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El Chavismo hoy

Fuentes: elestimulo.com

Pensar que los procesos políticos y que las organizaciones humanas son estáticas es el peor error que puede cometer quien quiera comprender la realidad. En ese sentido es importante observar que cuando el presidente Chávez estaba vivo, lo que derivaba de su estilo y concepción política, que se traducía en una corriente de pensamiento y […]

Pensar que los procesos políticos y que las organizaciones humanas son estáticas es el peor error que puede cometer quien quiera comprender la realidad. En ese sentido es importante observar que cuando el presidente Chávez estaba vivo, lo que derivaba de su estilo y concepción política, que se traducía en una corriente de pensamiento y acción llamada «Chavismo» debatía y desarrollaba un fenómeno en plena génesis.

En aquel momento, el chavismo podía debatir con su génesis, y sobre sí mismo reconstruirse permanentemente, pero además era un proceso expedito porque al Chávez estar vivo, aunque ya no era sólo él, el proceso social de construcción se sintetizaba en el discurso y la acción del líder.

Podríamos estar o no de acuerdo con lo correcto de este proceso constructivo, pero lo cierto es que la fotografía era esa, más allá de los enfoques. Pero hoy es distinto, el líder no está, por lo que el proceso de síntesis se trasladó de uno a unos, y en otros casos a muchos. Cuando asciende Maduro al poder, la pretensión de hegemónizar el legado de Chávez y el chavismo sin generar un proceso constituyente que legitimara las circunstancias, hizó que la imposición fuese el mecanismo de transferencia, y el traslado se pretendió ubicar de uno a unos pocos, con errores que han conducido a la crisis política, económica y social que hoy vivimos.

No haber ajustado el proceso para que la transferencia del poder de uno fuese el poder de muchos, sino de pocos, hizo contradictorio todo el proceso derivado del chavismo sin Chávez que hoy gobierno, y ha traído como consecuencia que dentro del chavismo existan profundas diferencias con el gobierno de Maduro y lo que ha devenido en el madurismo, como una especie de etapa degenerativa de un sector del chavismo.

Estudios como los de Venebarómetro indican que la oposición hoy no crece, tiene un techo inferior a su mejor momento, apenas 32% cuando en su mejor tiempo llegó a poco más del 40%. Sin embargo el gobierno, no el chavismo, hoy refleja una decaída de apoyo a poco menos del 20%, cuando en la época de Chávez llegó a estar en mas del 50%, y además emerge un nuevo sector, denominado en el estudio como «independiente», que se consolida en un 28%.

Hoy ese sector «independiente» viene del chavismo y posiblemente siga siendo chavista en gran parte, pero lo que suguro lo distancia es el madurismo enquistado en la burocracia y representado en el 20% que todavía se define en apoyo a candidatos progobierno.

Entonces, el chavismo hoy ha sido divido por el mismo Maduro, que genera un amplio rechazo a su gestión, aunque la gente, con mucha conciencia política sabe que la oposición tampoco refleja una alternativa para salir de la crisis.

El chavismo hoy es altamente crítico, rebelde, no tienen lealtades automáticas, pide razonar cada acción y ser persuadido con argumentos y no con emociones, no permite que se le extorsione, y entiende que el poder se conquista, no se hereda. El chavismo hoy, es socialista y profundamente democrático, reclama cambios y renovación, y no se calla ante atropellos, es profundamente antiimperialista, pero no traslada la responsabilidad de todos los problemas a causas ajenas a la realidad objetivo. El chavismo hoy, más que nunca cree en el poder popular, y señala a la burocracia irresponsable y corrupta cuando lo es. El chavismo hoy, reconoce, admira y defiende las conquistas del proceso revolucionario que se lograron a través de Chávez, pero también reconoce los aspectos negativos de su legado y propone acciones para rectificar.

Como queda claro, el chavismo hoy es otro chavismo, con la misma esencia, la misma raíz, pero con evoluciones significativas que deben ser interpretadas por cualquier liderazgo político que pretenda acceder o mantener el poder.

Publicado orginalmente en www.elestimulo.com

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