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El Che y Gaza

Fuentes: Znet

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

      … El verdadero revolucionario es guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible imaginar a un auténtico revolucionario sin esta cualidad. (…) Es necesario luchar todos los días para que ese amor a la humanidad existente se transforme en hechos concretos, en hechos que sirvan de ejemplo y movilicen» (Che Guevara – «El Socialismo y el hombre en Cuba», Editora Política, La Habana, 1988)

Me pregunto si, dentro de siglos, el Che Guevara será visto por gente en todo el mundo del modo como Jesús de Nazaret es visto por miles de millones en nuestros días, como un modelo para vivir la propia vida.

Eso sólo ocurrirá, claro está, si la humanidad logra, a breve plazo, evitar un catastrófico cambio climático a través de una revolución energética limpia y, a largo plazo, hacer una revolución amplia y profunda que la aleje del capitalismo y la lleve hacia una sociedad organizada sobre la base del principio del respeto mutuo y de nuestro entorno natural.

Estos pensamientos dominan después de ver la película «Che,» un semi-documental de cuatro horas centrado en una guerra revolucionaria exitosa y otra terriblemente malograda, la primera a fines de los años cincuenta y la segunda en Bolivia a fines de los sesenta. El Che Guevara fue un líder en ambas.

Ayer fue también el día en el que Israel comenzó su invasión de Gaza por tierra. El gobierno israelí fue incitado a ambas porque contaba con el apoyo del gobierno de Bush para ataques aéreos que causaron miles de muertos y heridos y con el ensordecedor silencio del presidente electo Barack Husein Obama. Israel dejó claro, por la enésima vez, que su ocupación militar y cerco brutales e ilegales de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este sólo terminarán cuando sea obligado a hacerlo por una mezcla de resistencia palestina y actos concretos de solidaridad y presión internacionales, así como por una interrupción o reducción de la ayuda militar de EE.UU.

Existe un vínculo extraño entre la segunda mitad de «Che» y lo que ahora tiene lugar en Gaza. En los dos casos, la gente involucrada en la lucha armada contra un gobierno opresor – en un caso, un grupo de orientación socialista y en el otro un grupo islámico radical – enfrentaban o enfrentan el exterminio.

«Che» revela detenidamente lo que tuvo lugar en Bolivia después que, bajo la dirección de Guevara, una columna de guerrilleros armados fue establecida con apoyo cubano en un intento por difundir el proyecto socialista más allá de Cuba. Su descripción sigue a la primera mitad de la cinta que muestra cómo, una década antes, Fidel, el Che, y el pueblo cubano, derrotaron exitosamente la dictadura militar de Batista respaldada por EE.UU. mediante una guerra de guerrillas de dos años de duración.

«Che» no es una biografía detallada del hombre. Un 90% o más de la película es dedicado a una interpretación «como si se estuviera presente» de las realidades diarias de esas dos guerras de guerrillas. Una pequeña parte dramatiza una reunión entre el Che, Fidel y otros en Ciudad de México en 1955, notable por la explicación de Fidel de las realidades explotadoras y brutales de la sociedad cubana que fueron la motivación para su disposición a arriesgar su vida por la causa revolucionaria. Una sección más sustancial es dedicada a la visita del Che a la Ciudad de Nueva York para hablar ante Naciones Unidas. La mayor parte de la motivación política es revelada en esas dos secciones.

La película fue bien preparada y documentada. Aunque se basó en los diarios de Guevara, también hubo, según un artículo en el New York times del 4 de enero, «entrevistas que fueron decisivas. (Peter) Buchman, (Steven) Soderbergh y (Benicio) del Toro viajaron varias veces a Cuba y hablaron con la familia y amigos de Guevara, generales que combatieron en la revolución cubana y sobrevivientes de la expedición boliviana.»

La película no hace un esfuerzo explícito por explicar los motivos por los cuales el levantamiento armado cubano tuvo éxito y el boliviano fracasó, pero se indican varias razones. Una fue la oposición del Partido Comunista de Bolivia al esfuerzo dirigido por Guevara. Una razón relacionada fue la debilidad de la dirigencia indígena boliviana en el esfuerzo; Guevara es claramente la persona dominante. Pero tal vez más significativo fue el rol activo del gobierno de EE.UU. en la dirección militar estratégica y táctica y el armamento de la junta boliviana. Esto incluyó el envío de asesores y entrenadores militares que habían perfeccionado sus habilidades en la guerra de Vietnam. Esa ayuda fue decisiva, llevando al aplastamiento de la columna guerrillera de Guevara.

El personaje de Guevara es representado bien por el actor Benicio del Toro. Es impresionante ver el esfuerzo heroico del Che por impedir que su asma crónica imposibilitara su plena participación en la agotadora actividad requerida durante las guerras revolucionarias. Es presentado como un líder penetrante, que no tolera irrelevancias, incisivo, de hombres (y unas pocas mujeres), dispuesto a hacer todos los sacrificios necesarios, incluyendo el de su vida, para defender la causa revolucionaria.

Al final de la película, después que Guevara es herido y capturado, y es interrogado por sus captores, hace el comentario de que, para parafrasear: «tal vez nuestro fracaso les enseñe lecciones,» refiriéndose a los bolivianos en general así como a los campesinos del área donde había operado, porque no estuvieron dispuestos a apoyar su esfuerzo. Ante la aparición, varias décadas después, del Movimiento al Socialismo boliviano, y su éxito en la elección de Evo Morales a la presidencia, así como el crecimiento del proyecto socialista en Venezuela, Ecuador y otros sitios en Latinoamérica, parece que tenía razón.

El film muestra la muerte del Che como digna de su persona. Herido y tumbado en el suelo, uno de los verdugos le ordena que se levante. Mirándolo directamente a los ojos, se niega y le dice: «Apunte y sostenga firme el arma: va a matar a un hombre.»

El Che Guevara, si estuviera vivo, sentiría solidaridad hacia los que hoy están bajo fuego en Gaza. Extraería fuerza, como lo hice yo, de los miles de jóvenes y árabes con los que marché ayer por el centro de Manhattan. Gritando «¡Gaza no llores, Palestina nunca morirá!» y ¡Libre, libre, Palestina!,» su cólera, energía y determinación eran palpables.

El joven Fred Hampton, líder del Partido Black Panther de Chicago, asesinado por la policía en 1969, dijo que: «Puedes matar al revolucionario, pero no puedes matar a la revolución.» La película «Che» y la continua resistencia en Palestina y en todo el mundo contra un orden mundial profundamente injusto, confirman esa verdad de la historia.

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Ted Glick ha sido activista y organizador progresista desde 1968. Anteriores columnas Future Hope y más información se encuentran en http://www.tedglick.com.

http://www.zmag.org/zspace/commentaries/3734