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El Congreso norteamericano rechaza el plan de rescate y hay colapso mundial de las bolsas

Fuentes: IAR Noticias

No obstante la operación «sedante» lanzada por el Gobierno federal y el Congreso de EEUU el fin de semana, el plan de rescate de Bush naufragó en la Cámara de Representantes de la mano de los demócratas y del rechazo de los republicanos. Wall Street sufrió un hundimiento histórico y las bolsas mundiales volvieron a derrumbarse en un nuevo «lunes negro» que hizo temblar al sistema financiero globalizado. En medio de la conmoción internacional Bush convocó de urgencia a sus asesores y se abrió un peligroso frente de crisis en Europa.

 Antes del rechazo del plan oficial  en el Congreso, demasiadas dudas, demasiada campaña electoral USA, demasiada «iliquidez» (falta de efectivo y de crédito) en el mercado, demasiados números en rojo en la macro economía de EEUU, llenaban de incertidumbre a los «inversores» (especuladores privados e institucionales) y  generaban pánico internacional a la transmisión (vía dólar y sistema financiero) del colapso económico-financiero USA.

Con Europa y China en primera línea (la segunda y tercera economía mundial) el conjunto de los países (periféricos y desarrollados) ya  rezan para que la crisis del crédito y del consumo no los introduzca en el túnel del tiempo de la recesión que ya se expande por todo el planeta.

Y finalmente, las tensiones electorales, los intereses económicos del «gran negociado» financiero que se abre con el mega-rescate hicieron fracasar el plan en su primera votación en el Congreso, donde sectores republicanos acompañaron el rechazo demócrata.

Contra la mayoría de los pronósticos, la Cámara baja rechazó el proyecto de rescate bancario por US$ 700.000 millones, generando un derrumbe histórico  en Wall Street. El mensaje del presidente de EEUU, George W. Bush, para intentar calmar a la plaza financiera no alcanzó y las bolsas mundiales volvieron a derrumbarse.

La votación final quedó en 228 por el no y 205 por el si.

Wall Street cerró el lunes con fuertes descensos presionado por el rescate de dos grandes bancos europeos y por la compra de Wachovia por parte de Citigroup, reavivándose así los temores a la crisis crediticia.

El índice Dow Jones cayó más del 6%, un récord histórico, con  pérdidas de  US$ 1,2 billones en valores de mercado mientras que el tecnológico Nasdaq se acercaba al 6% de caída.

En tanto, en Europa hubo fuertes pérdidas. El Ibex de Madrid, un 3,88%, el S&P/Mib de Milán un 4,98%, el CAC de Francia un 5,04% y el FTSE de Londres un 5%. Una de las más pronunciadas fue la de Bélgica, que finalizó un 7,9% abajo, impulsada por la nacionalización del banco belga-holandés Fortis.

Las bolsas asiáticas también habían cerrado con pérdidas. Tokio cayó 1,26%, Seúl 1,35% y Hong Kong 4,3%, tras el aumento de las tasas a los préstamos inmobiliarios anunciada por el gigante bancario HSBC, que tendrá previsibles efectos en el mercado de la construcción.

El colapsso bursátil  mundial también impactó en América Latina  con un derrumbe muy pronunciado en Buenos Aires y en San Pablo, donde incluso llegaron a suspenderse las operaciones.

En Brasil el escenario mostró tanto dramatismo que las operaciones en la Bolsa de San Pablo fueron suspendidas cuando la cotización del Bovespa alcanzó una baja del 10,2 por ciento.

Ya cerca del final de la rueda, la Bolsa de Buenos Aires caía un 8,54 por ciento, con un derrumbe de las acciones que más ponderan en el principal indicador local: Tenaris y Petrobras Brasil, que se desplomaban 14,79 y 15,31% respectivamente, aunque las bajas eran generalizadas y abultadas.

El domingo, para evitar un nuevo desplome de los mercados, los legisladores estadounidenses habían anunciado un acuerdo para aprobar el plan de salvataje. No obstante, los legisladores votaron en contra por miedo «de verse arrastrados» por la Casa Blanca y «quieren mantener un cierto control» sobre el proyecto.

Dos tercios de los republicanos votaron en contra del plan, que implica una fuerte intervención estatal en la economía. Ahora se reunirán los líderes de las dos bancadas mayoritarias para tratar de llegar a un texto consensuado.

El hundimiento del proyecto es un gigantesco revés para el gobierno Bush y específicamente para el Departamento del Tesoro, así como para los legisladores que trabajaron en el la semana pasada.

La Casa Blanca expresó su disgusto con la derrota del proyecto de ley y dijo que el presidente se reunirá con su equipo económico en la tarde del lunes para determinar el curso a seguir.

El paquete, que contaba con el respaldo del gobierno, enfrenta un futuro incierto, aunque los líderes de ambas bancadas seguramente considerarán el revisar la iniciativa, de la cual Bush afirmó que era necesaria para «evitar que la crisis en nuestro sistema financiero se expanda por nuestra economía».

Después de la votación, el líder de las minorías de la Cámara, John Boehner dijo qye habrá un esfuerzo para presentar otro proyecto con más cambios. «Tenemos que encontrar un punto medio», dijo. «Necesitamos que todos se calmen, se relajen y vuelvan a trabajar».

Por el momento -señala la BBC-  tanto inversionistas como analistas coinciden en que los mercados esperan más noticias que les permitan saber si ya pasó lo peor. La mirada está puesta ahora en las megacompañías que tienen altos niveles de endeudamiento y que requieren liquidez para salir adelante.

El problema es que, en el contexto actual, la desconfianza entre los bancos ha detenido el que se presten dinero los unos a los otros, enfriando así el mercado crediticio global. Y si el crédito no vuelve a fluir, las empresas con deudas podrían entrar en problemas poniendo miles de puestos de trabajo en peligro, puntualiza la BBC.

La crisis se expande a Europa

  El desplome financiero con epicentro en USA  ya abrió un frente de crisis en Europa.

El temor ya se expandió a Europa: Bélgica, Holanda y Luxemburgo acudieron este domingo al rescate del banco Fortis para evitar que la entidad se vea arrastrada por la crisis financiera que se extiende peligrosamente por Europa y para tranquilizar a los mercados europeos.

Los ministros de finanzas de estos tres países acordaron inyectar más de US$15.000 millones en la entidad bancaria -una de las más grandes del continente europeo- para evitar un posible colapso luego de que el valor de sus acciones comenzara a desplomarse el viernes.

Los tres Estados del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) van a nacionalizar en parte el banco-aseguradora Fortis con una aportación de 11.200 millones de euros para tratar de salvar de la quiebra a la entidad.

Las acciones de Fortis, primera entidad bancaria en Bélgica y segunda en Holanda, perdieron más de dos tercios de su valor en las dos últimas semanas por las dudas de los mercados sobre su solvencia y su capacidad para encontrar fondos y absorber la compra de su ex rival, el banco holandés ABN Amro.

Bajo el acuerdo, Bélgica aportará US$6.700 millones, Holanda US$5.700 millones y Luxemburgo US$3.600 millones explicó el primer ministro belga, Yves Leterme.

Los europeos, que desde hace meses hacen llamamientos para reforzar su coordinación en materia de supervisión financiera, logrando hasta ahora sólo avances modestos, se enfrentan por primera vez a un caso concreto de un banco afectado directamente por la crisis.

Pero no sólo en el corazón de Europa se sienten los remezones del vendaval financiero. En el Reino Unido, se anunció la nacionalización de los préstamos e hipotecas del banco Bradford and Bingley (B&B, por sus siglas en inglés), por un valor superior a los US$100.000 millones.

En Alemania se informó que un consorcio de bancos intervendrá una hipotecaria, Hypo Real State, para evitar su quiebra. Aún no se conoce el nombre de los bancos que lo rescatarán, ni el monto oficial de la transacción, aunque la BBC tiene información de que la cifra sería superior a los US$50.000 millones.

Los bancos centrales europeos se unieron el lunes a los bancos asiáticos al inyectar millones de dólares en los mercados, pero los bancos comerciales prefirieron acaparar efectivo en vez de prestarse entre sí mientras la crisis financiera se propaga a Europa.

Con el fin del trimestre financiero agravando los problemas de liquidez, el Banco Central Europeo anunció que pondría a disposición de los bancos una serie extra de fondos a 38 días y que mantendría el efectivo adicional disponible hasta al menos comienzos de 2009.

El Banco de Inglaterra inyectó el lunes 40.000 millones de libras (unos 50.735 millones de euros) en fondos a tres meses para mejorar las condiciones de los mercados tras un fin de semana de quiebras bancarias en Europa y en medio de las negociaciones en Estados Unidos para aprobar un plan de rescate.

En la misma línea, el Banco de Japón inyectó 1,5 billones de yenes a su sistema bancario, en el noveno día consecutivo en el que realiza ese tipo de operación.

Después, inyectó otros 400.000 millones de yenes en el mercado al contado, mientras que el banco central australiano aportó 2.700 millones de dólares australianos.

Pero el costo interbancario de la financiación en dólares, euros o libras a tres meses subió, después de que una serie de nacionalizaciones de bancos europeos evidenciara que la crisis financiera está lejos de terminar.

El viernes, Jean Claude Juncker, el presidente de los ministros de Finanzas de la zona euro, exhortó a Estados Unidos a ponerse de acuerdo rápidamente sobre su plan de rescate porque «los bancos europeos, que comienzan a navegar en aguas turbias, sufren de esa incertidumbre».

Escepticismo en EEUU

 

Según el emblemático e influyente The Wall Street Journal, el vocero más calificado de Wall Street, el plan que el Congreso estadounidense esbozó durante el fin de semana para rescatar al sistema financiero ofrece un «bálsamo», pero «es poco probable que pueda evitar que la mayor economía del mundo caiga en una recesión».

Las últimas noticias económicas han sido poco alentadoras., según el diario. En una señal de que el mercado inmobiliario sigue deteriorándose, las ventas de casas nuevas cayeron abruptamente el mes pasado, informó la semana pasada el departamento de Comercio de EEUU, añade.

De acuerdo con el Journa, la confianza de los consumidores sigue en declive y los indicadores semanales de ventas minoristas muestran que los compradores están reduciendo los gastos. Los expertos anticipan que el informe de desempleo del viernes indique que la economía perdió 150.000 empleos este mes.

Los estadounidenses están lidiando con un desempleo creciente y con precios de combustible y de alimentos más altos. En medio de una crisis financiera protagonizada por la caída de los precios inmobiliarios y la quiebra de los mercados hipotecarios, un auge del refinanciamiento hipotecario al estilo de 2001 no es una opción.

«Desafortunadamente, las personas están en lo cierto al esperar una recesión en estos momentos», dice Barry Eichengreen, un economista de la Universidad de California en Berkeley.

«El plan no puede prevenir una recesión», dijo Douglas Elmendorf, un investigador de Brookings Institution. «Lo que le importa a la gente es cuánto durará y cuán profunda será la desaceleración económica».

En este escenario, y sin una acción más extensa por parte del gobierno, los participantes de los mercados de crédito habrían quedado sumidos en la preocupación de saber qué institución iba a ser la siguiente en caer.

Este lunes, mientras Bush hablaba por cadena ancional, una serie de rescates bancarios tomaba forma en Europa y los mercados seguían en un clima de nerviosismo a la espera de que el Congreso vote el paquete.

Los «inversores» estaban atentos a cada detalle de las negociaciones en Washington, mientras en Europa y Asia los bancos centrales inyectaban dinero en el sistema para suavizar la crisis crediticia.

En Washington, los republicanos de la Cámara de Representantes eran el principal obstáculo para aprobar el plan, alegando reparos a gastar tanto dinero público en un año electoral.

Los líderes parlamentarios republicanos y demócratas anunciaron que habían llegado a un acuerdo provisional el domingo sobre un plan que utilizaría fondos de los contribuyentes para comprar deuda hipotecaria «tóxica» para restablecer la confianza.

La situación quedó graficada por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, cuando dijo con rostro demacrado ante las cámaras: «La fiesta se acabó».