos, una hora al día a: (i) enriquecer nuestro marco de referencia individual, (ii) aprender a relacionar lo que observamos, (iii) procesar el significado de los hechos sociales y (iv) emitir juicios con base en la ideología bolivariana.

Ese espacio de infraestructura se traduce en una sala de una casa de habitación, o en un local sin uso en horas de la noche, o un patio que facilite la colocación de sillas y pizarra. La coyuntura actual le exige al auténtico revolucionario abrir un paréntesis en su cotidianidad, para ir al sitio de enseñanza (CFI). El revolucionario comprometido tiene que aprender a analizar los acontecimientos políticos del momento, indagar acerca de la situación geopolítica mundial, interpretar los hechos observables de la escalada de acciones de los EE.UU., pedir opiniones a expertos y confrontar posiciones. Con la instalación de los CFI, en todos las localidades donde habiten revolucionarios, podremos entonces aprender a relacionar lo abstracto (interpretación subjetiva) para producir lo simbólico (modelos de análisis) y, como resultado de ello, elaborar conclusiones racionales (conciencia revolucionaria).

La cultura reformista heredada (democracia representativa), vigente en casi todos los niveles de la gestión del Estado, sigue operando como «usufructuaria» del poder, inspiradora de la corrupción. El aparato burocrático funciona con un alto porcentaje de elementos antichavistas. La reforma, opuesta a la revolución, no sólo está viva en la práctica clientelar del burócrata, sino también en individuos usurpadores de la dignidad bolivariana y saboteadores de la revolución. Ideológicamente, esos ³coleados² dañan al Proceso. Lo desvirtúan permitiendo la existencia de un quiste contrarrevolucionario amparado ante una citada ³institucionalidad² que no es más que el antichavismo puro. Sin embargo, ese quiste es amputable. Se extirpa si el revolucionario se le contrapone con talento y claridad ideológica. Los adversarios del Proceso, serán apartados de los caminos del Socialismo del Siglo XXI que estamos construyendo los comprometidos con el chavismo y la revolución, cuando dominemos el conocimiento revolucionario. Cuando, por efecto de la asimilación ideológica, podamos desarrollar plenamente el sentido de pertenencia a la revolución. Cuando finalmente entendamos y practiquemos el Bien Común del pueblo venezolano.