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El poblado de Chuao, muestra del resurgimiento

El consejo comunal, pieza clave de la revolución bolivariana

Fuentes: La Jornada

Oculto al pie de una montaña que emerge del mar Caribe, Chuao, terruño del «mejor cacao del mundo», recobra su atmósfera de pueblo colonial gracias a millonaria inversión ejecutada mediante una de las piezas clave de la revolución bolivariana: el consejo comunal. La ancestral rutina de este pueblo de pescadores y recolectores de frutos tropicales […]

Oculto al pie de una montaña que emerge del mar Caribe, Chuao, terruño del «mejor cacao del mundo», recobra su atmósfera de pueblo colonial gracias a millonaria inversión ejecutada mediante una de las piezas clave de la revolución bolivariana: el consejo comunal.

La ancestral rutina de este pueblo de pescadores y recolectores de frutos tropicales de apenas unos 5 mil habitantes, bajo un techo de árboles de más de 20 metros de altura que cobijan a los arbustos de cacao, ha sido remplazada por una fiebre de reconstrucción con inversión de casi 15 millones de dólares.

Ahora las lanchas de los pescadores se bambolean al desembarcar en la ensenada de Chuao con toneladas de hierro, cemento y ladrillos, que llegan al pueblo por un sendero de cinco kilómetros entre la plantación de cacao, a lo largo de un río.

Casi un centenar de casitas del restaurado centro histórico ya exhiben fachadas multicolores con techos de teja roja.
Recobra su antiguo perfil la iglesia colonial de la Inmaculada Concepción fundada en 1569, en cuyo patio se secan al sol cada año 25 toneladas de cacao fino de la exquisita variedad «criolla», que una cooperativa fundada en los años 60 exporta a Italia.

A Chuao se accede desde los valles de Aragua, 110 kilómetros al este de Caracas, cruzando la montaña con bosques de niebla del Parque Nacional Henry Pittier, hasta el vecino pueblo colonial de Choroní, para embarcarse en lancha durante media hora.

Ese paseo cautivó en sus años juveniles a dos cercanos colaboradores del presidente Hugo Chávez, el ex vicepresidente José Vicente Rangel y el ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jagua.

«Tenemos un ángel de la guarda que se llama Elías Jagua», dice Morelia Luzano, 62 años, hija del antiguo administrador de la plantación que fue propiedad del dictador Juan Vicente Gómez, que lo tenía entre sus paseos predilectos cuando dominó Venezuela de 1908 a 1935.

«Lo bueno es que cuando llegaron al gobierno no se olvidaron que se les  apoyó», dice Edith, una artesana y cocinera de 60 años que afirma haber cuidado al joven que sería ministro, tras una accidentada travesía por la montaña.

Los recursos que llegan desde el gobierno central al consejo comunal, puntal del nuevo poder popular en gestación, ha relegado a la junta parroquial, que depende de la estructura municipal y del estado Aragua.

La oposición sostiene que los consejos comunales son un apéndice de control político del presidente Hugo Chávez.
«Los consejos comunales dependen directamente de la Presidencia, su poder de decisión está determinado desde ésta» y controlados por el oficialismo, critica Teodoro Petkoff, director del diario opositor Tal Cual, ex guerrillero en los años 60 y fundador del Movimiento al Socialismo.

Pero los habitantes de Chuao, afrodescendientes que son como una gran familia extensa, guardan distancia de la disputa.
«No importa la ideología ni del partido que seas, debemos prosperar juntos», dice la maestra Luzano, que se declara «adeca
de corazón toda la vida», es decir militante del ex gobernante Acción Democrática.

En cambio, su sobrino Manuel Luzano es integrante del consejo comunal.

De los casi 900 electores del pueblo, 290 se han escrito hasta la fecha en el nuevo Partido Socialista Unificado de Venezuela, que impulsa Chávez.

«Significa que dos terceras partes de los pobladores observamos, al final predomina el chavismo, pero no hay conflictos, todos somos primos dos veces, es nuestra idiosincrasia caribeña», explica Luzano.

«Chuao no da votos, pero da imagen. Después de 438 años cumplidos el 14 de febrero, ya le tocaba su turno, se le ha sacado tanto por años», dice la dueña de la posada La Luzanera justo frente a la iglesia.

Desde que la luz eléctrica llegó en 1984, Chuao no había sido restaurado, y ahora las obras incluyen empedrado, sistemas de agua potable y cloacas, y el remplazo de la obsoleta electrificación, con una inversión de unos unos 15 millones de dólares, dice a Afp el ingeniero inspector Rómulo Ríos.

Los programas sociales incluyen un Infocentro con biblioteca virtual, un centro de acopio, un mercado popular y un centro de capacitación artesanal, que constituyen un Núcleo de Desarrollo Endógeno socialista.

«Había una deuda social con la virtud de la naturaleza que nos da el cacao más fino del mundo», dice por último Morelia.