Si la «sostenibilidad» se está convirtiendo en palabra de moda en el mundo empresarial y político, sus connotaciones son predominantemente medioambientales. Por importante que sea, de este modo se pasa por alto una dimensión social crucial.
Los defensores del clima argumentan que «cambiar a coches eléctricos ofrece una oportunidad apasionante -y potencialmente lucrativa- de construir un sistema energético que sea más inteligente, amén de más ecológico». Los vehículos eléctricos pueden ser parte de la solución climática, pero ¿hasta qué punto son las empresas de vehículos eléctricos, como Tesla, prosociales? ¿Y pueden aceptar que se organicen trabajadores y sindicatos?