Recomiendo:
0

El comienzo de la resistencia y el silencio de los grandes medios

Fuentes: Rebelión

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

En el último 15 de abril, manifestaciones en defensa de los derechos, con bloqueos de rutas, paralizaciones parciales de sectores, actos callejeros expresivos, como el de San Pablo, constituyeron un hecho importante en el país. Fue la primera respuesta luego de la verdadera provocación contra la clase trabajadora como ha sido la aprobación del PL (Proyecto de Ley) de las tercerizaciones en la Cámara de Diputados.

La hipótesis que este día 15 de abril colocó, es la posibilidad de ir más allá de la inocua e hipócrita pelea de facciones que se instaló en el país, con la constitución de una alternativa de resistencia en las calles a la onda de retrocesos y ataques a los derechos.

Cada vez más señor de si en la conducción política del gobierno, el PMDB pilotea la ofensiva conservadora en el Congreso Nacional. El mercado financiero pilotea la política económica, con los ajustes y cortes de derechos, mientras la presidenta paga el precio de su rendición, aislada, aunque totalmente alineada con el ajuste neoliberal y también con las tercerizaciones.

Se registra el tamaño y el significado de los ataques a los derechos, cuando hasta incluso los movimientos sociales que apoyan al gobierno fueron parte de las manifestaciones del día 15, que, entre otras pautas, cuestionaba abiertamente el ajuste del gobierno Dilma y su cobardía en relación al PL 4330/04 de las tercerizaciones; un proyecto bien ajustado a los sueños del gran capital en estos tiempos de desregulación de derechos y flexibilización de la mano de obra.

Pero tal vez, la contradicción más escandalosa verificada en las manifestaciones del 15 de abril, fue la actitud de la gran prensa corporativa nacional y, especialmente de San Pablo, que ignoró y escondió de sus portadas, noticieros televisivos y grandes diarios, el hecho de que 40 mil personas marcharon por las grandes avenidas de San Pablo con consignas contra la derecha y por más derechos.

No es fácil esconder una manifestación de este porte, aún más en horario pico de la ciudad y bajo una fuerte lluvia. Pero la escondieron. Fueron 40 mil personas: que sumaron socialmente a los trabajadores sin techo, trabajadores de sindicatos cutistas y de sindicatos ligados a la Intesindical y la CSP-Conlutas, diversas organizaciones de juventudes partidarias y autonomistas, organizaciones de mujeres, LGBT, negros y negras. No fue, entonces, una manifestación pequeña o marginal.

Lo absurdo de esta manipulación llegó a tanto, que una de las únicas breves referencias hechas en la noche de la protesta, por el canal Band News, se resumió a reproducir fotos de la protesta. Ridículo. Si comparamos esa cobertura con el compromiso descarado, convocante y acrítico de las manifestaciones de la derecha, tendremos una exacta dimensión del «periodismo» que hacen estos medios.

El problema surge cuando algunos tiros salen por la culata. Porque las manifestaciones de la derecha abril fueron tan reaccionarias que obligaron a la Red Globo a hacer un tipo de editorial en el programa Fantástico, el mismo día 12 de abril, para explicar que no están al lado de los que pedían la intervención militar; esto porque tal perfil se mostró mucho más visible en esta rodada de protestas reaccionarias.

Pero no hay editorial avergonzado que apague la memoria. Porque para quién intentó esconder una manifestación de 300 mil personas por las Directas Ya, el 25 de enero de 1984, no es exactamente una novedad, ni una tarea ardua, esconder 40 mil. Aunque hay límites que podrían ser impuestos en este año que se «conmemoran» los 50 años de la Red Globo (nacida de las entrañas del golpe de Estado de 1964).

Esta es una de las facetas más deformadas de la democracia en Brasil, o mejor, la democracia cooptada y controlada por el poder económico. Los grandes monopolios de los medios de comunicación (que son concesiones públicas) son los grandes manipuladores de la información y divulgadores de las campañas ideológicas reaccionarias y antipopulares; son una de las piernas del poder económico e ideológico de los poderosos intereses de la clase dominante y de los lobbies fundamentalistas de toda especie. Defienden pautas regresivas (como el fin de la mayoridad penal), sin que lo básico de un periodismo mínimamente serio (dar espacios y condiciones iguales para la expresión de opiniones distintas) sea respetado.

Intentar vender al pueblo brasilero la imagen de que el único movimiento que está en las calles es el que pide el impeachment de Dilma y la intervención militar es una manipulación inaceptable, con la Red Globo a la cabeza. No se puede hablar en una auténtica reforma política democrática o de democratización del poder sin tocar ese tumor que crece ante nuestros ojos, como es el monopolio de los grandes medios de comunicación.

Es parte de las reformas democráticas y verdaderamente populares que Brasil necesita: colocar en la agenda, con mayor énfasis, una democratización radical de los medios, con medidas tales como una auditoria en las concesiones de radio y televisión, prohibición de la propiedad cruzada de medios de comunicación, fin de las concesiones para políticos en ejercicio de mandato y apertura de mayores y más visibles espacios para la comunicación no comercial.

Si las concesiones son públicas, es legítimo poner en cuestión la creación de mecanismos de control social de los medios de comunicación.

http://www.correiocidadania.com.br/