«Hace diez años, en 1994, nos incorporamos como miembros plenos de ese foro cuya meta es impulsar el libre comercio como la gran oportunidad para crecer y llevar bienestar a su gente. Es una agrupación singular, donde se avanza por consenso, la cual reune a más de 2 mil 500 millones de personas y casi […]
«Hace diez años, en 1994, nos incorporamos como miembros plenos de ese foro cuya meta es impulsar el libre comercio como la gran oportunidad para crecer y llevar bienestar a su gente. Es una agrupación singular, donde se avanza por consenso, la cual reune a más de 2 mil 500 millones de personas y casi el 50% del comercio mundial. En sus primeros 10 años ha generado cerca del 70% del crecimiento económico global, lo cual la convierte en la región más dinámica económicamente en todo el planeta» (Ricardo Lagos Escobar, agosto de 2004, El Clarín de Buenos Aires)
En vista de la disfrazada apología del sistema capitalista que hace un presidente de la república, «socialista», por lo tanto un presidente oxímoron, debemos preguntarnos: quiénes, para quiénes, por qué, para qué se reunen tan pocos para tan parafernálica cita de la APEC, en Chile. Es ineludible, entonces, presentar en una apretada síntesis, el contexto económico y político mundial del capitalismo contemporáneo. Algo que el presidente Lagos, como socialista, ha olvidado en sus habituales discursos retóricos. Y nunca lo dirá. La tendencia global del capitalismo no se limita a considerar periodos ascendentes o de boom. La tendencia del capitalismo es a las crisis, a las guerras y a las revoluciones. Hoy nos encontramos en una fase depresiva dentro de la etapa de competencia-cooperación interimperialista en el desarrollo del capitalismo tardío . Comenzó en la década del 70. Las consecuencias las vivimos todos. Aproximadamente mil millones de trabajadores están subempleados o desempleados. La tasa de plusvalía, la tasa de explotación han aumentado. La tasa de salarios relativa ha descendido respecto de la tasa de ganancias de las principales corporaciones multinacionales. El proceso de mundialización de la economía capitalista se ha desarrollado en forma inseparable de una polarización, una asimetría cada vez más profunda entre los países centrales, imperialistas, dominantes y los países periféricos, dependientes, neocolonizados, recolonizados. Implica relaciones de dominación-explotación clásicas y nuevas de países imperialistas sobre los estados-naciones, asociadas a relaciones de dominación-explotación clásicas y nuevas de los capitalistas respecto de los trabajadores asalariados, dentro de una totalidad asimétrica, desigual y combinada, lo que configura el llamado relieve actual del desarrollo capitalista como formación social- económica. La centralidad del antagonismo capital-trabajo asalariado no se ha perdido, y su correlato, la lucha de clases, no ha desaparecido, sólo han tenido transformaciones históricas que son experienciables, y por lo tanto, dignas de ser rigurosamente estudiadas. Frente a estos hechos, nos preguntamos cómo un presidente «socialista» puede hablar de bienestar para todos, de tener presencia en el mundo, de crecer con equidad. En estos contextos económicos, políticos y sociales, los discursos presidenciales reflejan posiciones de consenso entre neoliberales, social-liberales reaccionarios y social-liberales «progresistas». Mientras los soc ial-liberales reaccionarios actúan frente al marco de las condiciones estructurales determinantes del desarrollo del capitalismo actual, mediante políticas que llaman a falsas tranquilidades y esperanzas, y ocultan las causas de las crisis, los social-liberalistas «progresistas», emiten un discurso de poder que hace suponer la posibilidad de cambiar las estructuras aceptando el discurso neoclásico del mercado, sin ningún sentido crítico. Se hacen eco del neo- cepalismo, prometiendo crecimiento con equidad, es decir, de una ideología política, de una creencia básica de un grupo de poder que intenta solucionar las problemáticas sociales con criterios economicistas, sometiéndose a la lógica del capital y del mercado. Es lo que trasunta el discurso del presidente Lagos, frente a la invasión de los representantes del gran capital que ser reunen en la APEC Absolutamente nada nuevo se dice cuando se habla de crecer. El modo de producción capitalista, como parte de las formaciones sociales – económicas es el único en la historia de las sociedades humanas que, a pesar de las enormes crisis y secuelas, debe crecer. El estancacionismo es incompatible con el capitalismo. Pero, como lo estableciera Marx, el limite del capital es el capital mismo. Las contradicciones del capitalismo surgen de su forma de crecimiento: el desarrollo de las fuerzas productivas, dentro de un campo de competencia feroz, genera crisis de sobreproducción. ¿Por qué?. Una interpretación correcta de los fenómenos económicos y extraeconómicos que son los condicionantes de la existencia de periodos largos de desarrollo del capital, con descensos y ascensos económicos, debe considerar: a) la ley del valor, b) la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (la ley más importante de la economía política), c) la ley del salario relativo. Todas estas leyes descritas por Marx, son del ámbito de la acumulación, es decir, están centradas en el ámbito de la producción, no en el ámbito financiero, por lo cual debemos considerar que: a) el capitalismo funciona enmarcado en leyes económicas tendenciales que se centran en lo productivo, no son leyes del ámbito financiero, b) es erróneo caracterizar al capitalismo como un sistema económico gobernado por el capital especulativo-financiero, c) las tesis de la centralidad del capital financiero y la tesis de la declinación histórica del capitalismo, no son tesis marxistas, ni tesis marxianas, d) Ma rx estudió y destacó la necesidad de estudiar el capitalismo en su centralidad productiva, no financiera, e) el eje del análisis debe ser la crisis de sobreproducción y no las crisis financieras que son manifestaciones de aquella, y no a la inversa, f) lo importante es estudiar los desequilibrios en la producción y en la acumulación capitalistas, g) en el plano financiero se manifiestan procesos que actúan a escala productiva, h) la tesis de la centralidad del capital financiero (tesis no marxista) lleva a tres problemas: 1) ideas catastrofistas (el capitalismo se desplomará solo), 2) contradicción no dialéctica entre el capital productivo y el especulativo o improductivo, lo que puede derivar en políticas impropias (neokeynesianas: apoyar al capital productivo; neoliberales: apoyar al capital financiero), 3) considerar al capital financiero como dominante, lo que conduce a descuidar el estudio de lo central del capitalismo: la tasa de explotación, la tasa de ganancia, la tasa de inversión, el nivel de los salarios, el nivel de acumulación, las expectativas de los capitalistas, las innovaciones tecnológicas y sus impactos sociales. El sistema capitalista necesita de la acumulación, o si no deja de ser capitalista. Y esta acumulación se basa en la extracción de plusvalía a partir de la masa de trabajadores a nivel mundial, que es la base de todos los auges económicos y de la producción capitalista en general. El bienestar del capitalismo, se obtiene a costa de la explotación de los trabajadores asalariados . Son hechos absolutamente demostrables. Lo demás, retórica política que refleja cuán dependientes son, realmente, los presidentes, del dominio imperialista. La crisis en la etapa actual del capitalismo tardío, tiene características que están centradas en lo económico, pero con consecuencias políticas que sobredeterminan una diferenciación entre crisis económicas en los países desarrollados, imperialistas, y crisis económicas en los países atrasados, dependientes, periféricos: a) concentración del capital: unas compañías sobreviven, otras no; b) desempleo masivo: exclusión social, migraciones forzadas; c) destrucción de fuerza productiva: cierre de empresas, guerras planificadas para abaratar el costo de la fuerza de trabajo; d) incremento de la explotación: o se trabaja más o se queda sin trabajo, es la amenaza real para el mundo de los trabajadores; e) la competencia interimperialista: el dominio, más que la hegemonía, del imperialismo norteamericano; la cooperación interimperialista ; f) aumento del capital especulativo, ocioso: competencia por los mercados, lo que implica mayor contracción de los mercados. Se prefiere inverti r en el comercio más que en la actividad productiva. El inevitable desarrollo de las fuerzas productivas, con base en el aumento de la tasa de explotación, y la competencia intercapitalista- interimperialista, generan una sobreproducción, en el contexto de una tendencia a la caida de la tasa de ganancia. El capital financiero intenta revertir el proceso mediante ganancias fáciles de obtener, a través del auge del comercio y la hipertrofia del sector servicios, que en sí es improductivo. Esto condicionará, tarde o temprano a nuevas y mayores crisis. También las crisis implican que los propietarios de las grandes empresas multinacionales trasladan sus inversiones industriales desde donde la tasa de ganancia es baja a otras áreas de inversión, donde la tasa de ganancia sea más alta. Pero para ello requieren eliminar barreras en el mercado mundial y barreras a las inversiones que, en el contexto de la competencia desenfrenada a escala mundial, implique una tasa promedio de ganan cias en común. Bajo el dominio norteamericano, dueño de las mayores empresas multinacionales, esto se consigue mediante diferentes tratados de libre comercio con países donde sea posible una mayor tasa de explotación, y mediante el intervencionismo militar. Por eso se reunen, y planifican el anexionismo económico, el neocolonialismo (mayor dependencia financiera, mayor drenaje de los recursos naturales, privatización de las áreas estratégicas), y la recolonización política de los países periféricos dependientes (creciente asociación entre las clases dominantes locales y las clases dominantes de los países imperialistas; mayor servilismo político de los gobernantes y funcionarios estatales a las grandes corporaciones y a los gobiernos imperialistas); g) guerras: los capitalistas intentan aumentar sus ganancias mediante esta estrategia de acumulación primitiva. De allí la razón de las guerras de Kosovo, Afganistán, Irak, etc. Ya no se trata de guerras interimperialistas, sino del intervencionismo militar directo del imperialismo norteamericano, bajo el pretexto de la lucha antiterrorista, para asegurar el dominio económico y la recolonización política de las dos áreas que le son vitales: el Medio Oriente y Latinoamérica. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia es un obstáculo cada vez más dificil de superar, para el proceso de revalorización del capital. Por esta razón, los capitalistas intentan superar las contradicciones económicas internas del proceso de revalorización del capital, recurriendo a procesos económicos y extraeconómicos. ¿Qué hacen los capitalistas para contrarrestar esta crisis de sobreacumulación de capital constante?. Elevar la tasa de plusvalía, es decir, aumentar el grado de explotación de los asalariados, reducción del salario aún por debajo de su valor (de aquí la urgencia mundial de la «flexibilización laboral»). Abaratar el capital constante que se vende de unos capitalistas a otros. Manipular el comercio exterior (es la razón de ser de la APEC, y de todos los tratados internacionales). Rotar el capital. Manipular el poder del Estado. Incentivar las privatizaciones, incentivar las inversiones privadas en áreas más productivas, disminuir el gasto público, rec ortar el presupuesto público, disminuir la deuda privada con financiamiento estatal, obtener créditos blandos, pero seguros para el que financia, pagar menos impuestos, obtener subsidios estatales especiales para los privados, obtener exenciones impositivas. Fabricar estratégicamente el endeudamiento creciente de los países dependientes, periféricos, atrasados. Aumentar la actividad comercial y financiera. Hacer crecer el capital ficticio. Sobreexplotar los recursos no renovables. Estimular las contrarrevoluciones. Estimular las guerras. A largo plazo, son medidas que agravan aún más las crisis capitalistas, a pesar de ciertos periodos de recuperaciones parciales. Estas medidas terminan por minar el papel de los estados-naciones en el propio salvataje de los capitalistas, contribuyendo aún más al agravamiento de la crisis