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Entrevista a Esther Vivas, coordinadora del libro '¿Adónde va el Comercio Justo?'

El comercio justo es un buen instrumento para desarrollar un consumo responsable

Fuentes: Rebelión

Esther Vivas es, junto con Xavier Montagut, la coordinadora del libro ‘¿Adónde va el Comercio Justo?’ (Icaria, 2006). Un compilatorio de artículos que explican el momento actual por el que atraviesa el Comercio Justo en España, así como las perspectivas y los retos del futuro de este movimiento. Los autores de los distintos artículos son […]

Esther Vivas es, junto con Xavier Montagut, la coordinadora del libro ‘¿Adónde va el Comercio Justo?’ (Icaria, 2006). Un compilatorio de artículos que explican el momento actual por el que atraviesa el Comercio Justo en España, así como las perspectivas y los retos del futuro de este movimiento. Los autores de los distintos artículos son personas vinculadas a las organizaciones de Comercio Justo del Estado y de otros países, como México, Francia Ecuador. Esther Vivas es, además, la coordinadora del área de sensibilización de la Red de Consumo Solidario, una asociación que desde el año 1996 trabaja en el ámbito del Comercio Justo y el consumo responsable, y que se posiciona en contra del sello FLO, una certificación internacional que nace con la voluntad de garantizar unos estándares de justicia con los pequeños productores de los países del Sur.

Conocedora, por tanto, de las diferentes formas de entender el Comercio Justo asegura que «el Comercio Justo es un buen instrumento para desarrollar el consumo responsable» y añade que «defendemos una visión global del comercio justo porque entendemos que el consumo responsable no sólo debe afectar cuando compramos un producto del Sur, sino que también es necesario seguir las pautas de consumo crítico cuando compramos productos que se elaboran en nuestro entorno más cercano».

¿Cómo surge la idea de publicar este libro? ¿Era necesario sacar a la luz pública los problemas a los que se enfrenta el Comercio Justo en nuestro país? Sí. La idea de publicar el libro nace de la necesidad de poner sobre la mesa los debates que hay en estos momentos en el movimiento de Comercio Justo y de dar nuestra opinión sobre el camino por el que debe de avanzar este movimiento; sobre qué retos debemos enfrentar y qué postura debemos tener en relación con algunos debates que se están dando. Así, consideramos que era interesante publicar este tipo de material para poner sobre la mesa otras visiones del Comercio Justo. Hace unos años había una cierta visión única del Comercio Justo, una visión más asistencialista. Ahora se han empezado a publicar libros y materiales con una perspectiva global y alternativa del comercio justo, donde se tiene en cuenta el Sur pero también el Norte, así como toda la cadena de comercialización del producto. Es un libro que aporta nuevas propuestas y pone sobre la mesa debates, y desde ahí es donde podemos avanzar.

¿Qué problemas son los que se debaten? ¿La iniciativa FLO es la desencadenante de la polémica? Ahora mismo en el movimiento de Comercio Justo se está dando un debate en profundidad acerca de la necesidad o no de la certificación de estos productos, con posturas a favor y en contra. En marzo del 2004, después de un período muy largo de debates, se aprobó en la Coordinadora Estatal de Comercio Justo impulsar en el Estado español una certificación para los productos de comercio justo, el sello FLO. Una votación que ganaron los partidarios de FLO por tan sólo tres votos de diferencia, provocando una profunda polarización en el movimiento. Nosotros, con una postura totalmente contraria a la certificación FLO, consideramos que tomar una decisión de estas características rompió el consenso que debe de regir todo marco unitario como es la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

¿Por qué se oponen a la certificación FLO? Estamos en contra del sello FLO porque consideramos que sólo analiza el producto en su origen: se centra en las condiciones de producción. Es el sello quien dice lo que es justo y lo que no, cuando puede haber pequeñas organizaciones de Comercio Justo que a lo mejor son justas pero que no pueden acceder al sello por falta de recursos económicos. Un pequeño productor tiene que pagar un dinero para obtener este sello y si no lo puede pagar, no puede vender sus productos. Además criticamos el uso instrumental que las grandes multinacionales y grandes superficies hacen del Comercio Justo, especialmente una vez éste está certificado. Ya que cuando un producto lleva el sello FLO (garantía de «justicia») puede ser vendido en cualquier lugar, independientemente de la justicia del mismo: Carrefour, Alcampo, Mercadona… y multinacionales como Nestlé, la empresa más boicoteada del mundo, ya han empezado a elaborar marcas propias de café de comercio justo con el sello FLO. De hecho, creemos que éste es un debate que sigue abierto, y en la última reunión de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo se volvió a plantear la cuestión del sello.

¿Y a qué acuerdo se llegó? Pues de este encuentro salió que la Coordinadora no se podía posicionar sobre este tema. Por tanto, consideramos que el debate continúa estando sobre la mesa, que hay dos posturas sobre este tema, y la Coordinadora debe de respetar a ambas. Nosotros entendemos que con el sello FLO se está dando una visión totalmente negativa del Comercio Justo, por el uso instrumental que se acaba haciendo del mismo. A pesar de que organizaciones como Intermón Oxfam, Setem, Alternativa 3 e Ideas, entre otras, lo apoyan.

Parece que no existe un consenso entre todas las organizaciones sobre qué es Comercio Justo, ¿Cómo lo definen ustedes? Consideramos que el Comercio Justo implica toda la cadena comercial, desde el productor al consumidor final, y entendemos que todos los intermediarios de esta cadena tienen que cumplir unos criterios de comercio justo, de principio a fin.

¿Qué les diferencia de otras organizaciones sobre Comercio Justo? Principalmente, la defensa de una visión global e integral del comercio justo que no sólo tenga en cuenta los productos que hemos incorporado a nuestra dieta y que provienen del sur como el café, el cacao, el te… sino que también integre a los productos elaborados en nuestro territorio. Por lo tanto se trata no sólo de una visión Norte-Sur del comercio justo, sino de una visión Norte-Norte y Sur-Sur, vinculada a la defensa del derecho a la soberanía alimentaria. A la vez, que consideramos que la justicia del comercio justo debe de estar presente en toda la cadena comercial del producto. Tan importante es dónde, quién y cómo se produce, que dónde, quién y cómo se vende.

¿Qué quieren decir con ‘visión integral’? Queremos decir que es necesaria una visión que incorpore a todos los actores que intervienen en el proceso de elaboración, producción, transporte, transformación y venta de un producto de comercio justo y que no sólo se tenga en cuentas las condiciones de la producción en origen, como hacen la mayoría de grandes importadoras y ONG’s. Es necesario una visión del comercio justo vinculada a la defensa de la soberanía alimentaria, de la tierra, de las semillas… El comercio justo no tiene que ser un instrumento de marketing empresarial, sino un movimiento para cambiar las injustas reglas del juego. En este sentido apoyamos a las pequeñas tiendas, los circuitos de comercialización alternativa y las cooperativas de consumidores. Lo prioritario no es vender más, sino cambiar las injustas reglas del comercio internacional que afectan a los países del Norte y del Sur.

Las organizaciones que, como la suya, están agrupadas en el Espacio por un Comercio Justo dicen que el objetivo debería ser «no vender más a consumidores impulsivos sino crear consumidores responsables». ¿Qué pautas deben seguirse para llegar a un consumo responsable? Creemos que a la hora de llevar a cabo una práctica de consumo responsable es necesario tener esta visión integral que acabo de explicar. El consumo implica muchos ámbitos y estamos acostumbrados a que bajo el modelo capitalista neoliberal se nos inste constantemente a consumir más productos. Cada vez aparecen más productos con más prestaciones y más modernos. Debemos de ser críticos con lo que consumimos y consumir menos, ya que el nivel de consumo actual es excesivo. Si en todo el mundo consumieran lo mismo que nosotros, el planeta no lo soportaría. Se trata de un modelo insostenible.

¿Se puede entender, entonces, el Comercio Justo como un instrumento para lograr este consumo responsable? Sí, el comercio justo es un buen instrumento para llevar a cabo un consumo responsable, nos insta a preguntarnos de dónde viene lo que comemos, quién lo produce, en qué condiciones. A la vez que una visión global del comercio justo no sólo tiene en cuenta a los productos que compramos del sur, café, cacao, etc., sino que también considera necesario seguir las pautas de consumo crítico cuando compramos productos que se elaboran en nuestro entorno. En este sentido, apoyamos a los productores, a los agricultores que apuestan por maneras de producir alternativas y sostenibles con el medio ambiente.

Los últimos estudios revelan que, a pesar de los avances, los españoles sólo nos gastamos en Comercio Justo 348 euros por cada 1.000 habitantes, la cifra más baja de la UE a excepción de Portugal (36 euros) y muy por debajo de la media de la UE, que se sitúa en 2.318 euros por cada mil habitantes. ¿A qué se debe? Los últimos estudios que se han hecho en nuestro país sobre Comercio Justo revelan que cada vez se vende más. Por tanto, en el aspecto cuantitativo se ha avanzado. El problema es que a nivel cualitativo, de creación de conciencia social, no se avanza. Es más difícil y éste es el terreno que tenemos que ganar. Es necesario que la gente tome conciencia, no sólo hay que incidir en que hay que comprar más productos de Comercio Justo, sino en que es necesario consumir responsablemente. Es en este trabajo de concienciación donde consideramos que se tienen que dar los pasos más importantes.

Al hablar de Comercio Justo muchas veces se fijan objetivos cuantitativos, como los que se acaban de plantear. Pero nosotros defendemos una visión bastante distinta a ésta. Evidentemente es importante que se compren y se vendan productos de Comercio Justo, pero aún es más importante la concienciación social. Si vendemos muchos productos, pero la gente no cambia de mentalidad en relación al consumo, a las consecuencias que generan estas desigualdades Norte-Sur, no servirá de nada vender más. Por eso, cuando nosotros valoramos el avance del movimiento del Comercio Justo, lo analizamos más desde el punto de vista cualitativo. No es tan importante vender más como que la gente tome conciencia, que se organice a nivel local, que vaya creando alternativas, participando en movimientos sociales más amplios. Y será a partir de la coordinación, y de tejer lazos y unir nuestras fuerzas, la forma en la que cambiaremos las cosas.

Un informe publicado por Sodepaz bajo el nombre de ‘El rompecabezas de la equidad afirmaba hace tan sólo unos meses que entre los puntos débiles del comercio justo en España destacan la escasa cooperación entre las entidades de comercio justo en nuestro país ¿Qué opina al respecto? Bueno, yo diría que el movimiento del Comercio Justo es muy plural, en el que existe un espectro político e ideológico muy amplio. Las alianzas se crean en función de los puntos en común. En este sentido, las organizaciones con una visión global del Comercio Justo, impulsamos el Espacio por un Comercio Justo, un punto de encuentro de organizaciones de comercio justo (tiendas, importadoras, ONG’s…) que defendemos esta visión global, con una postura crítica respecto a la certificación FLO y que rechazamos la venta de nuestros productos en grandes superficies. A la vez, establecemos alianzas con otros actores como agricultores, cooperativas de consumo… y participamos en espacios como Plataforma Rural y Vía Campesina.