Los trágicos sucesos ocurridos recientemente, relacionados al contagio masivo de COVID-19 han demostrado lo lejos que está la humanidad de prevenir una pandemia mundial en los albores del siglo XXI. Esta emergencia sanitaria global ha traído fuertes consecuencias sobre la economía mundial, tales como la inevitable desaceleración de la actividad económica, y la caída en los precios de los activos financieros que se comercian en las principales bolsas de valores. Sin embargo, la posibilidad de una nueva crisis económica ya podía anticiparse con anterioridad, frente a las bajas tasas de crecimiento de las economías avanzadas y la guerra comercial entre China y los Estados Unidos. Por tanto, no es nada sorprendente que ante la pandemia global de COVID-19, tanto la OECD como el FMI anunciaran que el crecimiento mundial de este año será menor al presentado en 2019.
Bajo estas condiciones, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió reducir su tasa de interés, al mismo tiempo que el FMI y el Banco Mundial pusieran a disposición de las economías subdesarrolladas un financiamiento de emergencia de aproximadamente 50 mil millones de dólares. Sin embargo, Roberts (2020a) anticipa que estas medidas más que prevenir una crisis, serán usadas para rescatar las bolsas de valores con más capital ficticio.
La noción de capital ficticio es comúnmente utilizada por los autores marxistas contemporáneos para explicar la naturaleza del valor de los activos financieros. Por ejemplo, cuando un crédito hipotecario se agrupa con otros activos y se comercia con un tercero, el valor de este puede ser mayor al préstamo concedido originalmente. Por tanto, la inflación del precio de los activos financieros es considerada como capital ficticio porque representa un valor que aún no se ha generado en la esfera de producción.
Siguiendo a Žižek (2018), las especulaciones financieras se desarrollan antes del proceso de valorización del capital, por lo que al adquirir un crédito o invertir en un activo financiero no necesariamente se usa ese dinero para expandir la producción, por tanto los agentes financieros obtienen ganancias sin participar en el proceso de creación de valor.
Bajo estas circunstancias, los estudios relacionados a la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Karl Marx (2004, [1867]) han ganado importancia durante los últimos años. De acuerdo con este abordaje, algunos autores aseguran que esta ley es la causante de las crisis económicas contemporáneas. Además, el mismo Marx creía que esta ley era la más importante dentro de la economía política.
La ley de la tendencia decreciente de la ganancia sugiere que las crisis económicas forman parte de la esencia del capitalismo. De acuerdo con Carchedi y Roberts (2018), esta ley revela una de las principales contradicciones del modo de producción capitalista. Si bien es cierto que el progreso técnico es fundamental para el desarrollo productivo, al incrementar la productividad se sustituye una parte de la fuerza de trabajo por medios de producción y, por consiguiente, disminuye el valor agregado de la mercancía. Por tanto, la generación de un menor plusvalor origina una caída en las ganancias que eventualmente terminará en una crisis.
Bajo estas condiciones, algunos autores marxistas como Roberts (2020a) y Dillow (2020) aseguran que la pandemia del COVID-19 no es la principal causa de la cada vez más próxima crisis capitalista, sino un componente adicional a este suceso. En este contexto, el verdadero origen del estancamiento mundial es la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. En otras palabras, es comúnmente aceptado que debe haber una relación entre el rendimiento de los activos financieros y el plusvalor creado en la producción; por consiguiente, la caída en el precio de los activos no es más que un reflejo de la disminución de las ganancias en el sector real.
No obstante, es probable que las autoridades financieras globales, así como los economistas más apegados a la teoría neoclásica señalen que el COVID-19 es un fenómeno tipo cisne negro, es decir, un shock inesperado que desencadenará la próxima crisis global (Roberts, 2020b). Esta misma asunción fue establecida como la explicación dominante de la crisis financiera de 2007-2008. Sin embargo, la noción del cisne negro es inválida en ambos casos. Por un lado, la crisis financiera de 2007-2008 fue resultado de la expansión sin precedentes del capital ficticio, así como de las prácticas de desregulación financiera que configuran el fenómeno de financiarización. Por otro lado, como se mencionó con anterioridad, la próxima crisis global ya se avecinaba antes de la pandemia del COVID-19, como resultado de la desaceleración económica de las economías avanzadas, así como por las vulnerabilidades financieras que no fueron resueltas después de la crisis de 2007-2008.
Siguiendo a Guillén (2020), la llamada crisis financiera del coronavirus no es más que una nueva fase de la crisis del sistema capitalista global. Por tanto, responsabilizar a la pandemia del COVID-19 de la próxima crisis es una cortina de humo impulsada por la oligarquía financiera mediante su influencia en los medios de comunicación, para encubrir el verdadero origen de la crisis relacionado con el agotamiento del sistema capitalista.
La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, así como la noción de capital ficticio nos permiten identificar los verdaderos orígenes de la próxima crisis global, misma que podría ser aún más severa que la presentada en 2007-2008. Hoy más que nunca es necesario desafiar a la teoría económica convencional y a la idea de que el COVID-19 será el causante de la próxima recesión, para poder proporcionar un diagnóstico más certero sobre la economía global e informar a la población sobre los fenómenos financieros que se avecinan en el futuro.
Referencias:
Carchedi, Guglielmo; Roberts, Michael (2018), A Global Analysis of Marx’s Law of Profitability. Haymarket Books, Chicago.
Dillow, Chris (2020), “On capitalist stagnation”, en Stumbling and Mumbling. An extremist, not a fanatic, 4 de marzo. Disponible en: https://stumblingandmumbling.typepad.com/stumbling_and_mumbling/2020/03/on-capitalist-stagnation.html
Guillén, Arturo (2020), “¡No es el coronavirus, estúpido! Es una nueva fase de la crisis del capital”, en Boletín Nuestra América XXI. Desafíos y alternativas, No. 42. Disponible en: https://www.clacso.org/42-boletin-nuestra-america-xxi-desafios-y-alternativas/
Marx, Karl 1867 (2004), El capital. Siglo XXI, México.
Roberts, Michael (2020a), “Coronavirus, deuda y recesión”, en Sin Permiso. República y Socialismo, también para el Siglo XXI, 7 de marzo. Disponible en: http://www.sinpermiso.info/textos/coronavirus-deuda-y-recesion
Roberts, Michael (2020b), “La próxima recesión: ¿la culpa del coronavirus?”, en Sin Permiso. República y Socialismo, también para el Siglo XXI, 20 de marzo. Disponible en: https://www.sinpermiso.info/textos/la-proxima-recesion-la-culpa-es-del-coronavirus
Žižek, Slavoj (2018), La vigencia de El manifiesto comunista. Anagrama, Barcelona.
Giovanni Villavicencio. Economista por la UNAM.