El rescate de Portugal ha resucitado el peligro de que España precise un rescate financiero para solventar su problema de deuda. Analizamos qué supondría este movimiento y quiénes se beneficiarían del mismo.
«España pedirá el rescate tarde o temprano». Quien pronunció estas palabras a principios de abril fue Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI (2001-2003), que sitúa el rescate en el momento en el que Grecia, Irlanda y Portugal pidan la reestructuración de su deuda porque no podrán pagarla. Rogoff reconoce sin pudor que el problema de deuda pública se ha creado para evitar el colapso del sistema financiero y que lo peor de la crisis de deuda está por llegar. Tampoco se arruga al decir que los mercados volverán a ponerse nerviosos y atacarán a España. Para rematar, Rogoff considera que el problema de los ajustes está en «determinar hasta dónde llegará la tolerancia ciudadana a las estrecheces».
Rogoff no es el único economista que da por hecho el rescate español. Los economistas consultados por DIAGONAL coinciden: es muy posible que España siga el camino de los otros países periféricos (Portugal, Irlanda y Grecia) y termine siendo rescatado. Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y miembro del Consejo Científico de ATTAC España, también ha escrito sobre la posibilidad de que, finalmente, España sea ‘rescatada’. Pero, ¿qué significa exactamente eso? Según Torres López, el rescate es en realidad el de sus acreedores y, en este caso, principalmente de los bancos europeos. El dinero que llega con el rescate se dedica a saldar sus deudas y la que se origina la pagan los ciudadanos en su conjunto.
LOS RESCATES NO SON GRATIS
Juan H. Vigueras, analista crítico de la globalización financiera y los paraísos fiscales, también de Attac, apunta que «en términos económicos, los rescates no son gratis para el país supuestamente rescatado, pero tienen también otra vertiente, que es el sometimiento político de un país al dictado de los mercados financieros, que se resume en ‘menos Estado y más mercado’. Son las viejas recetas que el FMI aplicaba a los países en desarrollo y que ahora se aplican a los países desarrollados endeudados con la crisis global. En el caso de España, se pretende ignorar que quien más debe al exterior son los bancos y las cajas y no el Gobierno», recalca Vigueras.
De este modo, el problema no parece ser la deuda pública, de unos 600.000 millones de euros, casi veinte puntos menos que la media europea. El colosal problema español es la deuda privada, sobre todo la de bancos, empresas y, en menor medida, los hogares. Varios de los economistas entrevistados coinciden en señalar que se está ocultando la enormidad de la deuda privada detrás de la pública. Según Torres López, «Las familias españolas deben aproximadamente un billón de euros a los bancos y las empresas algo más de 1,3 billones. Y, por otro lado, los bancos españoles tienen deudas, tanto con el Banco Central Europeo como con otros bancos del resto del mundo, en una cantidad global muy difícil de cuantificar pero de cuya magnitud da idea el que tengan que amortizar unos 200.000 millones de euros en 2011 y 2012». Torres cita el último informe del Banco Internacional de Pagos, según el cual, «España tiene una deuda de alrededor de un billón de dólares con bancos extranjeros, de la cual un 11% procede del sector público, un 25,7% de los bancos españoles, un 36% de empresas y el resto (26,6%) de operaciones con derivados que implican principalmente a la banca».
El arquitecto y economista Ricardo Vergés también se pregunta por qué, en el caso español, se habla tanto de la deuda pública y tan poco de la privada. Sus estadísticas muestran cómo dos terceras partes de la deuda privada total corresponden al agujero negro inmobiliario. Verges reflexiona del siguiente modo: «Si los españoles deseáramos volver a la situación de 1997, deberíamos devolver préstamos por valor de un billón y medio de euros, más otro billón en intereses, sólo en un crédito privado y en un plazo lo suficientemente breve como para eximir a la generación siguiente». Una de sus obsesiones es la debt slavery o esclavitud de la deuda que conlleva la severidad hipotecaria sobre los hombros de unos particulares a quienes no se les ha dado toda la información y que, «si no lo remediamos, amenaza con encadenar a las generaciones futuras», concluye Vergés.
La brutal deuda española también ha sido objeto de discusión en el Parlamento Europeo. En octubre de 2010 (seis meses después del rescate de Grecia y dos antes del de Irlanda), durante el debate de las conclusiones del Consejo Europeo del gobierno económico, el político británico euroescéptico Nigel Farage sacaba los colores a Van Rompuy en un encendido discurso que se puede ver en YouTube traducido al castellano. Farage dijo literalmente: «Parecen estar contentos de destruir la democracia, o que millones de personas estén desempleadas y en la pobreza. Pero no funcionará». Farage aludió al rescate de España que, en su opinión, «será siete veces el de Irlanda». En ese momento, continúa Farage, «todo el dinero para rescates se habrá ido, ya no habrá más. Pero es más serio que sólo economía. Si robas a la gente su identidad y su democracia, sólo queda nacionalismo y violencia».
¿HAN MEJORADO LOS PAÍSES RESCATADOS?
Para Juan H. Vigueras, no: «Grecia, Irlanda o Portugal son ya países más injustos, más empobrecidos y con mayor desigualdad social que lo eran antes de los rescates. Y cuando se anuncien mejoras, estas serán para la minoría favorecida por este modelo económico impuesto que esconde las desigualdades detrás de las cifras macroeconómicas. Jérôme Duval, miembro de Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CATDM), respondió a DIAGONAL de camino a Grecia, donde ha tenido lugar a primeros de mayo una cita internacional de movimientos sociales para analizar y debatir los problemas de la deuda en Europa. En su opinión, «Grecia, un año después de su rescate, no mejora, sino que empeora cada vez más. La deuda aumentó mucho, por culpa de los intereses. Cada año, el Estado envía una suma enorme de su presupuesto al reembolso de la deuda en vez de dedicarlo a la educación o la salud».
ALGUNAS CIFRAS CLAVES
17.500 millones de la reserva de las pensiones irlandesas se usaron para el rescate de bancos.
600.000 millones de euros, es la deuda pública española, lo que supone un 60% del PIB.
60.000 millones es la deuda estimada de los bancos españoles con el Banco Central Europeo.
-10,6% La banca española vio cómo se reducían sus beneficios un 10,6% en 2010. Los bancos ganaron 14.000 millones de euros el año pasado.
82% de las empresas del Ibex-35 operan en paraísos fiscales. En los últimos tres años ha aumentado en un 18% las empresas que operan en centros offshore.
¿ES POSIBLE UN RESCATE A LA ISLANDESA?
«¿Cuántas veces los islandeses tienen que decir ‘no’ al reembolso de una deuda ilegítima? El pueblo islandés se ha negado por segunda vez por referéndum a pagar por asumir los errores de quienes han llevado a su país al abismo. ¿Será suficiente?», se pregunta Jérôme Duval. Desde el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CATDM), se apuesta por la suspensión del pago de la deuda pública sin intereses de demora de un país o frente de países. Para Jerérôme Duval, del CATDM, el nivel de movilización española «no está a la altura del ataque neoliberal». El economista Enrique González Quijano recalca que «la ciudadanía no debe asumir los compromisos financieros adquiridos por entidades privadas de manera irresponsable». Para Juan H. Vigueras, del consejo científico de Attac, «la reactivación pasa también por imponer la ética de la honradez y el trabajo bien hecho comenzando por quienes tienen responsabilidades públicas». Vigueras cree que en la UE la amplia mayoría neoconservadora ha impuesto la salida neoliberal: «Es decir, que sean las fuerzas del mercado las que arreglen los problemas económicos y financieros». En el caso de las cajas de ahorro españolas, sigue Vigueras, «el Gobierno debería exigir legalmente responsabilidades a los directivos por las inversiones no rentables realizadas con dinero del pequeño ahorro y por la corrupción enmascarada en algunos negocios inmobiliarios». En opinión de este economista, «la salida a la islandesa ha supuesto la recuperación de la democracia afirmando la voluntad de la ciudadanía frente a la arbitrariedad del poder público siempre influido por los grandes bancos y el consenso neoliberal del entorno internacional».
http://www.diagonalperiodico.net/La-refinanciacion-de-los-rescates.html