“El agua empieza a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street junto al petróleo y el oro”
Esto señala la clara mutación del “sistema capital” a una fase más agresiva como lo he señalado en los «CONTEXTO» anteriores; el control sobre los recursos, para eso, el posicionamiento sobre los espacios y el territorio bajo el esquema silencioso de integración y alianzas.
Esta fase da su inicio con el reseteo (reset) de la economía global llevando a condiciones iniciales el sistema, el COVID-19, su efecto en la caída de los mercados obliga la reconfiguración de planes que dan nacimiento a una nueva crisis global; la mayor de todos los tiempos, así el acometimiento de acciones políticas y estratégicas que alteran el sistema dificultando la permanencia en el.
Todos participan, unos ceden, otros se posicionan.
Los actores principales son los bloques que van reagrupándose con China y Estados Unidos; modelos económicos conceptuales que disputan y van configurando el nuevo y agresivo orden económico mundial.
China se adelanta a la contracción económica global con una estrategia económica que apunta a un cambio de paradigma: “La doble circulación”: Dinamizar el torrente financiero y económico a lo interno y profundizar los vínculos en el orden externo planetario, con la atracción de la Ruta de la Seda. Esto se resume en menos dependencia de las exportaciones y mayor posicionamiento en los espacios y territorios, de forma directa o por tejidos y vínculos estratégicos como el plan maestro de conectividad con de los países del Sur Este Asiático (ASEAN) sobre América Latina y África.
Estados Unidos con la estrategia de unión ultranacionalista de derecha propiciada por D. Trump y empresarios pretenden la división del mercado de los hidrocarburos en alianza con Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Qatar e Israel. Factores que obligan al resto de los actores a tomar posición y accionar de forma adelantada y estratégica.
Venezuela, conectada de forma directa a los acontecimientos, por una parte debe alinear la políticas OPEP para asumir un mercado de posibles futuras fluctuaciones a la baja y obliga diversificar la producción partiendo de la fabricación de medios de producción y productos terminados; consciente, de que sus materias, no pueden ser cotizadas a precio de regalo, con nadie, tiene que darse un intercambio de conocimiento y transferencia tecnológica, en igualdad de condiciones, para esto: Esquemas sabios y legales «antibloqueo».
Ahora bien: También entran en juego grandes reservorios de agua dulce que afloran y recorren todo el territorio de la nación.
De los grandes reservorios, de los Estados Bolívar y Amazonas, de Occidente y Oriente, de la región centro, desde el lago de Maracaibo y a lo largo de la Cordillera de la costa, hasta el final de los Estados Sucre, Monagas y Delta Amacuro, fronteros con el Mar Caribe, de ahí, que es necesario asegurar la salida de nuestro Río Padre, Orinoco, al Océano Atlántico, alejando toda presunción imperialista, que influye sobre Guyana, en contra de nuestra reclamación, de nuestra Guayana Esquiva.
A esa zona llegan grandes barcos a aprovisionarse de agua dulce del Orinoco.
Amazonas y Bolívar. Bolívar y Amazonas:
Allí están las nacientes, los otros gigantescos acuíferos, la hoya gigantesca del país, las aguas que vienen de las cordilleras andinas de la República de Colombia, de los inconmensurables ríos: Océanos de agua dulce, suficientes para garantizar eternamente la vivencia de los venezolanos.
Hay que prestarle a esto la atención rigurosa de un Estado y una Nación que no perece en su desarrollo.
El eje Apure Orinoco.
El arrastre de materia orgánica: Son fosfatos que hay que detener, que no se vayan al Océano atlántico. Y no se irán, si abrimos grandes presas, a las márgenes del Río Apure, para que se depositen los nutrientes que bajan de las montañas de los Andes. Esos grandes depósitos, los sacamos de esas presas, directo para fertilizar las tierras de los llanos y las tierras que necesitan fertilidad.
Pero además:
El Rio Apure, en época de invierno y en época de verano, sería navegable, con barcos de calado grande, pues las presas, se abrirían y se cerrarían como esclusas, que van arrimando los barcos por un canal de navegación de ruta comercial, al eje Orinoco – Océano Atlántico.
El agua, como negocio. Ahora comienza a cotizarse en las bolsas de valores en perjuicio de los pueblos y en provecho de mafias, que usan el poder de la fuerza para crear el poder de su ley, van a asignar al agua, un valor económico mercantil, que impulsa la competencia por su dominio.
No es la escasez del recurso, es un reparto por el dominio de la materia prima, como tal, le asignan, un valor de cambio dónde solo tendrán acceso los que más tengan para dicho intercambio.
El Chile de ahora. Se enfrenta el pueblo al Estado privatizador del agua.
No es casual que los incendios en el Amazonas brasilero (Matogrooso), desde que Bolsonaro asumió el poder político, han devastado cientos de miles de Km2, donde pueden represar el Rio Amazonas que proviene de las faldas del Nevado Quehuisha (Perú) y finalmente, desemboca en el océano Atlántico igual que nuestro Orinoco.
Debemos actuar con muchísima responsabilidad y sentido común y visión de Estado.
Con una sola política de Estado, que es común a todos y cada uno de los venezolanos eternamente.
Con un cambio de paradigma para asegurar el futuro y transformación de nuestros recursos: Fabricando nuestros medios de producción y productos terminados, para poder hacer frente a tamaño reto de contención que se presenta, ahora con la AGUAFAGIA de las multinacionales que pretenden desnacionalizar y desnaturalizar el bien común.
Fuente: https://barometrolatinoamericano.blogspot.com/2020/12/el-control-sobre-los-recursos-como.html