Oliver Stone visitó ayer Madrid con una idea clara: defender su película y explicar por qué no ha triunfado en Estados Unidos. «Alejandro es una figura excepcional. Su vida fue muy diferente a todo lo que conocemos, y en ningún caso se puede establecer, como se ha hecho, un paralelismo con George Bush», apuntó. La […]
Oliver Stone visitó ayer Madrid con una idea clara: defender su película y explicar por qué no ha triunfado en Estados Unidos. «Alejandro es una figura excepcional. Su vida fue muy diferente a todo lo que conocemos, y en ningún caso se puede establecer, como se ha hecho, un paralelismo con George Bush», apuntó.
La película, que se estrena hoy en España, está basada en la historia de uno de los personajes más relevantes de la historia, un hombre que a los 25 años había conquistado el 90 por ciento del mundo conocido. Alejandro condujo a un ejército de soldados griegos, macedonios y orientales a lo largo de 35.000 kilómetros.
Oliver Stone señaló ayer que nunca ha disfrutado tanto del cine como cuando tenía 12 años. Por eso ahora, cuando dirige una película, intenta mirarla con la misma mentalidad y la misma capacidad de sorpresa que tenía siendo niño. Y del mismo modo la critica. «Mi crítico más feroz soy yo mismo, pero me traslado a cuando tenía 12 años», aseguró.
Y pese a que no haya nada más agresivo que la autocrítica, el hecho de que en Estados Unidos superproducción no haya alcanzado buena fama le escuece. Y mucho.
DEFICIENTE EDUCACIÓN
Para desmontar uno a uno los argumentos que han dejado herida a esta película de 160 millones de dólares de presupuesto, Stone hizo un feroz análisis de la sociedad norteamericana. Primero, puso en solfa al sistema educativo y afirmó que los estadounidenses desconocen la historia antigua y por eso no comprenden la cinta. «Alejandro Magno no deja indiferente a la izquierda por el afán expansionista del protagonista, ni a la derecha porque su bisexualidad les resulta propia del paganismo, pero es que Alejandro fue así». También aludió a la falta de criterio del público norteamericano: «En EEUU existe un sector muy reducido pero con un poder ilimitado que tiene la capacidad de manipular las opiniones de la gente».
El director no tuvo reparos a la hora de asegurar que estaba cansado de que las películas estadounidenses oculten ciertos aspectos de la historia para ser políticamente correctas. Como telón de fondo a este ambiente de rechazo, Stone señaló también al documental que realizó sobre Fidel Castro ( Comandante): «Sin haberlo visto todavía, en mi país me tachan de castrista».
Tanto Colin Farrell (Alejandro Magno) como Val Kilmer (Filipo II, padre de Alejandro) defendieron al director con la misma fiereza con la que en la gran pantalla luchan para conquistar todo el mundo conocido. Fumando un cigarro tras otro y disfrutando de una ancha copa de vino tinto apareció un Colin Farrell que no tuvo reparos a la hora de admitir que hasta que le llamó Stone para hacer la película no había oído hablar del célebre rey de Macedonia.
RODAJE DIFÍCIL
Sobre las críticas, el actor fue tajante: «Que la gente vaya al cine, que se olvide de todo y que ponga todos sus sentidos –señaló–. No puedo sacrificar mi vida por lo que piense la gente». Pese al optimismo y frescura con los que habló, Farrell no tuvo reparos a la hora de asegurar que lo había pasado bastante mal durante la filmación. «Cada día de rodaje era una pesadilla, pero no quería despertar de ella», dijo. Para el actor, trabajar con Angelina Jolie, que encarna el papel de su madre, ha sido todo un lujo, opinión que comparte con Val Kilmer.
Cuando Kilmer interpretó a Jim Morrison en The Doors habló con Stone de la idea de llevar al cine la vida de un personaje como Alejandro Magno. «Oliver Stone tenía pensado que yo interpretase al protagonista, pero han pasado 14 años, a mí se me había pasado el arroz y no tuve otro remedio que interpretar al padre de Alejandro», explicó.
Para Val Kilmer, Stone es un director que aprende muy rápido, y que está fascinado por la historia y por contarla. «Siempre ha hecho grandes películas», sentenció.
Como colofón a un día de autodefensa, Stone aseguró que sería interesante que cayera el poder de Hollywood como meca del cine. «En Oriente y en Europa están dando muestras de buen cine, por lo que sería bueno que Hollywood deje de tener el poder que tiene para abrir las puertas a la pluralidad».